miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mi inspirción

solo hice est entrda para la chica sumamente especial en mi vida la chica que la cambio yo no la conocia ni nada un dia vi en disney q decia Hannah Montana y digue que es eso y mi hermano me digo que eres una nueva serie que estaba divertida y paso un tiempito me llamo la at3ncion hasta que la vi y hay empezo mi fanatismo por hannah pero m empece a enterezar esa chica llamadaa Miley Cyrus y d hay empezo mi fntismo obsecion pero ahora x ella misma, cambio de gusto rapidamente pero ella se a mantenido xq me enseña muchas cosas x su musica peliculas sus palabras de apoyo que nos ofrece hace 4 años que digo con orgullo que soy SMILER y lo are x el resto de mis dias y para que nunca lo olvido pienso tatuarme su nombre para llevarla conmigo muchos diras ests traumada es exageracion mi familia lo dice pero alfinal me apoyan.

Ella es una chica que lucha cada dia contra su haters los malos comentarios x cometer errores que cualkier adolecente los puede cometer si me preocupa que llege a hacer algo malo xq la kiero demaciado y no kiero que sufra ruego xq siempre sonria y no la terminen lastimando ella es mi chica especial que siempre kerre.

FELIZ CUMPLE MI DIOSA CYRUS

                        

viernes, 11 de noviembre de 2011

Fin de maraton. GRACIAS

Hola pues chicas le dege un mega ultra maraton finalice las novelas digue q tenia aki a diciembre para subirles pero surguio algo me voy a vivir en otro lado prendere este viaje extrañare a mi familia y amigos ya que me ire sola  no se x cuanto tiempo me ire regresare en diciembre pero alomegor solo mengo y me vuelvo a ir depende si me adapto y me kiero volver a ir Estoy nerviosa ya que no e estado sin mi familia siin mi mami :( en fin me encanto trataralas subirles estas noves y otras cositas sobre esta maravillosa pareja que me obseciono encerio los adoro pero si son felices con otros nimodos primero su felicidad no?

A mis sis hermosas fue un placer conocerlas fueron tan lindas conmigo me consegaron me hicieron reir ehh saris la lokis mayor mas en las videochats les tome cariño como no tienen ideas.

Bueno por primera vez dare "premios"
a sofy q me dio unos y x sus historias tan lindas y signficatibas
a Saris x sus historias y x ser simplemente ella haha.
a katty hay nenis tus noves me traumaron como no tienes idea y lo siguen haciendo como las necesitare e igual x ser tu misma.



Y este a mis seguidoras de otros bloguers y lectoras.


creo que me salieron monos las imagenes me gustaron

EL Maraton inicio dsd "IT IS ANOTHER" cap 16 
Hasta "Deuda de amor" cap 34
GRACIAS

jueves, 10 de noviembre de 2011

Una deuda de Amor cap- 34

Y también estaba el estanque que había hecho construir para los pececitos.
Lo único que la preocupaba era que no la hubiese ayudado a encontrar a Demi. ¿Sería porque realmente no la podía soportar o porque algo había sucedido entre ellos que le trataba de ocultar?
Ésa era la única nube en su futuro, porque Nick se comportaba como un marido verdadero, hablando del bebé como si ya hubiese nacido. La semana siguiente venía Jasper y harían una recepción para quinientas personas.
Llamó a Liam a media mañana para contarle lo de la boda e invitarlo. Reaccionó con sorpresa e insistió en verla. Miley pensaba que ni se molestaría en hacerlo.
Y luego, al mediodía, el mundo se le vino abajo. Bruce Gregory llamó para preguntarle dónde comía Nick.
-Mencionó una reunión diplomática -dijo Miley sorprendida.
-No. Canceló para reunirse con tu hermana, y debe tener el móvil apagado. Es por un tema urgente.
-No sé dónde han ido -dijo Miley, cuando logró recobrar la voz.
Bruce cortó, dejándola totalmente apabullada. ¿Nick tenía una aventura con Demi? ¿Era tan tonta que no se había dado cuenta? ¿Y entonces, por qué la llevaba a la cama temprano todas las noches?
Media hora más tarde, Fisher abría la puerta del salón.
-La señorita Sinclair, señora -anunció.
Y antes de que Miley pudiera recuperar el aliento, entró Demi llorosa y casi histérica.
-¡He hecho algo horrible y me vas a odiar, pero eres la única que puede ayudarme! -exclamó, antes de que Fisher cerrara la puerta-. He metido la pata. Intenté chantajear a Nick -Demi se pasó una mano por la melena -. ¿Cómo te has casado con un tipo tan odioso, Miley?
Miley se desplomó en una silla.
-Te acostaste con Nick -dijo, como si le hubiera dado una bofetada.
-¿Acostarme? ¡Ni loca! -lloriqueó Demi-. Me arrojé en sus brazos aquella mañana en la costa, pero no quiso saber nada conmigo. ¡No lo dudó en lo más mínimo!
Miley sintió pena por su hermana y la abrazó, haciéndola sentar en al sofá, palmeándola en el hombro para tranquilizarla.
-Te comprendo -dijo, porque sabía lo que ello significaba para su hermana, acostumbrada a que los hombres cayeran a sus pies como moscas.
-¡Me dijo que era una harpía, que ni merecía lamerte los zapatos, el desgraciado!
-¿Qué hiciste para chantajearlo?
-Lo llamé de repente esta mañana y le dije que se arrepentiría si no se reunía conmigo hoy-reveló su hermana temblorosa-. Y cuando apareció lo amenacé con decirle a Jasper que vuestro matrimonio era un fiasco.
Miley se puso pálida.
-Dios mío...
-Era la forma de vengarme -susurró su hermana avergonzada-. ¡No lo habría hecho nunca, pero sentía que si le sacaba un poco de dinero me sentiría mejor después de la forma en que me humilló!
-No creo que lo hiciera por humillarte, Demi.
-¡Fue muy humillante cuando se rió de mi amenaza y me dijo que estabas embarazada!-protestó Demi, rompiendo un pañuelo de papel entre sus dedos-. ¡Y luego se enfadó y me dijo que pagaría con tal de que te dejara en paz, y entonces me sentí todavía peor!
Haciendo un esfuerzo por no sonreír, Miley trató de calmar a su alterada hermana. Entonces Demi se desahogó y le contó sus verdaderos problemas. Ya no la llamaban para trabajos porque estaba haciéndose mayor y en Los Angeles nadie había mostrado ningún interés en su carrera como actriz.
-¡Y además me dijo que vendría y te lo contaría todo! -continuó Demi-. Así que me vine volando, porque no podría soportar perderte. Siempre he contado contigo -murmuró Demi-. A nadie más le intereso.
En ese instante la puerta se abrió de golpe y Nick dio un paso para entrar, pero Miley se puso de pie.
-Te agradezco que hayas encontrado a Demi, Nick -le dijo con una sonrisa decidida-. Ahora que me lo ha contado todo estamos haciendo las paces.
Nick retrocedió con desgana y Miley calmó a Demi y la acompañó a un taxi.
Al volver, Nick la esperaba.
-Tendría que haberte dicho lo de Demi desde el principio -dijo-. En cuanto la mencionaste, la noche en que me contaste la verdad de sus deudas, me di cuenta. Tiene una reputación...
Miley le lanzó una azul mirada de reproche y fue como si a un volcán le pusieran una tapa para evitar que destruyera su entorno
-Conozco a mi hermana, Nick. No necesitas protegerme de ella -suspiró compasiva-. Está acostumbrada a usar su belleza para conseguir lo que quiere y necesitará mucho apoyo para hacer algunos cambios...
-¡Accidenti! ¿Piensas que va a cambiar?
-De la noche a la mañana, no, pero tendrá que hacerlo. No tiene otra opción -dijo con tranquila confianza-. No puede seguir vistiéndose como si tuviera quince años. Y no te preocupes -añadió para tranquilizarlo-, no querrá venir mientras estés aquí. No le gustas en absoluto.
Boquiabierto por sus sabias conclusiones, Nick la vio subir las escaleras.
-¿Dónde vas?
-A tomar una copa con Liam. Dijiste que no había problema.
Nick apretó los puños en los bolsillos de su elegante pantalón.
-Mentí. Me da miedo que lo veas y te des cuenta de que lo quieres con locura.
Oírlo admitir que estaba celoso le causó mucha ternura.
-Lo cancelaré entonces, no te preocupes -murmuró dulcemente-. Hace semanas que me he dado cuenta de que te amo con locura a ti.
Se lo dijo porque pensó que se merecía saberlo. Mientras subía a la habitación para llamar y cancelar su cita, Miley se preguntó si se arrepentiría luego de habérselo dicho. Cada vez le costaba más esconder sus emociones.
Nick la siguió a la habitación.
-Dices que me amas... -dijo-. ¿Quiere decir que me tienes cariño, o que me quieres tanto como lo querías a Liam?
Miley sintió que su corazón rebosaba de amor al oírlo. Era tan vulnerable. Lo miró con ternura irrepresible en los ojos.
-Con Liam fue sólo el capricho de creer que estaba enamorada. No era ni la enésima parte de lo que siento por ti.
Nick la tomó de las manos y la acercó a él.
-He estado rezando por oír eso desde la noche en que Jasper enfermó.
A Miley se le abrieron los ojos como platos, pendiente de cada una de sus palabras.
-¿Desde entonces?
-Cuando te vi en la puerta de la habitación, me di cuenta. Estaba enamorado de ti y no quería dejarte ir por si te me escapabas -confesó Nick mientras el color se le subía a las mejillas-. A la mañana siguiente me sentía genial, hasta que me dijiste que había sido un error y en el único que podías pensar era en Liam.
Nick la amaba. Miley le enmarcó la cara con las manos.
-Pensé que eso era lo que querías oír en ese momento. Perdóname. Si hubiese sabido cómo te sentías, nunca te lo habría dicho.
Más tarde, no recordaba cómo habían llegado a la cama, ni cómo sus ropas habían desaparecido. Y después de hacer el amor con salvaje pasión, seguros en el amor que los unía, lograron volver a hablar.
-Cuando fuimos a comer con Jasper y anunció sus planes de boda, sentí que era mi oportunidad, porque pensaba que seguías enamorada de Liam -explicó Nick, con los ojos llenos de amor-. Si lograba ponerte un anillo en el dedo, tendría la posibilidad de ganarme tu amor.
-¿Te querías casar conmigo? -se asombró Miley, recordando la sinceridad con que la había persuadido que se casara con él.
-¡Mamma mia! Si no lo hubiese querido, habría encontrado mil razones para convencerlo, empezando porque te merecías la alegría de organizar una boda como Dios manda.
-Pero tuve una boda como Dios manda -le aseguró Miley-. Y una luna de miel genial. Pero... ¿por qué insististe que llamara a Liam en nuestra noche de bodas?
-Estabas tan triste después de recibir esa estúpida carta que te mandó, que me diste pena. Me sentí culpable de negarte el contacto con él.
A Miley se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Oh, Nick, si me querías realmente fue muy generoso de tu parte.
-¡Fue un impulso estúpido! -la contradijo Nick- Cuando te oí tan cariñosa tranquilizándolo por teléfono, di un puñetazo a la pared y me clavé el abrelatas.
-¡Ay, Dios! -le tembló la voz a Miley, que intentaba controlar la risa- ¡Tu pobre mano!
-Me carcomían los celos.
Finalmente lo admitía. Le dio un beso en el dedo como recompensa.
-Aunque nunca me creí que me estabas usando sólo por el sexo, amore mio -informó Nick, apretándola contra él y mirándola posesivo.
-No. Ya sabía que me había enamorado de ti, pero no quería que te asustaras y alejaras de mí. Y terminé haciéndolo en Granada -se lamentó Miley.
-Me disgusté tanto, que tuve que alejarme para poner en orden mis ideas. Y a la mañana siguiente vino Demi...
-Ya sé, olvídalo -lo instó Miley.
-Volvía a la clínica con el anillo de rubíes porque me habías dicho que significaba amor apasionado para declararte mi amor... ¿qué te pasa?
-Ahora entiendo todo -suspiró Miley-. Viste la cuenta del hotel y te enteraste de que había llamado a Liam...
-Fue como si me hubiesen retirado el suelo bajo los pies, y no me atreví a hacerlo. Pero cuando llegué a Londres ya me había tranquilizado e hice todo lo posible por mantener abierta la comunicación entre nosotros. También intenté poner a Spike de mi lado...
-¿Así que el bebé fue una buena noticia?
-¡La mejor del mundo! -exclamó Nick estrechándola entre sus brazos hasta hacerla perder el aliento.

FIN 

Una deuda de Amor cap- 33

-¿Estás celoso? ¿Celoso de Liam?
-¡No seas ridícula! -se ruborizó Nick ofendido.
-Perdona -se disculpó Miley, considerando innecesario decirle que Liam sólo era una amigo.
Nick se le acercó y, poniéndole las manos en los delgados hombros, la guió hasta el sofá.
-Lo único que digo es que en este matrimonio sólo hay sitio para dos. Tú y yo.
-¿Y Demi? La fuiste a ver la noche en que me dejaste en el hotel.
-No. No la fui a ver. Me topé con ella. Mejor dicho, ella se topó conmigo a la mañana siguiente. Yo me quedé en otro de mis apartamentos. Demi vio la limusina la mañana siguiente, se invitó a desayunar conmigo y me pidió que la trajese a Londres. No podía decir que no.
Aunque Miley quería creerlo, se daba cuenta de que si Nick hablaba de continuar casados, sería tonto de su parte ahora confesar su atracción por su hermanastra y crear una fricción entre ellas. Pero no acababa de comprenderlo. Nick había aparecido con un fabuloso anillo de rubíes en la clínica, una especie de regalo de despedida. Demi estaba rara, como si algo hubiese sucedido entre los dos.
-Creaste un problema. Nunca le tendrías que haber dicho a Demi que nuestro matrimonio no iba en serio.
Miley pensó en su hermana. Sabía que tendría que hablar con ella para poder aclarar esas estúpidas sospechas. En cuanto decidió hacerlo, se sintió libre de poder apreciar la felicidad que la embargaba. Pero si no hubiese sido por el bebé, quizás Nick nunca...
-No estoy segura de que puedas aguantar estar casado conmigo años y años.
-¿Por qué no? -preguntó Nick envarándose.
-Te aburres fácilmente -la duda se reflejó en los ojos azules.
-¿Cómo crees que me puedo aburrir contigo si no sé con qué vas a salir en cada instante?
Fisher golpeó la puerta para anunciar una llamada urgente.
Sabiendo que podía llevarle horas, Miley subió a la habitación despacio. Luego entró y cerró la puerta con suavidad, para dar un infantil salto en la cama y botar en el colchón de muelles mientras golpeaba las almohadas.
-¡Sí... sí... sí! -gritó.
La puerta que conectaba con la salita estaba entreabierta y se abrió suavemente para dar paso a Nick, con el teléfono móvil en una mano y una sonrisa maliciosa en la boca.
-Conque algo de bueno tendré, cara mía -dijo, con voz sensual-. Cuando estábamos abajo no parecías nada entusiasmada en seguir casada conmigo, pero mira tú por dónde, te encuentro celebrando aquí solita.
-Yo... yo -Miley se había quedado petrificada. Nick dejó el teléfono y comenzó a desvestirse con parsimonia, haciéndola enrojecer.
-Sí, ahora ya sabes cuándo te deseo -canturreó Nick satisfecho.
Se acercó a ella con una sonrisa radiante que le soltó el corazón de sus amarras. Parecía tan feliz, más todavía que en la isla.
Lo primero que hizo fue abrazarse a él, apretándose contra su pecho mientras la tensión se evaporaba en el círculo de sus brazos.
-Te he echado de menos... -gimió Nick y la besó hambriento.

-Así que quiero ver a Liam por última vez -concluyó Miley en el denso silencio. Había pasado una semana maravillosa desde su llegada a Londres y era la primera vez que no estaban de acuerdo.
-No -dijo Nick secamente.
-Sólo para explicarle que me he casado y por eso no me he puesto en contacto con él -repitió Miley.
-No quiero que lo veas. Me parece que es perfectamente razonable.
-Pues a mí no. No me parece razonable en absoluto –dijo Miley apenada-. Y tampoco creo que te tenga que pedir permiso.
-Eres mi esposa -dijo Nick con frialdad, como un tirano-. Te tendría que importar lo que pienso.
-Si hubiera sido mi novio, todavía. Comprendería que estuvieras celoso. Pero aunque en algún momento haya creído que estaba enamorada de él, lo superé hace tiempo -comentó Miley con estudiada parsimonia.
El silencio volvió a reinar, denso y palpitante.
-Vale -Nick arrojó el Financial Times sobre la mesa de desayuno y se puso de pie-. Puedes verlo en un sitio público durante una hora.
-Lo llamaré hoy -dijo Miley, volviendo a su café y su libro con un aura de total tranquilidad.
-¿Por qué no lo llamas la semana que viene, cuando Jasper esté aquí? -sugirió, indeciso al lado de la puerta.
-No. No quiero esperar tanto -dijo Miley mirándolo y esbozando una alegre sonrisa-. ¿Vendrás a comer?
La tormentosa expresión de su rostro se evaporó por arte de magia.
-Me encantaría, pero comer en casa me agota.
Miley se ruborizó.
-Tengo una reunión diplomática muy aburrida hoy -dijo, todavía en la puerta mientras Miley se enfrascaba de nuevo en su libro-. Preferiría estar contigo.
En la cama, pensó Miley. Típico. Pero aunque se habían atraído sexualmente al principio, estaba resultando maravilloso en otros aspectos también.
Fisher le había contado cómo se había ganado el asustado corazoncito de Spike. Huesos, juguetes, bombones de chocolate... frente a los ojos del atónito mayordomo, Nick había utilizado todos los trucos posibles para sacarlo de sus escondites. La emocionaba muchísimo que un hombre que jamás había tenido un animal hiciera semejante esfuerzo. Recompensado, desde luego, porque Spike lo adoraba. 

Una deuda de Amor cap- 32

Miley durmió hasta las siete y se levantó para darse una ducha mientras pensaba en Nick. ¡Qué amable había sido con ella! Pero claro, era un hombre sofisticado y culto. No iba a reaccionar como un adolescente atemorizado tratando de huir de sus responsabilidades.
Fisher le avisó desde la puerta que la cena se servía a las ocho. Se puso un elegante vestido negro sin mangas que ya había usado en la isla, pero el embarazo le daba una plenitud a sus senos que se notaba ya.
Al llegar al comedor, vio que Fisher se había esforzado en crear un ambiente apropiado, con candelabros de plata y elegante vajilla. Pobre Fisher. No tenía ni idea de qué poco apropiado resultaba.
Nick se unió a ella en la puerta. Alto y elegante, la hizo sentirse consciente de su propia femineidad.
-¿Podrás tolerar las velas por una noche? -le preguntó con suavidad.
Miley se ruborizó.
-Estuve terrible esa noche, ¿no? -gimió-. Acababa de enterarme de que estaba embarazada...
-¿Ya lo sabías? -interrumpió Nick sorprendido.
Miley asintió.
-No me extraña que estuvieses consternada -dijo, ayudándola con la silla.
Después de una comida deliciosa, fueron al salón a tomar el café, y la tensión se hizo presa de ella nuevamente.
-¿Podemos terminar la conversación? -preguntó, levantándose y caminando por la habitación -¡No entiendo cómo puedes charlar como si no pasara nada!
-Muy sencillo. La respuesta es que no pasa nada. Quiero a ese bebé -respondió Nick con total calma.
-Pero fue un accidente...
-No. Y no vuelvas nunca a decirlo -dijo, controlando una sonrisa-. Los bebés crecen y se convierten en adolescentes a quienes no les gusta enterarse de que son el resultado en un fallo, si lo sabré yo.
Miley se ruborizó y se sentó un instante, para volver a caminar.
-Ya lo sé, pero...
-No me puedo creer que quieras un aborto.
-Yo no, pero creía que tú sí.
-Ni se me ocurriría. Mi padre quiso privarme del derecho de nacer -le recordó con irónico disgusto-. Jamás lo haría con mi propio hijo. No sólo lo quiero, sino que también estoy decidido a ser un buen padre desde el principio.
Miley se quedó sin aliento al escucharlo. Nunca soñó que lo aceptaría de tal modo.
-Será un poco difícil cuando nos separemos... divorciemos, quiero decir -señaló incómoda.
-Me temo que aquí tendrás que ser muy valiente y sacrificada, cara mía -la observó, con un relámpago de expectación en los negros ojos.
-No te comprendo.
-Ha llegado el momento de decirte adiós a Liam.
-¿Liam! -Miley se sorprendió de que Liam apareciese en los momentos más insólitos.
-Si ambos queremos lo mejor para nuestro hijo, ni siquiera pensaremos en un divorcio en este momento -afirmó Nick convencido, observándola dar pequeños círculos en el centro de la habitación.
-Pero... -dijo Miley, totalmente desconcertada por la noticia y borracha de alegría con sólo pensarlo.
-Así que seguimos juntos -afiimó Nick tenso-. Pero Liam se queda fuera. Tendrás que aceptarlo.
-Pero Liam es sólo un amigo...
-Te pasaste una hora y cuarenta y cinco minutos hablando por teléfono a Nueva York desde Granada. Me parece que hubo un exceso de amistad de una hora y media.
-¿Tanto? -dijo Miley, tropezando con la chimenea y agarrándose para enderezarse- ¿Y tú cómo lo sabes?
-Pagué la cuenta del hotel antes de ir a la clínica.
Estaba obsesionado con Liam. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? ¡Estaba furioso porque había hablado con él! 

Una deuda de Amor cap- 31

-¿Problemas?
-Regalos de boda, invitaciones que nos han mandado a los dos...
Nick cerró la puerta y se apoyó contra ella cuadrando los hombros.
-Venga, dame esa terrible noticia. No me tengas en ascuas más.
Miley lo miró trágicamente, cansada de tantas emociones, del viaje y la presión de las últimas semanas.
-Ojalá no hubiera sido tan tonta de permitir que pensaras lo que pensaste. Sabes, ni siquiera estaba tomando la píldora -admitió nerviosa, y esperó que Nick sacara la conclusión lógica.
Nick la miró intensamente.
-¿Qué tiene eso que ver...?
      Miley se sintió desfallecer y se tambaleó ligeramente.
-¡Te has puesto pálida! -exclamó Nick dando un paso adelante y sujetándola con cuidado para hacerla sentarse en el sofá.
-Estoy embarazada -dijo Miley sin expresión, mientras él se ponía a su lado.
-Embarazada -repitió, como si nunca hubiese oído la palabra antes.
-La noche en que Jasper tuvo el infarto -le recordó Miley en un susurro, esperando su reacción.
-Estás embarazada -los ojos de Nick relucieron -. De repente me siento casi mareado -dijo tembloroso-. Tienes a mi bebé ahí dentro.
-Después de una noche solamente -suspiró Miley, mirándose las manos entrelazadas en el regazo. Nick le separó las manos para entrelazarle las suyas.
-Dio ... sólo esa vez, cara mia -dijo con un tono muy extraño.
-Estás disgustado. No te culpo. Todas las otras veces tomaste precauciones... -se quedó callada con evidente vergüenza.
-Está claro que el destino ha intervenido aquí -con una alegría que sólo podía ser para que ella no se sintiera ofendida, pensó Miley-. Está claro que no estás mirando el lado positivo. Al fin y al cabo, estamos casados, aunque nadie lo diría, al ver que no llevas anillos -reclamó, suave como la seda.
-Me los quité en cuanto me despedí de Jasper. Pensé que nuestro matrimonio tenía que permanecer en secreto -explicó, perpleja ante el giro que había dado la conversación y esperando que en cualquier momento explotara.
Nick se levantó de un salto y la tomó de los brazos.
-Estás cansada, tienes que acostarte.
-Tenemos que hablar de esto ahora.
-Cuando estés más cómoda.
La llevó arriba, a su dormitorio y la hizo sentarse en la magnífica cama con dosel.
-No has dicho nada de lo que pensaba que dirías. Tienes un autocontrol impresionante -dijo Miley tristemente.
-Perdón por decírtelo, pero tu mente funciona tan distinto de la mía que no me comprendes demasiado -declaró Nick apesadumbrado, mientras le quitaba los zapatos y la chaqueta.
-Dime lo que tengas que decir -insistió Miley con ansiedad.
-Después de que duermas una siesta, cara. Casi te desmayas abajo y todavía estás muy pálida. Hay mucho tiempo para hablar.
Miley hundió la cara en la almohada.
-Deja de ser tan bueno conmigo -le dijo con voz dolida-. Me haces sentir peor. Sé lo que sientes, lo que pasa es que escondes tus sentimientos mejor que yo.
Nick le acarició el pelo.
-A dormir -murmuró con ternura-. Si te sirve de consuelo, yo también pensaba que te leía como un libro abierto, y luego descubrí que en tu forma de pensar no existe la lógica. Es una cuestión de impulsos, de reacciones momentáneas...
-No es verdad -murmuró ella, encantada de tenerlo y demasiado exhausta para despreciarse por ser tan débil. Mejor era disfrutarlo, pensó. No lo tendría por mucho tiempo. 

Una deuda de Amor cap- 30

Pero también se daba cuenta de que no podía hundirse. Estaba embarazada. No tenía dinero. No tenía trabajo. Por orgullo, le hubiera gustado desaparecer de la vida de Nick con una sonrisa, pero, dadas las circunstancias, no tenía más que una opción. Decirle a Nick lo del bebé.
Miley siguió al chófer hasta la limusina con el corazón oprimido. No esperaba tener que enfrentarse a Nick hasta la noche, así que cuando la puerta del coche se abrió y Nick se bajó con su gracia natural, se quedó petrificada, incapaz de hace otra cosa que mirarlo.
¿Por qué tenía que estar siempre tan guapo y elegante? Ella ni se había maquillado, llevaba el pelo con sus rizos naturales y se había puesto lo primero que encontró en el armario.
-Te hubiera recibido en el avión, pero a Spike no le gusta quedarse solo en el coche.
Un gemido agónico surgió del coche y Nick se inclinó para sacar a Spike, que sacudía las cortas patitas en el aire y la miraba con adoración, loco de contento.
Lo única reacción que Miley tuvo fue abalanzarse a agarrarlo y meterse en la limusina para pasar los siguientes minutos tratando de calmar con mimos la excitada bienvenida. Cuando consiguió tranquilizarlo, la limusina se hallaba lejos del aeropuerto.
-No puedo creer que se haya venido contigo -dijo por fin, mirando como el animalito se instalaba entre los dos, como queriendo tocarlos a la vez. Se alegró de haber tenido esa distracción esos primeros momentos-. ¡Es increíble! ¡No te tiene nada de miedo!
Como si la entendiese, Spike le dio un lametazo en la mano y se estiró apoyándose en Nick para mirarlo con ojos de adoración.
-Es muy cariñoso -dijo Nick, acariciándole las hirsutas orejas. El perrillo se entregó a la caricia con feliz abandono.
-Nunca pensé... quiero decir que los hombres lo aterrorizaban. Obviamente, tienes algo especial -dijo Miley, mordiéndose el labio con ansiedad-. Lo que pasa es que ahora... se pondrá muy triste si te pierde.
-Sí, creo que sería un trauma terrible -reflexionó Nick-. Tendrás que separarlo de mí poco a poco.
-Por supuesto.
-Me parece que será mejor que no te vayas de casa pronto -suspiró Nick.
Miley miró al animal con los ojos llenos de perplejidad.
-Supongo que no...
Nick se echó para atrás en el asiento. Una leve sonrisa le suavizó la tensa línea de la boca.
-Tengo que confesar que lo he malcriado.
-Lo necesitaba.
Reinó el silencio. Miley siguió mirando al perrito como si su vida dependiera de ello. Había sido fantástico para romper el hielo, pensó, emocionada porque Nick fuese tan cariñoso con el animalito. Pero Spike no iba a servir de mucho una vez que ella dijera lo que tenía que decir.
-Cuando lleguemos a casa -dijo, pensando que Nick se merecía estar preparado para lo que se avecinaba-, tengo que confesarte algo que no te va a hacer muy feliz... En realidad, creo que te vas a enfadar mucho, y quiero decirte ahora que lo comprendo...
-Liam voló a España y tú te escapaste y dormiste con él -interrumpió Nick con brusquedad.
 Miley lo miró con incredulidad. No se le ocurría qué decir a tal increíble insinuación.
-¡Madre di Dio! ¡Si es eso, mejor no me lo digas, porque lo mato! -juró Nick entredientes.
-¿Qué te pasa? ¿Has estado bebiendo? -preguntó Miley tensa.
-No, pero necesito una copa -confesó Nick agitado y abrió la puerta del bar de un tirón.
-Liam no ha estado en España. Y no se me ocurre porqué iba a hacerlo, ni porqué me iba a acostar con él. Puede que creas que me comporté de una forma muy impulsiva contigo, pero créeme, he aprendido la lección.
Nick cerró la puerta del bar de golpe e inspiró profundamente para tranquilizarse.
-Tenía nervios de acero hasta que te conocí -confesó.
-Intentaba prepararte para lo que te tenía que decir -murmuró Miley arrepentida.
-Tranquila. Estoy frío como el hielo, listo para enfrentarme a lo que me eches -dijo Nick, con los ojos interrogantes, quitándole el aliento.
La limusina se detuvo frente a la casa y Fisher la recibió con una cálida sonrisa.
-Bienvenida a casa, señora Jonas.
-¡Oh, no! ¿Quién le ha dicho que estábamos casados? -exclamó Miley consternada, mirando a Nick con preocupación-. ¡Era un secreto!
-Todo el mundo en el banco lo sabe también -le dijo Nick, con aire de disculpa.
-¿Bruce se fue de la boca? -preguntó Miley, abriendo los ojos como platos- ¡Qué terrible para ti, Nick!
-Lo llevo sorprendentemente bien, considerando los problemas que ha creado... -confesó Nick, apoyándole una firme mano en la espalda para conducirla hasta el estudio, con Spike a sus talones. 

Una deuda de Amor cap- 29

Ése era el momento para decirle que estaba embarazada, pensó Miley con tristeza. Nadie los interrumpiría.
Nick se dio vuelta finalmente y sacó algo del bolsillo.
-Será mejor que te quedes con esto -dijo, dejándole caer en el regazo un pequeño objeto-. No se lo daré a nadie más.
Miley se quedó mirando azorada el exquisito anillo de rubíes del que el sol sacaba profundos destellos.
-Has sido maravillosa todo este tiempo -dijo, acercándose indeciso a la puerta, como si dos fuerzas opuestas tirasen de él. Su rostro expresaba dolor en las profundas líneas que lo surcaban-. Tendría que habértelo dicho antes, pero no me di cuenta. Tendrías que venderlo. ¡Puede que Liam no lo sepa, pero mantenerte ocupada con lavadoras resultará más complicado que mantener un Porsche!
¿Liam? ¿Por qué mencionaba de repente a Liam? ¿Por qué estaba tan raro? El cerebro de Miley rehusaba funcionar.
-Sí -murmuró-, pero no será un Porsche, sino un Corvette.
-Perdón, ¿interrumpo? -una alegre voz conocida exclamó desde el umbral.
Miley levantó la cabeza, totalmente sorprendida por la presencia de su hermanastra, que vestía una reducida camiseta de encaje y una falda cortísima, dejando al descubierto su moreno vientre y larguísimas piernas.
-¿Demi?
-Creía que Nick te iba a traer al coche a verme, pero me cansé de esperar -dijo Demi echando atrás con una mano su magnífico pelo -. ¡Me siento como si hubiese pasado la mañana entera esperando en el maldito coche! -añadió con una expresión petulante en la preciosa cara.
-Perdona, me olvidé de decirte que tu hermana ha decidido volverse a Londres conmigo -dijo Nick, con las facciones contraídas.
-¿Olvidé? -repitió Demi irritada, pero luego esbozó una brillante sonrisa y se encogió de hombros-. ¡Qué golpe para mi orgullo!
Miley se los quedó mirando sin ver. Ahora comprendía todo. Nick se había ido a la playa. ¿Quién estaba en la playa?
Nick la había abandonado la noche anterior para irse con su preciosa hermana.
-Ya es hora de que vuelva con Jasper -dijo, pálida como una muerta y se puso de pie, deseando alejarse de los dos-. ¡Que tengáis buen viaje!
-¿Miley? -la llamó Nick, logrando alcanzar la en el pasillo y agarrándole la mano.
-¿Qué? -se detuvo a preguntar. Nick la miró con ojos tormentosos y lentamente le soltó la mano.
-Nada... nada -dijo con fiereza y se alejó a largas zancadas.
Miley se apoyó contra la pared hasta que controló el temblor de sus piernas. Y en cuanto él desapareció se metió en el cuarto de baño donde vomitó todo el miedo y la tristeza que la embargaban.

Tres semanas más tarde, Miley llegó a Londres.
Todas las noches, Nick la había llamado por teléfono. Después de ponerlo al día con los progresos de Jasper, Nick la había interrogado detalladamente sobre sus actividades del día. Hasta le preguntaba sobre lo que estaba leyendo. Y ella hablaba y hablaba de cualquier cosa, con tal de oírle la voz. Ni una vez mencionaron su matrimonio, ni la relación tan íntima que habían tenido, ni tampoco el divorcio que se acercaba.
Al principio las llamadas la habían dejado perpleja, hasta que más tarde se dio cuenta de que él se comportaba como Jasper esperaba que lo hiciera un recién casado cuando se separa de su mujer.
Cuando el chófer de Nick la recibió en el aeropuerto, Miley era un manojo de nervios. Llevaba tiempo sin dormir bien, y mantener una fachada alegre frente a Jasper resultó un esfuerzo sobrehumano. Las largas semanas alejada de Nick la habían hecho enfrentarse a la deprimente realidad. Lo que habían compartido brevemente se había acabado. Lo que para Nick, había sido una aventura para ella, había sido la más maravillosa y traumática experiencia de su vida. Y ahora sentía que jamás se recuperaría de ella. Sabía que Nick no toleraba el tipo de escena que ella montó la última noche en Granada, pero podría haber demostrado un poco más de consideración, en vez de demostrarle de forma tan evidente que planeaba reemplazarla con su propia hermanastra. 

Una deuda de Amor cap- 28

-¿Cómo?
-Compraste el derecho a decirme qué hacer cuando pagaste esas deudas. Lo dijiste tú mismo -le recordó Miley temblorosa-. Y eso lo podría soportar si no hubiésemos acabado en la cama.
-Cuando hicimos ese trato no había nada entre nosotros. ¡Las cosas han cambiado mucho desde entonces!
-¡Pues bien, te sigo odiando por lo que me has hecho! -gritó Miley sin control. Pero mientras lo decía, deseaba que él la tomase en sus brazos y la abrazase, la convenciese de que eran sólo tonterías suyas y la hiciese sentirse segura otra vez.
-Vale -respondió Nick la miró con la cara ferozmente tensa y una expresión indescifrable en los ojos. Luego levantó el teléfono para comunicarse con su chófer. Minutos más tarde, la limusina salió del tráfico y se detuvo frente al hotel.
-Te veo mañana en la clínica -dijo Nick sin inflexión en la voz, y un momento más tarde la puerta de Miley se abrió para permitirle bajarse.
-¿Mañana? Y ahora, ¿dónde vas?
-No creo que sea de tu incumbencia en este momento.
Nunca se le había ocurrido que Nick se iría. Le pareció la forma más cruel de castigo. Sin decir palabra, se bajó y miró como el coche se alejaba. En ese momento estaba segura de que, a pesar de lo que había dicho, volvería, pero a las tres de la mañana se fue a la cama y tuvo un sueño inquieto y angustiado.
Se despertó al amanecer con la necesidad de hablar con alguien y se le ocurrió llamar a Demi, pero sabía que Nick se ofendería muchísimo si era indiscreta.
Así es que se guardó las ganas de desahogarse, pero sucumbió a la tentación de llamar a Liam para charlar un rato mientras se hacía la hora de ir a ver a Jasper.
Liam estaba mejor. Ya tenía su fecha de vuelta para dentro de quince días. Eso lo había tranquilizado un poco y se había pasado el tiempo mirando coches. Se pasó el resto de la conversación hablándole de las bondades de un Corvette por el que se había enamorado.
Miley tomó luego un taxi para ir la clínica a eso de las diez. Se sintió de lo más humillada al llegar a la habitación de Jasper y enterarse de que Nick ya se había puesto en contacto con su padrino. No se le ocurrió pensar que ella había pasado una hora al teléfono, pues ni se había dado cuenta de que la llamada era tan larga.
-¡Qué pena que os tengáis que separar tan pronto después de la boda! -suspiró Jasper comprensivo-. ¡Pobre Nick, tenerse que ir a Londres ahora por la crisis en el mercado de valores!
¿Crisis? ¿Qué crisis? Al recibir la devastadora noticia, sólo el cariño que le tenía al anciano que observaba su reacción ansiosamente le dio fuerzas para esbozar una alegra sonrisa.
-¡Me encanta estar aquí contigo!
La cara de pena de Jasper se evaporó como por encanto.
-Además, si voy, estaré sola todo el tiempo -explicó-. Ya sabes que para él el trabajo es lo primero.
Así que Nick se iba a Londres. La dejaba en España, tal como lo habían planeado se dijo Miley, sin poder reaccionar. Nick ya llevaba dos semanas sin ir por el Banco Mercantil Jonas, Jasper pronto se iría a casa para reponerse y ella se quedaría con él para asegurarse de que no hiciese esfuerzos.
Siguió charlando con Jasper, y sólo cuando se hizo el silencio se dio cuenta de que se había quedado dormido. Ni recordaba de qué había estado hablando. Salió para estirar las piernas un poco y se paró en seco en la puerta.
Nick venía por el pasillo. Estaba guapísimo vestido con un elegante traje gris, camisa blanca y corbata plateada, pero ya no era el hombre tranquilo y sonriente al que se había acostumbrado. Cuando se detuvo a su lado, su aspecto frío y distante la intimidó, igual que aquel día en que entró a su despacho y le mostró la lista de las deudas de Demi. Miley tembló, sintiendo que todo lo que había pasado desde entonces había existido sólo en su imaginación.
-Jasper está dormido -murmuró titubeante.
-Tiene que descansar todo lo que pueda. Llamaré esta noche.
Miley tomó aire para reunir fuerzas para lo que quería decir.
-Nick, perdóname por la forma en que actué anoche...
-Olvídalo -interrumpió Nick, distante y controlado.
-No puedo... no quería decir lo que dije... -insistió, la tensión subiéndole por momentos. Era como si nunca hubieran hecho el amor, ni reído juntos. Como si nunca hubiesen compartido nada.
-No quiero hablar del tema -insistió frío como el hielo, sin esconder su impaciencia.
Incontrolables, las lágrimas le llenaron los ojos. Nick exhaló un suave improperio y le apoyó la mano en la cintura para guiarla hasta la sala de espera. Una vez allí, no cerró la puerta, como si no quisiera tener intimidad para discutir el problema ni estar con ella un segundo más de lo necesario y se acercó a la ventana dándole la espalda. Sintió su rechazo como un verdadero golpe.
-¿Dónde fuiste anoche? -susurró desmoronándose en una silla, igual que su mundo se le desmoronaba alrededor.
- A la playa.
-¿Qué, qué playa?- tartamudeó.
-Una playa, ¿vale? -dijo irritado- ¿Qué importa dónde?
-Me tenías preocupada...
-He pagado la cuenta del hotel -dijo dándose la vuelta un instante. Tenía las mandíbulas apretadas y tensas-. Estarás más cómoda en la finca. El chófer de Jasper te traerá a Granada todos los días. Dentro de un par de semanas te podrás venir a Londres y entonces resolveremos el resto. 

Una deuda de Amor cap- 27

¿Cómo podía decírselo? Su breve pero intensa relación ya estaba por acabar. Pronto Jasper estaría en condiciones de soportar la noticia de la separación. ¿No era eso lo que habían acordado?
Pasaron el siguiente día en la clínica, haciendo turnos para estar con Jasper. Pero por la noche, Nick estaba lleno de energía. Al ser un pesimista, se había imaginado tantos horrores antes, durante y después de la operación, que la mejora constante de Jasper le causó un alivio enorme.
Cuando volvieron al lujoso hotel, sacó un vestido largo dorado del armario y lo extendió sobre la cama.
-¡Ponte elegante! ¡Nos vamos a celebrarlo! Cuando salió de la ducha veinte minutos más tarde con una toalla envolviéndole las estrechas caderas, Nick dejó caer el anillo de compromiso y la alianza sobre la mesilla al lado de ella.
-Los dejas en todos lados. Cada vez que puedes te los quitas y te olvidas de ellos. Pronto los perderás o te los robarán.
-Trataré de tener más cuidado -dijo Miley en voz baja y se levantó del taburete a agarrarlos.
-¡Estás preciosa! -exclamó con voz entrecortada al verla, vestida con sólo un sujetador color melocotón y unas braguitas diminutas-. ¡Cómo te deseo, cara! -añadió, soltando la toalla y tomándola entre sus brazos en un sólo movimiento.
La apretó contra su cuerpo duro y musculoso y ella se estremeció con violencia, pero por primera vez, una vocecita en su cabeza se negó a los gritos.
Sin embargo, el poder de Nick sobre su cuerpo fue mayor. Le soltó el sujetador y se lo quitó, para recorrer con sus manos su piel anhelante y ella se le entregó, gimiendo indefensa bajo su boca hambrienta y sensual mientras la llevaba hasta la cama.
Fue más salvaje que nunca. Sensual y terriblemente excitante, incluso de una intensidad que le causó miedo. No tuvo que esperarla, porque ella estaba lista. Y en cuanto lo sintió dentro de sí, perdió el control, llegando a la cima de la excitación tan rápido que le arañó la espalda temblando incontrolable y él le tuvo que ahogar el grito del clímax con la boca.
Y luego se acabó y ella se quedó totalmente aturdida, con Nick mirándola con evidente satisfacción.
-Cada vez es mejor -dijo con una sonrisa lobuna muy masculina levantándose de encima de ella y tomándola en sus brazos para llevarla a la ducha con él.
Sólo que esta vez se sintió avergonzada y arrepentida. Ya no podía simular más que era una relación normal. No era más que una aventura, se dijo. Y mientras se duchaba, otro pensamiento incluso más turbador se le ocurrió. No era ni siquiera una aventura. La verdad era mucho menos aceptable. Al pagarle todas esas deudas Nick la había comprado, como una lata de tomates en el supermercado.
Nick la envolvió con una gran toalla como si fuese una niña.
-Siempre se me olvida lo nuevo que te resulta esto -dijo con suavidad, al verle la boca tensa y los ojos evasivos-. Pero a la vez, me gusta saberlo. Hace que todo resulte especial entre nosotros.
-¿Lo crees?
-Por supuesto -le aseguró, apoyando ambas manos en los tensos hombros-. Las últimas cuarenta y ocho horas han resultado muy estresantes. Lo único que hemos hecho es descargar esa tensión en la cama. Resultó electrizante. No hay porqué sentirse mal.
Pero ella no quería consolarse. Y cuando salió del baño para vestirse, se dio cuenta del motivo. No había nada más brutalmente real e imposible de esconder que un embarazo no deseado que pondría furioso al hombre que amaba. Descubrió que ya no podía seguir engañándose y tenía que enfrentarse a la dura realidad. No podía seguir viviendo el momento con una nueva vida desarrollándose en su vientre.
Nick la llevó a un restaurante elegantísimo a comer a la luz de las velas.
Les pusieron champán francés con un elegante ademán en la mesa. Ella pidió agua mineral.
Nick le tradujo el menú entero. Ella pidió luego una ensalada pero no la comió.
Nick había encargado con antelación tarta de chocolate. Ella dijo que no tenía ganas de comer.
Él le dijo que el café era una especialidad de la casa. Ella le encontró sabor raro y metálico.
Dejó los anillos en el lavabo. Tuvieron que volverse de la puerta de la discoteca y soportar un atasco de veinticinco minutos para recuperarlos.
-Me sorprende que no hayan robado el diamante -le dijo Nick con una reflexiva mirada de censura.
-Pues a mí no. ¡Es tan grande que parece de juguete! -dijo Miley, sin arrepentirse un ápice por los inconvenientes que había causado.
-Vale -dijo Nick apretando las mandíbulas-. Por fin lo he entendido. No te gusta tu anillo de compromiso.
-No es mío, es tuyo, así que, ¿qué importa lo que yo opine? -espetó Miley caprichosa, escandalizada por la forma en que se había comportado toda la noche, pero incapaz de controlar su propia inseguridad. Y odiando a Nick cada vez más a medida que avanzaba la noche. Odiándolo por cada sonrisa y mirada que las mujeres le echaban, odiándolo por tomar precauciones todos los días religiosamente menos la noche en que tendría que haberlo hecho.
-¿Se puede saber qué te pasa hoy? -preguntó Nick cuando se subieron en la limusina.
-No tengo ganas de simular más, eso es todo -quiso morderse la lengua, pero no pudo. No podía controlar la amargura.
Se hizo un silencio mortal.
-¿Y qué quieres decir con eso? -la profunda voz de Nick se había convertido en hielo, y hacía mucho tiempo que no usaba ese tono con ella.
-Haces que me avergüence de mí misma.
-¡Dime que esto es un pequeño colapso después del estrés que hemos pasado y respiraré hondo con santa paciencia hasta que pase! -le respondió amenazador.
-Lo que tenemos es algo muy sórdido -dijo Miley, haciendo un esfuerzo por callarse, pero el dique de sus emociones se había desbordado y tenía que dejarlas correr.