sábado, 21 de abril de 2012

viernes, 20 de abril de 2012

El juego mas peligroso cap - 3


Para escapar de toda esa presión, Miley había dejado el colegio a los dieciséis años y se había metido en un curso de secretariado. Y ese no había sido precisamente su sueño.
Pero Liam sí que lo había sido.
De repente, con una violencia que la sorprendió, Miley odió todo lo de ella misma, su cuerpo, su personalidad, su forma de vestir. Era aburrida, risible en comparación con cualquier otra mujer de su edad. Chapada a la antigua, una ignorante en cuestiones de sexo, ansiosa por dejar de trabajar y transformarse en ama de casa y madre de familia; y todo eso con veintitrés años. Debería haber nacido un siglo antes.
Por fin, de reojo, vio que la puerta estaba abierta. Levantó lentamente la cabeza y la inundó el pánico, de forma que sus ojos de color azul, se abrieron mucho, acentuando el corte exótico de dos mejillas. Nick Jonas estaba allí de pie, tan en silencio como un depredador al acecho. Y los dos teléfonos de su mesa estaban sonando sin que ella contestara. Él debería haber estado en Roma esa tarde, no allí, en Londres, pensó estúpidamente.
-¿Un descanso para el café? -le preguntó él con una voz curiosamente tranquila.
Los teléfonos dejaron de sonar de repente, como si la centralita los hubiera cortado en seco, dejándolos en un silencio repentino y profundo.
Ella lo miró como atontada. Era un hombre de más de metro ochenta y una masculinidad evidente. Cabello negro risado, un perfil y duro, ojos brillantes que revelaban sus ancestros italianos. Un macho sexualmente devastador con una presencia física sobrecogedora que pocos hombres podían igualar. Y Miley odiaba estar cerca de él. Odiaba la forma en que la miraba. La forma en que la hablaba.
Si no hubiera necesitado tanto el dinero para pagar el piso, Miley habría sacrificado el excelente salario y se habría ido a cualquier otra parte después de una semana de estar expuesta a los comentarios sardónicos de Nick Jonas. La hacía sentirse tremendamente incómoda e, incluso, ridícula. Como un espécimen curioso atrapado detrás de una vitrina en un museo.
-Termínese el café -dijo él al tiempo que tomaba de la mesa la taza con el brandy y se la ofrecía.
¿Es qué no lo olía? ¿No se daba cuenta de que aquello no era un café solo? Evidentemente, no. Extendió la mano y se tomó el contenido de un trago.
-¿Dónde está Pete?
-Sigue en el hospital, con su esposa.
-Entonces, me temo que tendrá que ocupar usted su lugar.
-¿Su lugar?
Seguramente nadie podría tomar el lugar de Pete Hunningford. Pete era el pelota mayor de Nick. El tipo más ambicioso del mundo. Le había dicho a ella misma que su primer matrimonio había fallado porque nunca estaba en casa. Y, en ese momento, si Nick lo llamaba a su teléfono móvil, dejaría a su esposa que se las arreglara a solas con el parto y vendría como un cohete.
-Nada demasiado difícil... relájese. Sólo quiero que se ocupe de un par de cartas.
Miley tomó papel y lápiz y entraron en el despacho de él, aunque seguía sintiéndose como en una especie de nube.
-Siéntese, Miley.
De repente ella se sintió aterrorizada porque se diera cuenta del estado en que se encontraba. Haberse emborrachado de repente no le estaba sentando nada bien. En presencia de ese hombre parecía incluso una locura y que él lo descubriera podría ser espantoso.
Desorientada, miró a su alrededor y se dio cuenta de que él estaba de pie, muy cerca de ella. Las manos le temblaron y se obligó a controlarlas apretándolas contra el cuaderno. Nick no se sentó, sino que se dirigió a los grandes ventanales y la miró.
-¿Empezamos?
Normalmente él no pedía permiso. Insegura, Miley asintió y él empezó a dictar despacio y haciendo largas pausas, pero a ella seguía resultándole imposible mantener quieta la mente.
La sorpresa estaba cediendo su sitio a la realidad. ¿Desde hacía cuánto que Liam la estaba engañando con selena? Recordó la botella de vino en el salón, las copas semillenas en el dormitorio. Un encuentro cuidadosamente preparado a la hora del almuerzo, cuando ella debería haber estado trabajando.
-¿Lo tiene todo?
La página que tenía bajo los dedos estaba en blanco. Ella se limitó a cerrar los ojos brevemente, deseando encontrar calma y control.
-No importa, Miley, esta carta no es importante.
La suavidad de su voz la sorprendió. Levantó la mirada lentamente y se encontró con los ojos brillantes de él, extrañándose por la sinceridad que vio en ellos. Estaba apoyado en el borde de su escritorio, demasiado cerca para su comodidad. Extendió un brazo y le quitó el cuaderno de entre los dedos, dejándolo a un lado con todo cuidado. 
-Algo la está afectando...
-No...
-No lleva su anillo.
Mile se puso pálida y el lápiz que tenía entre los dedos se rompió.
-Es algo evidente -murmuró Nick de la misma manera sorprendentemente amable, que nunca antes le había oído utilizar-. Tengo entendido que esta mañana ha recibido una llamada urgente para que volviera a su casa. ¿Qué ha pasado?
A ella le sorprendió descubrir que quería contárselo, soltar todo el veneno que tenía dentro, pero se mordió la lengua.
-¿Preferiría tomarse el resto del día libre?
-No...
Selena podía estar esperándola y todavía no estaba preparada para ese encuentro.
-¿Por qué no?
-He encontrado a mi novio en la cama con mi prima.
Tan pronto como soltó eso no se pudo creer que lo hubiera dicho en realidad y, mucho menos a ese hombre.
-Ha tenido suerte.
-¿Suerte?
-Piense que hubiera sido mucho peor si lo hubiera descubierto después de la boda.
-Ahora no va a haber tal boda.
-Por supuesto que no. Ninguna mujer podría perdonar semejante traición, ¿verdad? Después de todo. ¿Cómo iba a poder confiar de nuevo en él? ¿O en ella?
Miley no dijo nada, así que él insistió:
-¿Estaba pensando en darle otra oportunidad? -le preguntó Nick como extrañado.
-No -murmuró ella, estaba segura de que nunca más sería capaz de confiar en Liam.
Pero seguía sin creerse que realmente estuviera teniendo esa conversación con Nick Jonas, que no era precisamente famoso por su preocupación y benevolente interés en los problemas personales de sus empleados. Lo que era más, el credo de la empresa era que los mejores empleados se dejaban su vida personal antes de entrar por la puerta y nunca, nunca, permitían que sus problemas personales interfirieran en su trabajo.
-¿Por qué me está hablando así? -susurró ella.
-¿Tiene algún otro en quién confiar?
Era como si él supiera, pensó Miley tratando de tragar saliva. Pero no podía ser. ¿Cómo iba a saber él lo sola que estaba ahora? No podía apoyarse en los padres de Selena y no tenía más familia que esa, ni amigos que no lo fueran también de Liam.
-No, pero...
-Nada de lo que me haya dicho saldrá de aquí -dijo él mirándola fijamente, pero ya no era una mirada cortante ni fría, ni siquiera irónica.
-Es usted tan... amable.
Miley dijo eso con voz temblorosa, tratando de ocultar su incredulidad, ya que esa era una parte de su carácter que nunca había pensado ver, que ni había soñado que existiera.
-Ha tenido una experiencia traumática y, naturalmente, me preocupa.
-Gracias, pero no necesito su lástima.
-Lo último que usted inspira es lástima -respondió Nick, sonriendo-. Debería estar celebrando su libertad. La vida es demasiado corta como para andar con tristezas y remordimientos. Ya ha desperdiciado dos años de ella con ese pequeño vendedor. El futuro tiene que ofrecerle posibilidades mucho más entretenidas.
-¿Cómo sabe que Liam es vendedor?
-¿No lo es? Lo parece.
Aquello despertó algo en su instinto.
-Vive con su prima, ¿no? -insistió él.
Miley cada vez estaba más desconcertada por lo que sabía ese hombre y, tal vez se le notó, porque él añadió:
-Me lo contó Franki.
-Sí.
Miley recordó entonces que el hermano pequeño de Nick había ido varias veces a su casa mientras había durado su corto romance con su prima.
-Naturalmente, no quiere volver a su casa en estos momentos -murmuró Nick y le dejó unas llaves en el regazo-. Puede utilizar el apartamento de la compañía hasta que encuentre otro sitio.
Incluso en el estado en que se encontraba, a Miley le extrañó esa proposición. El apartamento era un ático que era utilizado sólo por los miembros de la familia Jonas y, de vez en cuando, por sus amigos.
-No puedo...
-¿A dónde más puede ir?
Ella tomó las llaves para devolvérselas, pero pensó en la humillación que sería tener que tratar con su prima en esos momentos, así que lo miró a los ojos.
-Se lo agradezco mucho.
-Eso es un buen principio. Tengo una cena con fiesta esta noche. ¿Por qué no viene conmigo? No debería quedarse sola ahora. 

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EL MEGA-MARATON EMPEZO DESD EL REGRESO CAP 12

LE SIGO MAÑANA O HOY (SABADO) MUAK!!.

El juego mas peligroso cap - 2


La actriz soltó una palabrota.
-Me está mintiendo, ¿no?
Miley llevaba mintiéndoles a las mujeres de Nick Jonas desde hacía un año, que era el tiempo que llevaba trabajando para él como secretaria. Nick Jonas era muy poco accesible a sus amantes durante las horas de trabajo y, cuando una de ellas era apartada de la lista de chicas con las que salía regularmente, nunca más volvía a estar disponible. Lo de mentir iba con su trabajo, por mucho que le fastidiara a Miley.
-¡Me mandó un brazalete de diamantes mientras estaba filmando en Hungría y entonces supe que todo había terminado! -dijo impetuosamente la actriz-. Ha encontrado a otra, ¿no?
-Estará mejor sin él, señorita Laslo -dijo Miley sin pensar-. Es una actriz maravillosa. ¡Está desperdiciada con un tipo sinuoso y devorador de mujeres como Nick Jonas!
Un silencio incrédulo se produjo al otro lado de la línea.
-¿Perdón? -dijo Tasmin al cabo de un momento.
Miley miró el auricular y colgó, anonadada. Estaba temblando con todo el cuerpo. Cielo Santo, ¿De verdad que había dicho eso? Se levantó, sintiéndose mal de nuevo. Una fuerte náusea la invadió y corrió al cuarto de baño sintiéndose increíblemente mal.
Diez minutos más tarde y todavía temblando como un flan, volvió a su oficina. El teléfono estaba sonando de nuevo, pero ella no le hizo caso, se acercó a la mesa de Pete y sacó la botella de brandy que tenía siempre en el cajón inferior. Se sirvió una buena cantidad en una taza y se la bebió lentamente. Tal vez eso le asentara el estómago. Liam y Selena. No podía dejar de pensar en ellos y deseó darse de cabezazos con las paredes.
Se sentía como si se fuera a volver loca. Se quitó el anillo del dedo, lo tiró en un cajón y lo cerró de golpe.
El teléfono volvió a sonar y, esta vez, contestó. Desafortunadamente, era su tía, para hablarle de algo de la boda. Miley se quedó helada mientras hablaba la madre de Selena. Luego respiró profundamente y dijo:
-¿Tía Janice? Lo siento, pero ya no va a haber boda. Liam y yo hemos roto.
Aquello le pareció irreal hasta para sus propios oídos, una broma del peor gusto.
-No seas tonta, Miley -dijo Janice Dalton-. ¿De qué me estás hablando?
-Liam y yo hemos roto. Lo siento mucho... pero hemos decidido que no nos podemos casar.
-Si has tenido alguna discusión tonta con Liam, te sugiero que lo arregles inmediatamente -le dijo su tía con voz helada-. ¡Liam almorzó ayer con nosotros y no pasaba nada!
Su tía colgó y Miley se estremeció. La madre de Selena... ¿cómo podía haberle contado la verdad? Janice y Hugh Dalton le habían dado un hogar cuando murió su propia madre. Era mucho más fácil hacerle ver que Liam y ella habían cambiado de opinión. Las dos familias era vecinas y amigas. Se le hizo un gran nudo en la garganta. Liam, ¿amaba a  Selena?
Recordó entonces las palabras de su ya ex novio. Ninguna mujer decente... Selena había posado desnuda en el famoso calendario de Miller Industries. Franki, el hermano menor de Nick, le había ofrecido a Miley esa misma oportunidad, sin hacer caso de su incredulidad y vergüenza.
-Tú tienes algo que tu prima no tiene. Eres realmente sexy... y tienes mucha más clase.
Franki se lo había dicho delante de un montón de gente en una fiesta de personal, provocando con ello muchísimos chistes a lo largo de los meses siguientes. En el mismo instante en que Franki la vio ruborizarse se dio cuenta de que había encontrado un verdadero blanco vivo y, cada vez que la veía, le ofrecía una suma fabulosa para que posara completamente desnuda. No cabía duda de que él veía en ella lo que todo el mundo quería ver, pensó Miley amargamente: una mujer que era lo más opuesto a su increíblemente hermosa y divertida prima. Recatada, tranquila, predecible, poco capaz de enardecer a nadie.
Selena le había dado fama de ser una mojigata en el colegio, luego había revelado el hecho de que era el producto de un ligue veraniego de su madre con un camarero. 

El Juego mas Peligroso cap - 1


Miley pagó el taxi a toda prisa y corrió escaleras arriba hasta el piso que compartía con Selena. ¿Las habían robado? ¿Había tenido un accidente alguien de la familia? O, lo que era peor, ¿le habría pasado algo a Liam? La imaginación no le había dejado de funcionar a toda velocidad desde que recibió la llamada de Selena, su prima, en el trabajo.
-La señorita Dalton ha dicho que vaya inmediatamente, que es muy urgente -le había dicho la chica de la centralita-. Espero que no sean malas noticias, señorita Lacey. Ni siquiera esperó a que le pasara la llamada.
Mientras se iba acercando al piso le llegó la música del último álbum de Phil Collins a todo volumen. Abrió la puerta. Un sólo zapato color azul eléctrico estaba abandonado como un signo de interrogación en medio de la moqueta del salón.
-¿Selena?
Pero nadie respondió. La puerta del dormitorio estaba entornada y la abrió.
-¿Selena?
Entonces fue cuando vio a la pareja semidesnuda que retozaba en la cama deshecha.
-¿Miley? -exclamó su prima incorporándose con los ojos llenos de horror.
En medio de la retirada, Miley se quedó helada. Su atención se quedó fija en la cabeza masculina despeinada que se apoyaba en las almohadas. Cuando lo reconoció fue como si recibiera un puñetazo en el estómago y el corazón le dejara de latir.
-¡Oh, Cielos...! -gimió Liam al tiempo que trataba de arreglarse la ropa y salía de la cama.
Selena estaba tratando de hacer lo mismo frenéticamente.
-¿Por qué no estás en el trabajo? -gritó.
-Llamaste... dejaste un mensaje diciendo que viniera a casa -logró decir Miley con voz entrecortada.
-¿Qué yo te llamé? ¿Estás loca? Si te llamó alguien, puedes estar muy segura de que no fui yo!
-¡Eres una cerda, Selena! -exclamó Liam-. Me has metido en esto deliberadamente.
-¡No seas estúpido! -siseó Selena.
Pero entonces miró maliciosamente a Miley, que estaba retrocediendo para apoyarse en algo antes de que le fallaran las piernas.
-Pero yo ya te advertí que Liam era mío, ¿no?
-No... -fue a decir Liam, pero se interrumpió cuando se encontró con la mirada de dolor de Miley.
Fue a acercarse a ella con los brazos extendidos.
-Esto no ha pasado nunca antes, Miley. ¡Te lo juro!
Miley se dio la vuelta y salió corriendo de allí. Casi se cayó en los últimos escalones. Las frenéticas llamadas de Liam le llegaban desde arriba. Una vez abajo se apoyó en una pared y trató de tranquilizar la alterada respiración.
Selena y Liam. Liam y Selena. Miró como atontada el anillo de compromiso que llevaba en el dedo y se le revolvió el estómago. A seis semanas de la boda... su prima y su novio. Era como si, de repente, el mundo se hubiera puesto cabeza abajo y ella estuviera cayendo libremente. Estaba tan afectada que no podía ni pensar. Pero entonces recordó algunas conversaciones del pasado reciente.
-Liam te elige como elige sus camisas... ¡Tienes que tener buen aspecto en las cenas de la compañía! -le había dicho Selena-. Hace tres años, si yo hubiera levantado el dedo meñique, Liam habría venido corriendo. Realmente estaba loco por mí -le había dicho su prima también, saboreando las palabras.
Una vez fuera del edificio se vio en el escaparate de una tienda. Era una chica con el cabello castallo oscuro y que llevaba un traje de chaqueta azul marino. No era competencia para una morena que, en su momento, hasta había salido en la portada de Vogue. Se sintió como si se estuviera muriendo. No supo qué hacer, a dónde ir.
Un autobús se acercó a la parada que había a algunos metros y ella empezó a correr. Se fijó de pasada en un hombre que salía de una puerta cercana y él giró la cabeza tan de repente que la hizo preguntarse si realmente tendría tan mal aspecto como se sentía. No se dio cuenta de que el hombre la siguió con disimulo y se subió al mismo autobús.
-¿Es necesario que Selena sea Dama de honor? Mi madre no la soporta -le había dicho Liam en su momento-. Lo cierto es que ninguna chica decente se desnuda por dinero.
Con el mismo hombre siguiéndole los pasos sin que ella se diera cuenta, Miley entró en el impresionante cuartel general en Londres de Miller Industries. Cuando la recepcionista del penúltimo piso la saludó, Miley no la oyó. Era como si se estuviera moviendo con el piloto automático puesto. Entró en el espacioso despacho que compartía con Pete Hunningford. Estaba vacío. La esposa de Pete se había puesto de parto a media mañana.
El teléfono estaba sonando furiosamente, así que se sentó y contestó.
-Soy Tasmin Laslo. Quiero hablar con Nick -dijo una voz femenina.
-El señor Jonas está reunido. Lo siento. ¿Quiere que...? 

El Regreso cap - 14


Más de tres semanas después, Miley estaba paseando por el bosque que rodeaba Villa Pavone. Nick llevaba treinta y seis horas en Roma. Él le había pedido que lo acompañara pero había dicho que no porque se habían pa­sado todos aquellos días y noche juntos y no quería anclarse a él como una neurótica.
Esa vez, Nick iba a volver. Lo sabía, pero no había pegado ojo en toda la noche por­que su corazón no entendía de sentido común. Lo echaba tanto de menos que contaba las horas y los minutos que faltaban para volverlo a ver. Regresaba esa noche. La había llamado varias veces, una de ellas en mitad de la noche para decirle que no paraba de despertarse porque no estaba junto a él. Aquello le había gustado, sí, porque habría sido espantoso que durmiera plá­cidamente sin ella a su lado.
Nick era más suyo que nunca. La trataba como la mujer más preciosa y maravillosa del mundo. Era como si la separación les hubiera servido a ambos para apreciar más lo que tenían y dejar a un lado el orgullo. Por supuesto, el amor también. había tenido su parte. Además de la pasión insaciable que Miley ya no se moles­taba en ocultar. Todos los problemas resueltos... menos uno.
. Iba a necesitar valor para contarle a su ma­rido el romance entre Mark y Ashly y las locas consecuencias que había tenido sobre ella. De­bía contárselo. En su paseo, se metió en el laberinto de arizónicas impenetrables. ¿Podría en­contrar el centro sin el insuperable sentido de la orientación de Nick?
-¡Miley!
Se le dibujó una enorme sonrisa al reconocer la voz. Nick había vuelto de Roma antes de lo que ella esperaba. Se arrepintió de haberse metido en el laberinto. Perdió la compostura de la emoción y, absurdamente, se puso a gritar. ,
Irónicamente, en su desesperada búsqueda de la salida, se encontró en el mismísimo centro del laberinto. De la fabulosa fuente que había allí salían chorros que se mezclaban con los ra­yos del sol.
-¡Estoy en la fuente! -gritó sin intención al­guna de confesar que había llegado allí acciden­talmente.
-Per amor di Dio... ¡No estoy de humor para juegos estúpidos!
Aquella contestación hizo que Miley se son­rojara de desconcierto. Seguramente, estaría cansado y lo último que le apetecería hacer era recorrerse el jardín para encontrarla. A los treinta segundos, oyó las pisadas de Nick que se adentraba en el laberinto.
-No estoy jugando a nada... es solo que pensé que tardarías tú menos en llegar aquí que yo en encontrar la salida -se disculpó.
De repente, apareció ante ella. Se detuvo como si Miley tuviera a su alrededor un campo electrificado. La miró como nunca antes lo ha­bía hecho con furia, burla y odio. Entonces, an­tes de que hablara, antes de que arrojara el re­corte de periódico, Miley se dio cuenta de que había esperado demasiado para contarle la ver­dad...
EL RECORTE cayó bajo la luz del sol hasta el suelo. Miley miró de refilón la fo­tografía del tórrido beso de Ashly y Mark con tristeza.

El Regreso cap- 13


Miley se aferró a él y dejó que su cuerpo reac­cionara. La besaba con la misma sensualidad con la que le hacía el amor. Miley sintió fuego en el cuerpo, se le endurecieron los pechos y le temblaron los muslos. Nick se sentó en una silla dorada, que crujió alarmantemente ante el peso de los dos.
-¡Me parece que nos vamos a deshacer de es­tas sillas Prefiero la comodidad a las antigüe­dades - comentó riéndose.
-Unas duchas dos sillas que sirvan para algo más que sentarse...
-Yo no he dicho eso -dijo él en tono de burla.
-Pero lo digo yo.
-y sin vodka ni nada...
-Eso ha sido un golpe bajo -contestó ella po­niéndose roja y dándole un puñetazo de broma en el hombro.
-No, un golpe bajo habría sido mantener la boca cerrada cinco minutos más... para ver cómo reaccionabas -contesto él sonriendo.
-Nick...
-Pero, en lugar de eso, exploté. Eso hay que agradecérselo a Ramón Alcoverro. ¿Sabes lo que me dijo cinco minutos antes de que me fuera de Brasil?
-No... ¿Qué? -preguntó ella confundida mientras Nick la dejaba sobre la cama.
-Que habías tenido una aventura y que me lo decía porque mi hermano no había tenido valor para hacerlo. ¡ Bastardo! -contestó Nick en­fadado y añadiendo algo en italiano-. Me pasé todo el vuelo de regreso a Londres preparando el discursito de que no me importaba que hubie­ras estado con otros hombres. ¡ Y un cuerno!
Miley cerró los ojos y recordó lo tenso que Nick había estado al principio en el aeropuerto.
-Yo...
-Sí... Lo sé. Es ilógico, teniendo en cuenta que te pasaste cuatro años creyendo que eras viuda -contestó él explayándose sobre el tema que le había preocupado desde su llegada - Pero ten en cuenta que un tipo que está encerrado como un animal no puede pensar con lógica. Te juro que te puse en un pedestal. No podría soportar que te hubieras acostado con otro... -Miley se dio la vuelta entre las sábanas. Estaba blanca de" terror. Nick suspiró y se sentó en el borde de la cama - Si te hubiera perdido, habría sido como perder todo -confesó-. Yo confío en ti plena­mente... ¡pero me asustó la posibilidad de que Ramón me estuviera diciendo la verdad!
Era el momento de contárselo todo. Evi­dentemente, el cotilleo había llegado hasta Bra­sil. Se quedó inmóvil, como una piedra.
-¿Habrías pedido el divorcio?
-Shhh... –Contestó Nick agarrándola una mano y besándole la palma- Puede que, antes de casarnos, no respetara tus escrúpulos mora­les, pero, en la cárcel, me acordé de ellos todos los días.
-Ya... -contestó ella- ¿Habrías pedido el di­vorcio. .
-¿Por qué te preocupa ese tema?
-Solo... solo por curiosidad -murmuró en un hilo de voz.
 -Sí... probablemente -contestó él con frustra­ción ante su insistencia- Por orgullo, celos y dolor. Te has enfadado, ¿verdad?
-¡No! -contestó ella dándose la vuelta.
-¿No sabes cuánto te necesito? -dijo él ha­ciéndola volver a sus brazos y besándola sin pa­rar-. Es la primera vez que le digo esto a una mujer...
-Tú siempre tan duro... -sonrió Miley. Nick la besó con pasión. Miley supo que
no había hablado en el momento oportuno, pero ya que le había dicho que sí se habría divorciado de ella, no podía arriesgarse. Se prometió a sí misma contárselo antes de volver a Londres.

El regreso cap- 12


Darcy y Luca y se quedaron a cenar y luego se fueron.
-¿Por qué estabas incómoda en presencia de Luca? -le preguntó Nick a los pocos minu­tos de que se hubieran ido.
Estaban sentados al atardecer, tomando café en la galería cubierta de parra.
-¿ Yo? -dijo Miley poniéndose roja.
-Al principio, sí. Luego, parece que te has relajado un poco -contestó Nick con re­probación - No me gusta que me tenga que contar otra personá lo que me tenías que haber contado tú -para disimular el nerviosismo, Miley se puso a darle vueltas al café. ¡Estaba hablando de su supuesto romance! Sintió cómo la sangre se le helaba en las venas y el estómago se le daba la vuelta
- Dio mio... Le estoy muy agradecido a Luca por haber sido tan franco conmigo. ¿Por qué no me habías di­cho que, en cuanto yo desaparecí, mi familia comenzó a tratarte fatal?
-Bueno... Eh, yo... -contestó ella dándose cuenta de que se había dejado llevar por el pá­nico demasiado pronto.
Nick se puso en pie enfadado.
-Me ha dicho que se dio cuenta la primera vez que fue a verte. ¡Me ha contado que mi her­mana te puso en evidencia ante el servicio con­tradiciendo las instrucciones que tú habías dado y que, de hecho, se hizo la dueña y señora cuando la casa era tuya!
-Cuando tú no estabas, siempre fue así -ad­mitió Miley.
Nick la miró anonadado. Se dio cuenta de que Nick había escuchado a Luca, pero había albergado la esperanza de que no fuera cierto.
-¿Incluso antes de que yo desapareciera? -Miley suspiró y asintió-. ¡ Y tú nunca dijiste nada!
-Me dijiste que tu familia era lo más impor­tante de tu vida. Lo último que quería era hablar de tus hermanos porque tenía que vivir con ellos. Me temo que ellos creían que te ibas a ca­sar con Annabel y no les hizo mucha gracia que te casaras conmigo.
-Por lo menos, Ashly era amiga tuya... .
-No si eso implicaba enfrentarse a Joe y a Selena. Ashly nunca discute con Selena. Así consigue vivir en paz.
-Tengo entendido que mi hermano incluso dio a entender delante de Luca que tú habías te­nido la culpa de que yo fuera a Montavia -co­mentó Nick desesperado al ver que ni si­quiera su cuñada se había portado bien con su esposa -Miley asintió por segunda vez- ¡Parca miseria! -exclamó ultrajado-. ¿Cómo diablos puede mi propio hermano acusarte de una cosa tan ridícula?
-Tu hermano y tu hermana sabían que nues­tro matrimonio no iba bien antes de que tú te fueras. Decían que si hubieras estado feliz­mente casado, habrías mandado a uno de los di­rectivos del banco a ese viaje.
-¡Accidecti! -exclamó blanco de ira - ¡De­cirle eso a mi mujer cuando está sufriendo por mí es imperdonable!
-Nick... cuando desapareciste, todos per­dimos los papeles -intentó explicarle Miley amablemente - Vamos a ser sinceros. Yo debe­ría haberme enfrentado a ellos mucho antes. No lo hice, dejé que me pisotearan y lo único que hice fue tener lástima de mí misma. No hice nada para cambiarlo.
-¡No intentes excusarlos! Eras mi mujer...
-Sí, pero...        ­
-Mi mujer, la persona que habría heredado todo lo mío si me hubieran declarado oficial­mente muerto. Claro, ya solo con eso era sufi­ciente para que fueras el blanco de sus iras -dijo Nick furioso - ¡Perdóname por haberte echado en cara que rechazaras la ayuda moneta­ria de mi hermano!
-No montes en cólera por esto -dijo Miley poniéndose en pie - Tus hermanos estaban des­trozados por tu desaparición.
-Santo cielo... ¿Cómo he podido estar tan ciego? Yo también tuve culpa de que te trataran así.
-Ahora ya no tiene importancia -intentó tranquilizarle Miley No iba a ser beneficioso para nadie que Nick se enfadara tanto des­pués de tanto tiempo-. Mientras no me pidas que vuelva a vivir con ellos, lo pasado, pasado está.
-Perdonas con demasiada facilidad, tesoro mio. Sin embargo, hablaré con ellos. Van a tener que darme una explicación por no haber cui­dado de ti mientras yo no estaba.
-Yo no necesitaba que cuidaran de mí -pro­testo Miley.
Nick la abrazó con fuerza.
-¡Me habría muerto en Montavia si hubiera sabido que mis seres más queridos te estaban haciendo la vida imposible!
-Prefiero que no remuevas ese tema. Ya he­mos sufrido todos bastante. ¡Luca Raffacani hu­biera hecho mejor no diciéndote nada!
-Yo le agradezco que me lo dijera porque veo que tú no tenías intención alguna de contár­melo. Dio mio... uno necesita saber de quién se puede fiar.
Aquello hizo que Miley sintiera un escalofrío por la espalda. ¿Seguiría confiando en ella si se enterara de lo que le estaba ocultando? Se en­fadó consigo misma por sentirse tan culpable. Después de todo, ¿ella qué había hecho? ¡Nada! ¿Por qué no iba a proteger su relación de todo influjo negativo? ¿Por qué iba a tener que expli­carle el sórdido lío que habían montado Mark y Ashly? Sabía que debía contárselo, pero lo haría cuando estuviera preparada. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto, decidió que aquel tema no le amargara el tiempo que pasara junto a su es­poso.
-Pareces enfadada conmigo... -comentó Nick sonriendo.
-Contigo, no con Luca por haberte contado todo..
Nick la agarró de la cintura y se dirigie­ron al interior de la casa.
-Me ha sorprendido todo esto, pero, evi­dentemente, lo que vio se le quedó grabado. No te preocupes, soy un hombre fuerte, cara mia. ¿Por qué tenemos que andar dos kilómetros para llegar a nuestra habitación? -se lamentó besándola con pasión.
DESDE HOY EN LA NOCHE EMPIEZA EL MEGA MARATON HASTA MAÑANA CUIDENSE HERMOSAS MUAK.

martes, 10 de abril de 2012

Captive Audience - Cap - 5

ARACELYYYYY QUE BUENO QUE REGRESASTE wiiiiiiiii  y OMG entendi todo lo q me escribist mi ingles creo q esta avanzando.



La noche transcurrió en bruma. Miley se aseguró de mantenerse al margen de Nick. Dejando que Rich se hiciera cargo de ese lado del bloque y evitando la mirada del preso al entrar en la cafetería. Trato de no insistir en porque se sentía tan miserable.
No podía dejar de pensar en lo que le dijo Manny. Los prisioneros no ayudaron a refutar su teoría ya que susurraban y se le quedaban mirando. En el pasado hubo algo de eso, solo por el hecho de ser mujer, pero esta noche se le fue de las manos. Había sacado a dos reclusos de la sala recreativa y los regresó a sus celdas por los groseros comentarios que le dijeron al oído. Para el final de su turno prácticamente estaba en lágrimas.

Miley se fue a casa esa noche, se despojó de su ropa y se arrastró a la cama sin ni siquiera lavarse la cara o cepillarse los dientes. Una nube se cernía sobre ella con las dudas y los miedos del pasado.
Al día siguiente, paso sus clases entre sueños. Cuando fue la hora de trabajar, considero ponerse la ropa vieja, pero el orgullo no se lo permitía. Toda la alegría que había sentido el día anterior, mientras se vestía para el trabajo y sentirse como ella misma después de tantos años se había evaporado. Hoy ella solo examinaba sus movimientos.

Cuando entro en el trabajo, el director estaba de pie cera de la entrada. Hizo un gesto hacia su oficina. — ¿Puedo verla por un momento, Oficial Cyrus?
Su corazón latió con fuerza mientras lo seguía por el pasillo. Él le hizo una seña para que cerrara la puerta y se sentara.
— Miley supongo que sabes porque estás aquí — comenzó.
Ella trago saliva y se preguntó si él lo habría oído como ella lo oyó en su cabeza. — No, en realidad no lo sé.
— Bueno parece que su cambio de imagen está causando un gran revuelo en el bloque C. — respondió con severidad. Estoy feliz por ti que hayas querido abrazar tu femineidad. Pero yo voy a tener que pedirte que la escondas un poco o enfrentar una acción disciplinaria.
— ¿Que la esconda un poco? — repitió ella con cuidado.
— Si creo que sabes lo que quiero decir. — mientras le hablaba su mirada paso de la cara de Miley a sus senos y otra vez para arriba.
Cualquier temor, cualquier duda sobre el curso de sus acciones se evaporo por la ira. —Si mi camisa se ajusta ahora y mis pantalones ya no son dos tallas más grandes. No sé cómo eso es excesivo, señor.


distracciones en este ambiente.
Miley se inclinó hacia adelante y puso las manos sobre el escritorio. — Esto es lo que voy hacer. Me voy a dar la vuelta y salir de esta oficina y no regresar jamás. Y no renuncio porque usted tenga razón. Renuncio porque usted, señor es un idiota y no voy a pasar mi tiempo trabajando para un idiota. Y si usted no quiere que le llegue una demanda por discriminación, entonces voy a esperar recibir una indemnización de un mes y una recomendación muy buena para que pueda conseguir otro trabajo. Es eso o lucharemos cada paso, mientras pasan un par de meses tratando de descubrir casos inventados para despedirme. Usted decide.

Él se puso de pie y asintió con la cabeza una vez. — Muy bien deja tu placa y tu equipo. Puedes dejar tu repuesto en algún momento de mañana. En tu historial aparecerá que te fuiste por motivos personales. Buenos días señorita Cyrus. — él dijo con expresión implacable como cuando la introdujo en su oficina.

Cuando Miley salió de la prisión, su ira se disipaba lentamente. Ella volteo la cara al sol y dejo que el sol la calmara. Un hormigueo comenzó en su vientre y se extendió por su cuerpo. Ella sintió esperanza.
El trabajo había sido un medio para un fin, y no estaba triste porque se había acabado. Ella iba ser un detective de homicidios y quizás no en este mísero pueblo y eso también estaba bien. Si ella se administraba bien podía vivir de sus ahorros por lo menos seis meses. Lo que le permitiría enfocarse al 100 por ciento en la escuela.


Independientemente de lo que sucediera después Miley se sintió libre y el futuro brillante y con posibilidades. Incluso si se enfrenaba a la presión, había sido fuerte y no había permitido que el hijo de puta de Eller la dominara. Él estaba equivocado y también su madre. Ella estaba bien como estaba y nunca cambiaría por nadie.
Se metió en su coche y le dio una última mirada a la prisión. ¿Qué pensaría Nick de que ella se había ido?
Comprimió el sentimiento de decepción y trato de no insistir en el hecho de que si ellos se hubiera conocido en otro lado, en igualdad de circunstancias, tal vez......

domingo, 8 de abril de 2012

Captive Audience - Cap - 4




El tiempo entre la comida y en que las luces se apagaban, se arrastró lentamente. Miley discretamente miraba alrededor durante la hora recreativa, pero no lo vio en la sala de TV. Para cuando dieron las diez p.m., Miley se encontró hecha nudos. A medida que sistemáticamente cerraba las celdas, se encontró con la 742. Se detuvo en frente le dio un jalón fuerte, el preso la observaba desde su litera. Se puso de pie y camino hacia ella, moviéndose cerca de las barras.
— Oficial Cyrus, la noche pasada fue muy, muy agradable. Tenía la imagen de su sexy boca y sus dientes blancos chupando y mordiendo mi polla. Pero esta noche me dio más en que pensar y quiero que piense en ello. — él le susurro. — Quiero que te toques el coño cuando me veas e imagines que te toco. Te chupo. Y quiero que nos corramos juntos. ¿Puedes hacer eso por mí, cariño?
Ella lo miro con los ojos bien abiertos, Miley sabía que debería estar furiosa por su osadía. Pero esta era la primera vez que un hombre le había hablado de esa manera y maldita sea si no se sentía bien.


Nick extendió su mano a través de las barras, se apodero de su cadera y tiro de ella acercándola a él. Ella jadeo y se tambaleo un poco cuando él la apretó contra su fuerte longitud, el empezó a apretar sus caderas rítmicamente, casi imperceptible en contra de su dulce centro. Ella retrocedió, fuera de su alcance, el pánico se apodero de ella. Su coño estaba húmedo y adolorido por él, pero ella se mantuvo firme.
— Va hacer que me despidan, Jonas. Usted no puede tocarme de nuevo. — le advirtió en voz baja.
— Esta bien, entonces, no lo haré. No hasta que me lo pidas. Pero no es contra las reglas el pensar en alguien. ¿No? A sí que esta noche quiero que pienses en mí. Y que sepas que estoy pensando en ti, ¿está bien Cyrus? — le pregunto con voz ronca por la necesidad.
Igual que una marioneta fue incapaz de dejar de asentir con la cabeza.
— Debes irte. — entonces, añadió lo suficientemente alto como para que cualquier persona lo oyera. — Gracias por explicarme eso, Oficial Cyrus. Todavía no me acostumbro a todas las reglas de aquí, pero gracias por su ayuda. — Se dio media vuelta y regreso a su litera.
Miley se alejó de la celda con piernas temblorosas y termino su ronda en piloto automático. Sabía que tenía que parar esta locura, pero era tan fácil arrastrarse por este hombre y su cruda sexualidad, que ella no sabía cómo.


Entro en la sala de control y cerró la puerta con seguro detrás de ella. Apoyándose contra ella, contenta de tener la barrera entre ella y el resto del mundo por un momento. Una cosa era tener esos enfermos deseos, pero otra era actuar con ellos. Las mujeres de bien se supone que no deben disfrutar con el sexo desear el sexo. Se suponía que solo lo tenían que tolerar.


De repente algo se rompió dentro de ella. ¡A la mierda! Ella no era una mujer bien, porque estaba harta de aguantar. Enferma de seguir pretendiendo que no lo quería y tratando de ocultar quien era y que era. Con voluntad férrea, se trasladó hacia los monitores, apagándolos todos menos uno. Ajusto la imagen del 742 ampliando la visión. En la penumbra, podía ver a Nick de pie junto a su cama. Miley hecho un vistazo a su reloj. Diez y media en punto. En ese momento Nick también miro el reloj de la celda y le sonrío y luego se volvió a la cámara. Se sentó lentamente, en la orilla de la litera fuera de la vista de la celda opuesta. Después de colocar la almohada detrás de él para que pudiera descansar, se recargo. Miley se sentó al borde de su silla. Vio cómo su mano derecha desaparecía lentamente por la parte delantera de sus pantalones y la izquierda se trasladó hasta su pecho tirando de un pezón.


Nick nunca dejo de mirar a la cámara y comenzó a acariciarse sobre el pantalón, aún no se desnudaba para ella. Miley gimió cuando ella también busco y tiro de su pezón ya hinchado. Se mordió el labio y gimió. Maldita sea había pasado tanto, tanto tiempo. Se balanceo en su silla, tratando de aliviar la presión entre sus muslos. Temblando llego a su camisa y se desabrocho tres botones, movió su mano por delante de sus sostén y tomo la plenitud de su seno, otra vez tirando de su pezón, esta vez un poco más duro. Ella deslizo su otra mano hacia el botón de sus pantalones. Cuando se abrió rápidamente, deslizo la cremallera abajo y se tocó.




Miley extendió su mano sobre su coño y gimió cuando comenzó a frotarse su clítoris con los dedos. Mientras miraba a Nick, ella se volvía insoportablemente frustrada, queriendo venirse solo con mirarlo, pero con una sensación de vacío dentro de ella, con avidez miro su enorme polla. Trato de combatir las olas que la goleaban, lista para el choque pero sabiendo que el alivio era fugaz. Quería, no necesitaba sentirlo en su interior. Gimiendo de frustración, deslizo dos dedos en el coño y gimió con impulsos y los apretó. Lucho por dirigir más profundamente sus dedos, tan profundos que pudo imaginar que era la polla de Nick palpitante en su interior. Ella gimió y otra vez lucho contra el clímax que amenazaba con succionarla, aforrándose a los últimos vestigios de auto-control.


Nick miro a la cámara y trato de no cerrar los ojos imaginando los pechos llenos de Miley, los pezones listos para ser succionarlos, por debajo del uniforme. Se imaginó lo que vería, imaginando presionar su gruesa polla entre los pechos de seda, ella apretándolo, exprimiéndolo, mientras él bombeaba su eje hacia arriba y abajo.
De pronto impaciente saco la polla de sus pantalones, apretó la cabeza y gimió con una gota de esperma en la punta. Imagino a Miley de rodillas ante él, lamiéndolo y succionándolo profundamente en su boca. Nick se acarició más rápido, pensó en ella en la sala de control viéndolo y comenzó a trabajar más rápido, con fuertes embestidas que le daba a ella, pinchando sus pezones firmes y deslizando un dedo en el pliegue húmedo femenino y luego en el interior de su coño con fuerza, Dejo su pezón y bajo su mano para exprimir sus bolas, tirando de la presión que se construía en su vientre. Si no lo hacía más lento, el habría terminado antes de que empiSe hizo el eco de unos pasos ligeros por el pasillo y Miley gimió casi en voz alta. Él estaba a punto de llegar, tenía la esperanza de que ella se corriera con él y ahora un entupido lo había interrumpido. El gruño en señal de frustración, pero soltó su polla palpitante y se incorporó rápidamente, acomodándose.
Alzo la vista cuando los pasos llegaron a su puerta oyó el ruido del radio y a continuación Sarguchi hablando en voz baja.
— Hey Miley, ¿qué sucede allá abajo? Voy por un café. ¿Quieres uno?
La voz de Miley sonó un poco sin aliento.
— No gracias, Rich. Estoy bien.
— ¿Estas bien? Suenas un poco rara.
— Estoy bien, solo un poco acelerada por el exceso de cafeína. — respondió ella nivelando la voz.
Nick se echó para atrás y soltó una maldición. Gracias al imbécil de Sarguchi, que seguramente regresaría a la sala con el Oficial Miley Cyrus. Malditamente fabuloso.


Mierda. Solo solo mierda. Eso había estado cerca. La pudieron haber cachado. Si Rich hubiera llegado en lugar de hablado, ella hubiera tenido que abrir la puerta de sala de control ruborizada y despeinada y el habría sabido que algo estaba pasando. Miley no sabía las políticas de estarse acariciando a sí mismo en el trabajo, pero estaba bastante segura de que era mal visto.


Había llegado demasiado lejos, estaba arriesgando su trabajo y su reputación Por un tipo que apenas conocía. Y la situación era tan fuera de norma. ¿Quién podía decir que la atracción que sentía el uno por el otro fuera autentica? Había llegado muy cerca de hacer algo verdaderamente reprobable. No importaba que Nick haya hecho los movimientos y que solo se habían tocado fugazmente. Había un código que había jurado mantener y por un momento salvaje y loco lo había perdido de vista. Eso no podía volver a suceder.
Miley peso sus opciones, Podía solicitar su trasferencia a otro bloque. Las cosas podrían volver a la forma que solían ser, antes de que viera a Nick Jonas. Volver a los anteojos sin receta y desaliñada. Volver a ser invisible. Y sola.


En su experiencia, los hombres eran como urracas en la búsqueda de algo brillante. Una vez que ella escondiera las cosas con lo que se sentían atraídos, era como si no existiera. A excepción de Nick. Se había dado cuenta y visto a través de la fachada. ¿Podría alguna vez encontrar a un tipo como ese en el mundo real?


Cuando Miley se acostó esa noche, el sueño tardo mucho tiempo en llegar.


Ella se despertó a la mañana siguiente cansada pero resuelta. Iba a evitar a Nick durante unos días hasta que pudiera pensar con la cabeza fría. Y mientras tanto, se iba permitir ser ella misma, Pasara lo que pasara, había acabado con la clandestinidad.


Miley decidió saltarse las clases y se fue al centro comercial en su lugar. Salió de la casa con el pelo suelto y dejo sus gafas en la mesita de noche. Caminando de tienda en tienda, se las arregló para gastar casi todo su sueldo en ropa nueva, zapatos y maquillaje.


Cuando llego la hora de prepararse para su turno de noche en la prisión, lo hizo como una mujer normal, atractiva y todo lo segura que podía. No reduciendo al mínimo el sostén, sin el uniforme mal ajustado. Sus pantalones nuevos le quedaban como debería de ser. Su camisa era de corte deportivo, ajustada en la cintura, ampliándose hacia arriba para dar cabida a sus senos llenos. Su maquillaje era ligero y de buen gusto. Tenía el pelo recogido en un nudo suave en la nuca.


Ella paso por la entrada de la prisión, marcho por el detector de metales y le dio al alguacil una sonrisa mientras él la miraba fijamente.
— Hola Burt. — ella lo llamo por encima del hombro de él.
— Hola a ti. — logro decir con voz débil.
Se paró en la sala de descanso para tomar una rosquilla en su camino a la sala de control, se encontró con Rich. Estaba comiendo una dona rellena de jalea y comenzó a ahogarse cuando ella entro.
Miley se apresuró y empezó a golpearlo en la espalda. — ¿Hey Rich estas bien?
— Sí. — jadeo. — Musta ejem respire el azúcar en polvo.
— ¿Quieres que te consiga un poco de café, para bajar la comida?
— No, ya estoy bien. Hey, escucha ¿Miles te gustaría? — se detuvo en seco cuando Warden Eller entro a la sala.
— ¿Bueno Oficial Sarguchi, porque no me presenta a la visita? — dijo mirando expectante a Rich haciéndole un gesto señalando a Miley.




Ella sintió su cara caliente. — Soy yo Warden.
- Miley Cyrus .
El rostro del director se tensó.- Oficial Cyrus no la reconocí, me disculpo. — dijo secamente, y se fue a la cafetera.
Miley no podía entender que fue lo que paso. En ocasiones cuando estaban cortos de personal, otros comandantes venían de otros condados y hacían tiempo extra. Aparentemente Warden la confundió por un comandante de otro condado, pero no explicaba porque estaba frío cuando ella le corrigió. Miley le dijo a Rich que se verían en el bloque y se fue, desesperada por salir de ahí. Cuando entro en la sala de control se tropezó con Manny.
— Wow. — dijo riendo y agarrándola de los brazos para sostenerla.
Ella levanto la cara y se encontró con sus ojos.
— Miley. — dijo con una expresión nublada que apareció en su rostro mientras le veía su apariencia.
— Hola Manny. — respondió ella, de repente se sentía miserable y autoconsciente.
El suspiro, soltándole los brazos y dando un paso atrás. — Creo que debemos hablar, como un amigo a otro.
— Esta bien.
— En primer lugar, permíteme decirte que luces impresionante. — sus ojos oscuro se lo probaron.




Ella le guiño y sonrío forzadamente, ella deseaba que el terminara ya.
— Pero. — continuo, señalándola de arriba abajo. Esto no va funcionar. Ellos no te van a promover luciendo de esa manera. Y nunca te tomaran en serio. Aquí o en homicidios.
En un instante, la furia reprimida durante los últimos cinco años se desbordo.
Esta es la manera en que me veo y estoy harta de estarme escondiendo para complacer a todos. No estoy alardeando o vistiéndome inapropiadamente. La única piel que se muestra es la de mi cara y mis manos. ¿Que pueden decir de mí? — ella exigió.
Manny no vacilo. — Yo no soy tu enemigo aquí. Te lo digo como amigo. No te van a despedir por ser demasiado bonita ni nada de eso. Ellos van hacer que tu renuncies. Entiendo que no es justo. Sin embargo, este es un club de niños. Y la única razón de que te dejen estar es por como eras pero ahora — él se apagó.
— ¿Y ahora qué? — lo desafío.
— Ahora eres una distracción. Y piensa en tu intento de ser sargento. Si tú te conviertes en sargento luciendo así. Imagina lo que dirán de ¿cómo conseguiste el puesto? Sabiendo eso, ¿qué político te promovería?
La expresión de él se suavizo, en su ojos amables apareció lástima. — Bien o mal, hay razones porque una chica bonita no funciona aquí. — Se volvió para reunir sus cosas y firmar la salida. — Ya termine de darte conferencia. Yo solo quería asegurarme de que estuvieras preparada. Tú haz lo que tengas que hacer. — El abrió la puerta para salir y la miro. — Para que valga la pena, espero que te quedes aquí. — Y se fue.


Miley cayó pesadamente en la silla, con las piernas demasiado débiles para sostenerla. Tal vez se equivocó. Esta era la forma que solía ser, pero ¿seguramente los tiempos cambian?
En el fondo, sin embargo ella sabía bien.
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Capi larguisimo por que kise consentirlas, cuidense hermosas bye


PRONTO MEGA MARATON POR MI ANIVERSARIO Y SI QUE SERA MEGA MARATON EHHH SUBAN CAPS.

Captive Audience - Cap - 3



Miley se fue a su casa, con esa noche dándole vueltas en la cabeza. Estaba mortificada porque había invadido la privacidad del preso de esa manera y avergonzada por su reacción ante lo que vio. Ella pensaba que había puesto esas ansias atrás. Era evidente que se equivocaba, porque su cuerpo pulsaba con la necesidad de reproducir en su mente la escena como si estuviera en un circuito si fin: Nick acariciándose a sí mismo y su corrida viendo directamente a la cámara.
Como una especia de castigo, sino también para demostrarse a sí misma que no era depravada, se negó a masturbarse. El ver a un preso masturbarse, la llevo a pensar que realmente era una enferma pervertida, como su madre le decía, o ¿no?
Estaba totalmente despierta a las cuatro de la mañana, exhausta y todavía con ganas. Obstinadamente se quedó en la cama, finalmente se levantó a las seis a.m. para salir a correr. Corrió cinco millas, tomo una ducha fría y luego fue a sus clases. El plan era estar lo más ocupada que fuera posible para no pensar en Nick Jonas.


Después de la escuela, se detuvo en su casa y rápidamente comió un sándwich de queso y se dirigió a su habitación para vestirse para su turno. Trato de hacer caso omiso de la anticipación y emoción que sentía ante la idea de ir a trabajar esa noche.
Miley se despojó de su ropa de calle, miro hacia abajo, al sujetador que minimizaba sus senos, sus manos se calmaron. No quería ponérselo hoy, no tenía nada que ver con Nick, estaba segura. El sujetador realmente era incómodo. Se lo quito y cavo a través de su vestuario hasta que encontró un sujetador de encaje durazno que no se atrevía a tirar, con su par de bragas bikini, se puso su ropa interior, con la sangre zumbando y se puso el resto del uniforme, teniendo en cuenta la forma de su camisa, en lugar de colgarla en su cuerpo haciéndola lucir como una masa uniforme, ahora la ajusto en sus curvas sin restricciones.
Al último minuto, en un capricho, tiro de su pelo hacia una cola de caballo y se puso el sombrero. Agarro el resto de sus cosas camino a la puerta principal. En el último momento ella tomo un labial de fresa brillante y se lo metió en su bolsa, con el frío de afuera, ella no quería tener los labios agrietados.
Cuando Miley entro en la prisión y se dirigió a los bloques, algunos de los hombres la miraron durante un buen rato mientras caminaba. Sonrío y saludo como siempre, pero algunas de las reacciones no fueron las típicas. Algunos hicieron intentos débiles en pequeñas charlas. Para el momento en que llego al bloque C, se sentía con la cara enrojecida, entro a la sala en el momento en que Manny recopilaba sus cosas.
— Hola Manny. — dijo con una sonrisa.

— Hola Miley ¡Wow! Te ves muy bien. Diferente. ¿Dónde están tus lentes?

Su cara se calentó más cuando ella murmuro que se le habían olvidado. Charlaron mientras Manny terminaba de empacar sus cosas y terminaron.
Una vez que Miley se aseguró que se había ido, se fue directamente a las cámaras para ver a Nick. Y al resto de los presos, modifico rápidamente. Cuando vio su monitor, él estaba ocupado con su rutina de ejercicios, haciendo un sinnúmero de abdominales y luego flexiones.

Con el propósito de alejarse, recogió su libro de texto de estadísticas de su bolsa. Trato de hacer la tarea, pero le resultó imposible concentrarse, mientras trataba de ignorar la trasmisión de la celda 742. Después de un tiempo, Miley con un suspiro empujo los papeles alrededor del escritorio y se puso a garabatear, finalmente, reconoció que era para matar el tiempo hasta la hora de la comida, cuando ella pudiera ver la cara de Nick.
Al momento en que dieron las cinco, Miley estaba nerviosa y al borde. Se miró en el espejo compacto y le dio a su cola de caballo un jalón para ajustarla y se puso el labial. Después tomo una respiración profunda y se dirigió a las celdas.
Rich la esperaba en la puerta y se detuvo en seco cuando la vio. El ladeo la cabeza, como si fuera un pequeño cachorro.
— Uh, hola Miley. — dijo mientras la recorría desde su cara a los pechos y se quedó un rato allí. Arrastro su mirada de vuelta a su cara y con la clara determinación de hablar sobre los cambio de ella, tartamudeo. — Uh, y ¿estas lista para hacer las rondas?
— Claro Rich, vamos. — Encabezaron hacia las celdas y se separaron. Él fue a la derecha y ella a la izquierda.
Abría las puertas metódicamente. A medida que se acercaba a la celda de Nick, su corazón empezaba a golpear. Sus pensamientos se trasladaron a la escena de la celda la noche anterior y sus pezones crecieron y se tensaron. Maldita sea él era sexy. Llego a su puerta, llamándolo en su mejor voz de guardia de cárcel sin sentido.
— ¿Jonas?
— Bueno. Hola Oficial Cyrus. — dijo arrastrando las palabras y un momento después estaba de pie a unos cuantos centímetros al frente de ella. Ella tuvo que echar la cabeza para atrás para poder mirarlo, ella paso saliva y su caliente mirada se enfocó con la de ella.
— Hora de la comida. — murmuro, su voz sonó menos a guardia de prisión y más estrella porno de lo que a ella le hubiera gustado. Se aclaró la garganta y animosamente intento de nuevo. — Hora de la comida. — repitió ella, su voz era adecuadamente cortante.
La mirada de él recorrió su rostro, su cabello y su pecho. Ella vio como se le dilataban las pupilas y sus fosas nasales se hinchaban. — ¿Frío? — susurro él con voz ronca.
Miley trato de romper el contacto con sus ojos, pero se sintió casi Hipnotizada. Muda, negó con la cabeza.
— Debo sentirme halagado, entonces ¿Oficial Cyrus?

Por fin miro hacia otro lado molesta tanto consigo misma como con él.
— Siente lo que quieras sentir, Jonas, pero es hora de comer. — respondió y se dirigió a la celda de al lado. Miley camino atrás de ella y sonrío para sus adentros. Esto era muy interesante. Ella había estado magnifica el día de ayer, incluso con sus gafas de tonta y su cabello con estilo severo, pero ¿hoy? Bueno hoy era dinamita.

Todo lo que había hecho ayer para ocultar sus senos, no había evidencias de ello hoy. Le complació al ver que estaba en lo cierto. Debajo de todo el camuflaje tenía un cuerpo de muerte. Él la miro caminar delante de él, sus caderas se contoneaban en cada paso y lamento que sus pantalones fueran todavía demasiado anchos para que el consiguiera ver su culo. Doblaron la esquina y ella tomo su puesto en la entrada del comedor. A medida que los reclusos se adentraban, él se quedó al final. Y sabiendo que no tendría otra oportunidad de hablar con ella hasta mañana, se volvió y le dijo.
— Te ves preciosa, Oficial.
— Gracias. —respondió ella.

Él se movió a la fila de la comida, luego se detuvo para mirar atrás. — Oh y Cyrus Espero verte más tarde. O por lo menos espero que me veas — Se apagó su voz y le dio una mirada caliente.
Mientras la observaba su rostro se puso rosa y supo a ciencia cierta que lo había visto y se preguntó si disfruto con el espectáculo. Hizo todo lo que pudo para no agarrarla ahí mismo y hacerle todas las cosas que se había imaginado. Casi gimió en voz alta.


Ella abrió la boca un poco por el asombro. Él sabía que estaba mirando. Se retorció bajo su mirada y a pesar de su vergüenza, logro reunir alguna justa indignación,
— No estoy segura a que se refiere, Jonas, ahora entre a la fila.
Él le dio una sonrisa a sabiendas, el apunto a su muñeca como si tuviera un reloj y murmuro.
— Diez y media. — luego dio media vuelta para tomar su lugar en la fila.
Mierda. ¿Que estoy haciendo? Miley pensó con una sacudida mental de su cabeza. Pondría en riesgo su trabajo, si lo llevaba más lejos. Debería pedir que la cambiaran de bloque. Ellos no tendría ningún problema en cambiarla, pero maldita sea si no era la cosa más emocionante que le había pasado desde bueno, nunca. Además nada iba pasar entre ellos jamás, ella misma se aseguró. ¿Realmente haría algún daño al mirar?.
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ADVERTENCIA FOTO MUY SUBIDAS DE TONO 


Algo me dice que a Nick le gustron estas fotossss y se inspiro como en el cap anterior :p hahahahahaha

                                    Miley Cyrus sale del gimnasio sin bragas

yO NO CREO Q SEA CIERTO ESTA FOTO POR QUE EN UNAS SE NOTA QUE TIENE ROPA INTERIOR BUSQUENLAS Y CHEQUENLO ES LO MISMO QUE PASO CUANDO GRABABA EL VIDEO DE BIG BANG SE ACUERDAN (? CUANDO BAJABA DEL AUTO RESULTO AL FINAL QUE ERAN FALSAS YO DIGO Q ESTAS IGUAL Y SI SON VERÍDICAS QUE MAS DAS HOY EN DIA ES LO Q HACEN LAS ADOLECENTES NO USAR Q MAS DA CUIDENSE.