La actriz soltó una palabrota.
-Me está mintiendo, ¿no?
Miley llevaba mintiéndoles a las mujeres de Nick Jonas desde
hacía un año, que era el tiempo que llevaba trabajando para él como secretaria.
Nick Jonas era muy poco accesible a sus amantes durante las horas de trabajo
y, cuando una de ellas era apartada de la lista de chicas con las que salía
regularmente, nunca más volvía a estar disponible. Lo de mentir iba con su
trabajo, por mucho que le fastidiara a Miley.
-¡Me mandó un brazalete de diamantes mientras estaba filmando
en Hungría y entonces supe que todo había terminado! -dijo impetuosamente la
actriz-. Ha encontrado a otra, ¿no?
-Estará mejor sin él, señorita Laslo -dijo Miley sin pensar-.
Es una actriz maravillosa. ¡Está desperdiciada con un tipo sinuoso y devorador
de mujeres como Nick Jonas!
Un silencio incrédulo se produjo al otro lado de la línea.
-¿Perdón? -dijo Tasmin al cabo de un momento.
Miley miró el auricular y colgó, anonadada. Estaba temblando
con todo el cuerpo. Cielo Santo, ¿De verdad que había dicho eso? Se levantó,
sintiéndose mal de nuevo. Una fuerte náusea la invadió y corrió al cuarto de
baño sintiéndose increíblemente mal.
Diez minutos más tarde y todavía temblando como un flan,
volvió a su oficina. El teléfono estaba sonando de nuevo, pero ella no le hizo
caso, se acercó a la mesa de Pete y sacó la botella de brandy que tenía siempre
en el cajón inferior. Se sirvió una buena cantidad en una taza y se la bebió
lentamente. Tal vez eso le asentara el estómago. Liam y Selena. No podía
dejar de pensar en ellos y deseó darse de cabezazos con las paredes.
Se sentía como si se fuera a volver loca. Se quitó el anillo
del dedo, lo tiró en un cajón y lo cerró de golpe.
El teléfono volvió a sonar y, esta vez, contestó.
Desafortunadamente, era su tía, para hablarle de algo de la boda. Miley se quedó
helada mientras hablaba la madre de Selena. Luego respiró profundamente y
dijo:
-¿Tía Janice? Lo siento, pero ya no va a haber boda. Liam y
yo hemos roto.
Aquello le pareció irreal hasta para sus propios oídos, una
broma del peor gusto.
-No seas tonta, Miley -dijo Janice Dalton-. ¿De qué me estás
hablando?
-Liam y yo hemos roto. Lo siento mucho... pero hemos decidido
que no nos podemos casar.
-Si has tenido alguna discusión tonta con Liam, te sugiero
que lo arregles inmediatamente -le dijo su tía con voz helada-. ¡Liam almorzó
ayer con nosotros y no pasaba nada!
Su tía colgó y Miley se estremeció. La madre de Selena...
¿cómo podía haberle contado la verdad? Janice y Hugh Dalton le habían dado un
hogar cuando murió su propia madre. Era mucho más fácil hacerle ver que Liam y
ella habían cambiado de opinión. Las dos familias era vecinas y amigas. Se le
hizo un gran nudo en la garganta. Liam, ¿amaba a Selena?
Recordó entonces las palabras de su ya ex novio. Ninguna mujer
decente... Selena había posado desnuda en el famoso calendario de Miller Industries. Franki, el hermano menor de Nick, le había ofrecido a Miley esa misma
oportunidad, sin hacer caso de su incredulidad y vergüenza.
-Tú tienes algo que tu prima no tiene. Eres realmente sexy...
y tienes mucha más clase.
Franki se lo había dicho delante de un montón de gente en una
fiesta de personal, provocando con ello muchísimos chistes a lo largo de los
meses siguientes. En el mismo instante en que Franki la vio ruborizarse se dio
cuenta de que había encontrado un verdadero blanco vivo y, cada vez que la
veía, le ofrecía una suma fabulosa para que posara completamente desnuda. No cabía
duda de que él veía en ella lo que todo el mundo quería ver, pensó Miley amargamente: una mujer que era lo más opuesto a su increíblemente hermosa y
divertida prima. Recatada, tranquila, predecible, poco capaz de enardecer a
nadie.
Selena le había dado fama de ser una mojigata en el colegio,
luego había revelado el hecho de que era el producto de un ligue veraniego de
su madre con un camarero.
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