viernes, 20 de abril de 2012

El Juego mas Peligroso cap - 1


Miley pagó el taxi a toda prisa y corrió escaleras arriba hasta el piso que compartía con Selena. ¿Las habían robado? ¿Había tenido un accidente alguien de la familia? O, lo que era peor, ¿le habría pasado algo a Liam? La imaginación no le había dejado de funcionar a toda velocidad desde que recibió la llamada de Selena, su prima, en el trabajo.
-La señorita Dalton ha dicho que vaya inmediatamente, que es muy urgente -le había dicho la chica de la centralita-. Espero que no sean malas noticias, señorita Lacey. Ni siquiera esperó a que le pasara la llamada.
Mientras se iba acercando al piso le llegó la música del último álbum de Phil Collins a todo volumen. Abrió la puerta. Un sólo zapato color azul eléctrico estaba abandonado como un signo de interrogación en medio de la moqueta del salón.
-¿Selena?
Pero nadie respondió. La puerta del dormitorio estaba entornada y la abrió.
-¿Selena?
Entonces fue cuando vio a la pareja semidesnuda que retozaba en la cama deshecha.
-¿Miley? -exclamó su prima incorporándose con los ojos llenos de horror.
En medio de la retirada, Miley se quedó helada. Su atención se quedó fija en la cabeza masculina despeinada que se apoyaba en las almohadas. Cuando lo reconoció fue como si recibiera un puñetazo en el estómago y el corazón le dejara de latir.
-¡Oh, Cielos...! -gimió Liam al tiempo que trataba de arreglarse la ropa y salía de la cama.
Selena estaba tratando de hacer lo mismo frenéticamente.
-¿Por qué no estás en el trabajo? -gritó.
-Llamaste... dejaste un mensaje diciendo que viniera a casa -logró decir Miley con voz entrecortada.
-¿Qué yo te llamé? ¿Estás loca? Si te llamó alguien, puedes estar muy segura de que no fui yo!
-¡Eres una cerda, Selena! -exclamó Liam-. Me has metido en esto deliberadamente.
-¡No seas estúpido! -siseó Selena.
Pero entonces miró maliciosamente a Miley, que estaba retrocediendo para apoyarse en algo antes de que le fallaran las piernas.
-Pero yo ya te advertí que Liam era mío, ¿no?
-No... -fue a decir Liam, pero se interrumpió cuando se encontró con la mirada de dolor de Miley.
Fue a acercarse a ella con los brazos extendidos.
-Esto no ha pasado nunca antes, Miley. ¡Te lo juro!
Miley se dio la vuelta y salió corriendo de allí. Casi se cayó en los últimos escalones. Las frenéticas llamadas de Liam le llegaban desde arriba. Una vez abajo se apoyó en una pared y trató de tranquilizar la alterada respiración.
Selena y Liam. Liam y Selena. Miró como atontada el anillo de compromiso que llevaba en el dedo y se le revolvió el estómago. A seis semanas de la boda... su prima y su novio. Era como si, de repente, el mundo se hubiera puesto cabeza abajo y ella estuviera cayendo libremente. Estaba tan afectada que no podía ni pensar. Pero entonces recordó algunas conversaciones del pasado reciente.
-Liam te elige como elige sus camisas... ¡Tienes que tener buen aspecto en las cenas de la compañía! -le había dicho Selena-. Hace tres años, si yo hubiera levantado el dedo meñique, Liam habría venido corriendo. Realmente estaba loco por mí -le había dicho su prima también, saboreando las palabras.
Una vez fuera del edificio se vio en el escaparate de una tienda. Era una chica con el cabello castallo oscuro y que llevaba un traje de chaqueta azul marino. No era competencia para una morena que, en su momento, hasta había salido en la portada de Vogue. Se sintió como si se estuviera muriendo. No supo qué hacer, a dónde ir.
Un autobús se acercó a la parada que había a algunos metros y ella empezó a correr. Se fijó de pasada en un hombre que salía de una puerta cercana y él giró la cabeza tan de repente que la hizo preguntarse si realmente tendría tan mal aspecto como se sentía. No se dio cuenta de que el hombre la siguió con disimulo y se subió al mismo autobús.
-¿Es necesario que Selena sea Dama de honor? Mi madre no la soporta -le había dicho Liam en su momento-. Lo cierto es que ninguna chica decente se desnuda por dinero.
Con el mismo hombre siguiéndole los pasos sin que ella se diera cuenta, Miley entró en el impresionante cuartel general en Londres de Miller Industries. Cuando la recepcionista del penúltimo piso la saludó, Miley no la oyó. Era como si se estuviera moviendo con el piloto automático puesto. Entró en el espacioso despacho que compartía con Pete Hunningford. Estaba vacío. La esposa de Pete se había puesto de parto a media mañana.
El teléfono estaba sonando furiosamente, así que se sentó y contestó.
-Soy Tasmin Laslo. Quiero hablar con Nick -dijo una voz femenina.
-El señor Jonas está reunido. Lo siento. ¿Quiere que...? 

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