viernes, 9 de mayo de 2014

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lunes, 11 de junio de 2012

HAPPY NILEY DAY

Hola un tiempito sin subir es que voy a degar el blog y solo entre a subirles x el aniversario tal vez ya ni encuenta este blog pero para las q todavia se acuerden en fin HAPPY NILEY DAY  :'( ayer fue TT este, pero salieron las team miam a rruinarnos el momento lo que me molesto esq lo hicimos para recordar el inico de su amor y amistad ni que con este TT se vaya a canselar la boda o no se que se pusieron agresivas en fin ya paso pero fue tt wiii.



VEAN ESTE VIDEO  :'(

NILEY ; Through The Years ♥ 2006 - 2012


Cuidense hermosas ya no subire aki dego el blog si llego a subor sera uhhhhh pero todabia leere sus novelas Eel maraton empezo deade El Juego mas Peligroso;) .





Captive Audience Cap - 7 Happy Niley Day

¿Y ahora qué? Es evidente que la química no era casualidad, porque todavía la tenían en abundancia. Y la pregunta era, ¿Qué iban hacer al respecto?
Miley saco el apretado triangulo, asegurándose de que las bolas estaban al ras, a continuación puso distancia.
— Comienza. — le dijo a Chase, que felizmente ignoraba lo cerca que estuvo de cantar como soprano unos minutos antes. Wade regreso de la barra y estaba esperando, con el taco en mano. Chase golpeo las bolas pero no metió ninguna, dejando la mesa muy abierta. Nick agito la mano para que Miley jugara y ella le dio una sonrisa.
— No te importa, si empiezo. — dijo ella, con la tiza azul en la punta del taco. Se acercó a la mesa, rodeándola echando un vistazo a varia opciones de disparo.
— Porque no golpeas la bola uno, cariño. — le pregunto Wade con una sonrisa condescendiente. — Está a la derecha del hoyo, recta y justa. Solo golpéala suavemente.
— Gracias Wade. — murmuro ella, sin ni siquiera echarle un vistazo. Miley se dobló, alineando el tiro largo a la bola siete, tomando dos medidas de golpe de práctica antes de golpear la bola limpiamente en el hoyo con un chasquido.

Nick observaba fascinado, como Miley merodeaba el perímetro de la mesa, golpeando las bolas en el hoyo en rápida sucesión. Su mirada era tan concentrada que no se daba cuenta de la pequeña multitud que se había congregado. No era común que una hermosa mujer entrara y se hiciera dueña de la mesa de esa manera. Cuando se inclinó su escote bronceado lo llamo como si fuera una sirena. En combinación con las piernas, la concentración de una mente de un competidor natural y la confianza que irradiaba, era la mujer más sexy que jamás había visto.


— La bola cuatro, en el hoyo. — ella anuncio. Él se le quedo mirando, mientras ella se inclinaba de nuevo con el ceño fruncido por la intensa concentración, sus ojos brillaban de inteligencia como si estuviera haciendo un trabajo de geometría. Chasquido.
— Bola dos en el costado. — chasquido.
— Bola ocho. La voy a meter en la esquina. — ella anuncio, señalando la localización. Ella se agacho y tomo una respiración profunda, mientras Nick aguantaba la suya. Él no había tocado el taco. De hecho ninguno de los hombres había dado un tiro a excepción de Chase cuando empezó. Miley estaba a una bola de ganar.
Chasquido.

Ella lo hizo. Gano el maldito juego entero.
Docenas de espectadores, en la mayoría hombres, estallaron en gritos y aplausos cuando Miley levanto la vista. Ella sonrío y asintió las gracias. A continuación, se dio la vuelta para hacer frente a sus oponentes y dijo fríamente.
— Buen juego chicos. — deslizo el taco en el soporte de la pared y tomo su bebida de la mesa. Le tomo toda su fuerza a Nick no estallar en carcajadas por sus bocas abiertas.
Ella tomo un largo sorbo y miro en su dirección.


— Buenos tiros, Grace. — dijo el arrastrando las palabras.
— Gracias Thomson deberías de verme con la pistola. — respondió ella con una sonrisa.
— Yo paso. Vamos por unos tragos, me gustaría encontrar un lugar tranquilo para que podamos hablar. Tengo que decirte que me sorprendió que no regresaras a trabajar. — Él dijo, la pregunta no formulada flotaba en el aire entre ellos.
— No quiero hablar de ello. Y en salir contigo. No lo creo.

Nick intento hacer caso omiso de la decepción que sintió por su respuesta. Ella acababa de pasar por una experiencia difícil y probablemente, solo quería ir a casa. Y de todos modos. ¿Por qué iba querer pasar el rato con un ex convicto que apenas si conocía?

Pero él no estaba dispuesto a dejarla ir. Había tratado de olvidarla después de que había salido de la prisión, había tratado de volver a ser el viejo Jake, de camino al maldito a West Chester. Pero cada mujer con la que dormía era una decepción. Ahora que Miley estaba delante de él, sabía por qué. Él estaba obsesionado. Tenía que tratar de sacarla de su sistema.
Sin embargo, él dijo la cosa más honorablemente correcta, junto las manos con las suyas.
— Entiendo, escucha, si necesitas un aventón a casa, te puedo llevar. Si no es así, fue realmente bonito verte.
— Nick, yo

— No hay problema lo entiendo.
— No creo que tú lo entiendas. — le dijo con voz firme acercándose a él. El paso saliva, tratando de no gemir cuando los senos de ella se frotaron con su pecho y sus muslos se tocaron.
— No quiero quedarme aquí para otra copa. Quiero ir a casa contigo. Solo necesito saber si es tan bueno como lo he soñado. No quiero nada de ti, sin condiciones, solo una noche. Ni siquiera tienes que hacerme el desayuno. Yo me iré a las seis a.m. ¿Qué dices?

Fingiendo una bravuconada que no sentía, Miley espero, todo su mundo estaba pendiente de su respuesta. Ella se presentaba para él, ser ella misma, lo más abierta que pudo ser. Creía que nunca lo volvería hacer si la rechazaba.
Nick encontró su mirada en la penumbra y con voz peligrosamente suave. — Grace, lo que estamos haciendo con esta charla es quitando tiempo. Ahora tengo — vio su reloj. — Cinco horas y veintitrés minutos. Vámonos a la mierda de aquí.
Miley casi lloro de alivio. Al mismo tiempo, un poder se elevó por sus venas que nunca había conocido. Ella le sonrío y se volvió moviendo un poco más las caderas cuando lo guío a la puerta.

La casa de Nick estaba a quince minutos de distancia. Miley lo había seguido en su coche para que pudiera irse en la mañana. Se detuvo en la calle mientras Nick se estacionaba en su garaje y tuvo tiempo de poner un par de cosas en su bolsa de mano y en el bolsillo trasero de su falda y le mando un mensaje a Emily para hacerle saber que se había ido. Mientras esperaba a que Nick cerrara el garaje, los nervios la asaltaron. ¿Y si se decepcionaba de ella? ¿Y si eran horribles juntos? ¿Que había estado pensando ella?
Nick salio y camino para abrirle la puerta. La última oportunidad de volver atrás. Él la saco del coche y la tomó en sus brazos y le dio un ardiente beso en la boca. En el momento que la dejo ir, ella estaba mareada y todos sus pensamientos se escaparon.
Esto iba a suceder.
Caminaron a través de la gran casa de Jake hasta la habitación, y se pusieron enfrente como dos vaqueros a punto de disparar.


Miley cerro los ojos por un momento y tomo una respiración para tener valor. Si ella iba hacer esto, lo haría bien.
Camino hacia adelante hasta que se paró frente a Nick. Él estaba de pie frente a un gran sillón, ella se acercó y puso las manos en sus hombros, presionándolo hasta que se sentó.
— Te gusta dar espectáculos, Nick. ¿Te gusta también verlos?
La garganta de Nick paso saliva con trabajo y asintió. — Demonios que si. — el gruño.
Mickey metió la mano en su bolsillo trasero y saco las esposas y se la puso sobre las muñecas con movimiento rápido. Él la miro con una expresión de sorpresa, que rápidamente dio paso a una sonrisa.
— Bien, bien Grace. ¿Soy tu prisionero otra vez? —le dijo en voz baja que la hizo estremecer.
— Eso parece, Thompson.

Al día siguiente de haber dejado la cárcel Miley fue a regresar su equipo de repuesto, estuvo sentada en el estacionamiento, llena de temor de volver a entrar en el edificio. Así que como un acto final de desafío, decidió quedarse con la porra y las esposas. Todavía estaban en la guantera hasta hace algunos minutos y traviesos pensamientos le hicieron tomarlas y llevarlas consigo.
Miley respiro hondo y dio un paso atrás, pasando sus manos por su cuerpo. Se detuvo en sus pechos, después por sus caderas y poco a poco rozo sus piernas, temblorosas como ella.


Movió sus manos hacia arriba y tomo el dobladillo de su camiseta y comenzó a levantarla.
Nick dejó escapar un silbido de apreciación cuando vio los pechos a la vista con su sostén de encaje. Llenos y firmes, eran como él se los había imaginado y no podía esperar a poner sus manos ahí. Jesús, estaba hecha como una estrella de los cincuentas, buenas curvas y pequeña cintura.

— Tú vas a tener que abrir las esposas ahora. — le dijo con las manos adoloridas por tocarla.
— ¿Quién me va obligar a hacerlo? — le pregunto ella, tanto con una sonrisa, con un desafío en la voz.
Sus manos llegaron a la cintura de la falda y la desabotono, puso su mano en la cremallera para bajarla pero se detuvo. — Me voy a quitar mi falda ahora Jake. ¿Quieres ver mi frente o mi espalda primero?
— La espalda, date la vuelta. He soñado con tu culo.

Miley se volvió, su cuerpo temblaba de emoción. Realmente lo estaba haciendo. Estaba siendo ella misma y parecía que él aún la deseaba. De hecho, parecía que la deseaba más aún. Se quitó los zapatos y lo miro por encima de su hombro, mientras se deslizaba la tela por su culo, después por sus piernas y salió con gracia de la falda y la pateo a un lado.

La polla de Nick creció más dura debajo de sus pantalones mientras la miraba. Ella estaba erguida y orgullosa en un pequeño bikini que cubría una pequeña parte de sus deliciosas nalgas. Sus dientes le dolían, tan fuerte era la necesidad de hundirse en su culo. Lucho contra las esposa antes de tomar una respiración profunda, estremeciéndose.


— Camina hacia atrás, Grace. — le ordeno.
Ella lo hizo, se deslizo hasta que sus pantorrillas desnudas rozaron las piernas de él. Miley se quedó inmóvil y él se acercó, sintió su aliento en la parte baja de la espalda. El apretó un beso húmedo allí y ella suspiro de placer, como su lengua se movía tranquilamente a lo largo de su espalda y de cadera a cadera.
Sus labios bajaron y bajaron. Ella jadeo cuando sus dientes se hundieron en su carne y la mordió abruptamente en su parte inferior. Trato de alejarse, pero se detuvo cuando su lengua pasó por la parte herida.
— Mmm... — Él se retorcía más cerca de él. Electricidad corrió por su cuerpo cuando él la volvió a morder, besar y chupar, calmándola. Mickey estaba ardiendo, con la esperanza de que el la volviera a morder, sacudió su culo delante de su cara para seducirlo.

Nick se recargo y miro fijamente, hipnotizado las caderas de ella balanceándose enfrente de él. Que afortunado hijo de puta era. Este espectáculo se quedaría en sus retinas para la eternidad y si había tenido que pasar un mes entero en se maldito lugar para conocer a Miley, había valido la pena.
Miley se volteo para enfrentarlo y sus ojos se encontraron por un momento, antes de permitirse mirarla a la deriva por sus curvas.
— El sujetador ahora, Quítate el sujetador. — insistió.


Ella alcanzo sus pechos y se desabrocho, las copas se abrieron y sus pechos surgieron regordetes y derramados hacia adelante.
Su cuello era largo y elegante, sus hombros delicados pero fuertes.
Todo era hermoso realmente. Sin embargo sus tetas{o sus tetas. Grandes y lucían más en comparación de su pequeña cintura. Eran absolutamente fabulosas. Redondas y firmes, eran las que toda chica deseaba y por las que todos los hombres fantaseaban. Nick no había visto nada más hermoso en su vida. Coquetos, oscuros pezones se destacaron de la ligeramente dorada piel. ¿Tenían cinco horas? Nick podría pasar ese tiempo solo con sus pechos.

— ¿Por qué ocultabas todo esto? — pregunto más para sí mismo que a ella, sabiendo que no contestaría.
El aparto la mirada para seguir viendo el resto de su cuerpo, vientre plano y liso, bellas caderas curveadas. El haría su mejor esfuerzo con tal de liberarse de las esposas en este momento, para poder tomar esas caderas e impulsarla arriba y abajo sobre su adolorido pene hasta que ambos explotaran.

Siguió su mirada hacia abajo y vio el triángulo de seda color melocotón y sus piernas largas, suaves hasta los pies. Ella era una belleza en forma. Maldita fuera esta mujer hasta sus pies eran sexy.
Miley observaba como su cara se ponía tensa a cada segundo, su respiración más difícil. Era evidente que le gustaba lo que veía y el sentimiento de poder se deslizo sobre de ella otra vez, volviéndola más fuerte. Deslizo su mano en sus bragas y las bajo por sus piernas, poco a poco se las quito.

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Captive Audience Cap - 6 Happy Niley Day

Seis meses después

La cabeza de Miley golpeaba. La música de la banda tan fuerte que apenas podía oír lo que pensaba. Algunos de sus compañeros de clase de criminología la habían convencido para salir por aperitivos y bebidas, después del examen de mitad de periodo que fue particularmente agotador. Habían llegado al bar el Camello Sediento hacia tres horas y parecía que se iban a quedar toda la noche.

Ella miro a las chicas con las que había llegado y se rió entre dientes a pesar de su dolor de cabeza. Emily estaba bailando en la barra una canción de Carrie Underwood sobre golpear el choche de su novio infiel. Era evidente, que ella estaba relacionada con los problemas que la Sra. Underwood cantaba, porque estaba cantando a una botella vacía de alguien. Sus otras dos compañeras de clase estaban en la pista de baile, ya fuera que decidieron ser pareja hace mucho o que serían pareja de una noche, las cosas allí se veían muy calientes.


Miley tomo un sorbo de cerveza tibia y suspiro, estaba demasiado vieja para esto. ¿Qué demonios estaba haciendo ahí bebiendo cerveza caliente y barata en un jarro común? Ella era una mujer adulta.
El encargado del bar camino hacia Miley y ella empujo la cerveza y ordeno un Cosmopolitan frío y con limón. Él se lo entrego y ella tomo un sorbo. Dio en el clavo. Frío, agrio y fantástico. Ahora bien si pudiera poner distancia entre ella y la escandalosa banda, la vida sería mejor.

Ella patio ligeramente a Emily en el pie y le hizo un gesto hacia las mesas de billar para que Emily supiera donde iba estar. Tuvo que maniobrar un poco pero llego y notando aliviada que era más tranquilo lejos de los altavoces a todo volumen.

Había crecido jugando billar con su padre en el sótano, pero no tenía la necesaria confianza de jugar en público con frecuencia. Recordándose a sí misma que ella era la nueva Miley, se acercó y metió sus monedas en el borde de la mesa para que supieran los tipos que ella seguía. Podía sentir las miradas de los hombres cuando fue a sentarse y esperó su turno.

Ella vio el partido y dio un sorbo a su bebida, señalo que, de los dos hombres que jugaban, el de pelo más claro era bastante bueno. Aunque no tenía el control de la bola blanca, era buen tirador de puntos. El otro era malo y no tenía delicadeza. Parecía que pensaba que entre más fuerte le diera a la bola era más probable que terminara en el hoyo. Esperaba que el rubio ganara para que tuviera un reto. Un momento después estaba decepcionada ya que rayo la bola ocho y perdió el juego.


Miley dejo su trago y se acercó a depositar sus monedas en la ranura, podía oír el murmullo de los hombres. Ella empezó a escoger su palo cuando el de pelo oscuro se le acerco.
— Bueno hola. Mi nombre es Chase, con mi amigo Wade estábamos jugando individuales solo hasta que nuestros compañeros regresen con las bebidas. Po lo tanto estábamos jugando de parejas. ¿Tienes pareja?
Era obvio que ella no tenia, pero respondió cortésmente.
—Yo soy Miley, y si te da igual me gustaría jugar individuales. Solo quiero jugar un juego y entonces ustedes tendrán la mesa de regreso.
— Bueno, es nuestra mesa hasta que alguien no las gane, son nuestras reglas. Y estamos jugando dobles. Pero al ver que estás sola, podemos ser pareja. ¿Qué dices hermosa? — preguntó él, deslizándose cerca de ella y poniéndole una mano sobre el hombro.
Miley retrocedió unos pasos, pero él se adelantó, cercándola con la esquina de la mesa.
— Retrocede idiota. — le dijo firmemente, recordándose que no tenía por qué tener miedo. Estaba en un lugar público y probablemente él sería de los bajos fondos cuya mami no lo quiso suficiente o algo así.
— Ah, eso no es amable, cariño. Yo he sido amable contigo, ofreciéndome a ser tu pareja. Yo te podría mostrar como sostener el palo. — dijo con mirada lasciva. — ¿O tal vez no te guste la gente amable? ¿Es eso? Oye voy a ser tu pareja aquí en el juego y luego podemos ir a mi casa y me podrás decir cómo te gusta. Agradable y dulce o malo y sucio.


Justo cuando estaba a punto de retroceder y levantar la rodilla en las bolas de él con todas sus fuerzas, otro hombre habló.
— Yo soy la pareja de la dama.
Ella se quedó inmóvil con la voz que había oído cientos de veces en sus sueños en los últimos meses. Nick Jonas.

Le tomo a Nick hasta la última gota de su auto-control para no golpear al tipo en la mandíbula y arrastrar a Miley de ahí. Claramente el tipo estaba ocupando el espacio personal de Miley y ella no quería sus avances. Nick trató de controlar su furia con el hecho de que los chicos que utilizan la fuerza física para intimidar a una mujer eran más bajos que la basura. Pero eso no explicaba el aumento de la intensidad de los celos, de la posesión que pasó por él.

Cuando la vio a través de la sala, primero pensó que tal vez era su novio, pero rápidamente se dio cuenta de que no era el caso. Por suerte para él. El señor amoroso echó un vistazo a Nick y retrocedió.
— Hey, hombre, ella dijo que quería jugar individuales, pero estamos jugando dobles. Yo solo trataba de ayudarla.
— Bueno pues yo estoy aquí para que podamos jugar dobles, si ella quiere. ¿O podemos irnos?. — miró a Miley preguntándole. Si ella quería jugar y probar su punto al imbécil, entonces él entraría. Pero si ella quería dejarlo por el desagradable comportamiento y quería irse, Jake estaba dispuesto a llevarla a casa.


— Vamos a jugar.
Nick trato de no babear cuando ella camino hacia él con los brazos abiertos. Ella llevaba puesto una camiseta blanca y una falda de mezclilla que le llegaba solo encima de las rodillas. A pesar de su largo relativamente modesto, en su caso aún quedaba mucha pierna desnuda para que él mirara. Sus graciosos pies con la uñas pintadas de rojo sexy calzaban unas sandalias marrón. Ella le quito el aliento.

— ¿Cómo te fue en el trabajo, querido? — le pregunto con una sonrisa en su voz, ella lo atrajo hacia sí para un ligero abrazo.
— Muy bien, muy bien. — ella se sentía tan bien en sus brazos, que era difícil dejarla ir cuando empezó a retroceder.
— ¿Qué, no hay un beso a tu amor? — le preguntó en tono afectado.

Ella le lanzó una sonrisa traviesa y levantó una ceja. Colocó ambas manos en sus hombros, se puso de puntitas y tiró de él hacia abajo para encontrar su boca. Los labios de ella eran llenos, cálidos y suaves y eróticos como el infierno. Su lengua se lanzó ligera contra su boca, el abrió los labios y profundizó el beso. Y tan pronto como había comenzado, se acabó.
Él la abrazó por un momento, tratando de controlar tanto su respiración como su polla, mientras ella le susurraba al oído. — Vamos a aplastar a este hijo de perra, ¿Nick, está bien?

Sí. Ellos los aplastarían. Y a continuación Nick averiguaría dónde demonios se había metido ella los últimos seis meses. De la forma en que él lo veía ellos tenían asuntos pendientes.


Miley retrocedió al estante de las bolas, maldiciendo por sus inestables manos.
Jake.

¿Cuántas veces había pensado en él en los últimos meses? ¿Cuántas veces estuvo a punto de llamar al 411 para marcar a todos los N. o Nick Jonas en West Chester, hasta encontrarlo? ¿Cuantas veces había imaginado encontrárselo en alguna parte? Tal vez en la tienda de comestibles y sus ojos se encontrarían en el contenedor de las coles. O tal vez en la oficina de correos ella iría con la cabeza baja mientras veía su correo y chocarían y sus cartas se revolverían.

Uf, que imaginación. Esto no era Hollywood. ¿Quién iba a la oficina de correos ahora? Ella se había dado cuenta rápidamente que a pesar de que vivían en la misma ciudad, las posibilidades de que sus caminos se cruzaran eran escasas.
Sin embargo, aquí estaban.

El Regreso cap 16 Happy Niley Day

Al verlo en la biblioteca, se quedó en el qui­cio de la puerta, agotada, intentando recobrar el aliento.
-Fuera -le dijo él no muy convencido.
-No me voy a ir hasta que me dejes defenderme.
-¿Defenderte? ¿A quién pretendes engañar? ¿Te crees que no sé que todo el mundo, menos yo, sabía que habías tenido una aventura?
-¡Nunca he tenido una aventura! –protestó furiosa.
-Ahora entiendo por qué Joe no te llevó a Brasil. Ahora entiendo por qué te quitaste mi apellido y te escondiste. Estabas avergonzada...
-¡No, simplemente estaba harta de tu familia y de todo aquel estúpido embrollo en el que me había metido! Cuando la prensa dijo que yo era la mujer de la fotografía, me tuve que enfrentar a una decisión muy difícil -contestó ella deses­perada entrando en la estancia- Si decía la ver­dad, que aquella mujer era Ashly, destrozaría su matrimonio, así que ella me pidió que no ha­blara... .
-Dime, ¿cuánto tiempo has tardado en inven­tarte todo este cuento en el que tú eres la única víctima y todos los miembros de mi familia son de lo más malvados? -le espetó él.
-Ashly me advirtió que sería culpa mía si su romance con Mark salía a la luz y, en cierta forma, tenía razón -admitió Miley.
-¿ Qué quieres decir?
-¡ Que no habría habido historia si aquel fotógrafo no hubiera creído que la mujer que es­taba besando a Mark era yo! Yo era la elegida para saltar a la fama por ser la mujer de un fa­moso banquero cuya desaparición había levan­tado un increíble revuelo. ¡ Eso era lo que me hacía blanco de la prensa y lo que hacía que mi supuesta infidelidad fuera noticia!
-¿No pretenderás que me crea que alguien tan remilgado como tú se dejara tachar de adúl­tera por el bien de Ashly? -preguntó Nick pasando con grandes zancadas junto a ella hacia la escalera.
-¡Muy bien, lo que hice fue una gran estupi­dez, pero deberías conocerme mejor! -contestó Miley corriendo tras él - Creía que habías muerto. ¡ Ya tenía yo bastante con lo mío como para, además, hacer que Ashly perdiera a Joe!
-¡Basta ya! -exclamó Nick deteniéndose con los puños apretados - ¿Es que no tienes dignidad?
-¿ Te he mentido alguna vez?
Se miraron. El ambiente estaba tenso. Miley vio en los ojos de Nick el terrible dolor que él intentaba ocultar.
Miley se estremeció. Vio que, por fin, había dicho algo que le había llegado dentro, algo que estaba considerando.
Reinaba el más profundo de los silencios.
 -Nunca tuviste ningún motivo para mentirme -contestó él con ferocidad.
Miley se deshinchó como si la hubiera pe­gado. Sintió que perdía el color.
-y tú nunca te has fiado de mí -murmuró sorprendida ante el descubrimiento-. Evidente­mente, nunca has confiado en mí. ¿Qué he he­cho yo para merecer eso? -Nick no con­testó-. Hace cinco años me lo escondías todo - dijo ella dolida - No tenía ni idea de que no te gustaba Mark. Nunca supe, hasta ahora con lo que me estaba enfrentando continuó con un nudo en la garganta No tengo ninguna prueba de mi inocencia así que supongo que se acabó, ¿ verdad? preguntó alejándose por el pasillo hacia su dormitorio..
-¿Qué quieres decir? ¿Cómo que se acabó? -se apresuró Nick agarrándola de la mu­ñeca.
-¿Pues qué va a ser? -contestó Miley soltán­dose con un movimiento brusco Tenía el men­tón levantado a pesar de que temblaba como una hoja y las lágrimas le rodaban por las meji­llas.
-¡No permitiré que me dejes!
-Pero... -protestó. Había creído que era él quien daba todo por terminado..
-Si me dices la verdad, intentaré olvidarme de todo esto. –propuso Nick Miley no con­testó-. La verdad -insistió Nick..
-No me creerías.
-Podría creer que no llegaste a acostarte con él -concedió él entre dientes malinterpretando lo que había dicho Miley
-No. sabes qué creer, ¿verdad? Muy bien. Lo único que yo puedo hacer es contarte el resto de la historia. Ashly y yo. Estuvimos hablando. De esto en Londres. Me advirtió que estaba dis­puesta a mentir para protegerse... y Mark solo dirá la verdad a cambio de dinero.
-¿Cómo?
-Me dijo que se pondría de parte de Ashly y mentiría- igual si no le daba dinero. Mark me está chantajeando, Nick -explicó Miley.
Miley entró en la habitación y cerró la puerta antes de que él la siguiera. Se sintió mejor en mitad de todo aquel horror. Por fin, le había contado la verdad completa. Dos minutos des­pués, se dio cuenta de su error. No debería haber hablado nunca del chantaje. ¡Era lo que faltaba para convencer a Nick de su culpabilidad!

Miley se quedó escuchando el silencio. Nick no entró en la habitación.
Completamente mareada y débil, se arro­jó en la cama y estuvo llorando hasta que se quedó sin lágrimas. Exhausta y acalorada, se quedó allí intentando dilucidar qué hacer.
¿Debía sentirse halagada por que Nick la quisiera tanto que estuviera dispuesto a olvidar una infidelidad? Lo que sí le había quedado claro era lo poco que había conocido a su ma­rido antes de su desaparición. ¿Nick celoso de Mark? Era como si nunca hubiera estado muy seguro de que Miley lo quisiera. ¿Por qué?
Mientras intentaba encontrar una respuesta y luchaba para no rastrear la casa entera para ver si él seguía allí, se quedó dormida. Cuando abrió los ojos, la habitación estaba en penumbra y se le había pasado aquel extraño mareo. Se dio la vuelta y se sorprendió de lo que vio.
Nick estaba sentado junto a ella. Estaba en una silla, con la camisa abierta y la corbata desanudada. Vio que tenía un vaso de brandy en las manos y que la miraba intensamente.
-¿Qué? -preguntó nerviosa.
Nick suspiró y se echó hacia atrás. -Quiero oír eso del chantaje.
Miley se quedó pálida.
-Le... le di el dinero.
-¿ Qué? -rugió como un león.
Miley tragó saliva y se sentó.
-Me amenazó con ponerse del de Ashly. ¿Qué iba a hacer? ¿ Cómo habrías reaccionado si te hubieran ido con esa historia nada más llegar? Quería tener tiempo para estar contigo... no quería que todo se estropeara...
-¿ Te das cuenta de que te estás hundiendo tú sola cada vez que abres la boca?
-Pero te estoy diciendo la verdad -insistió Miley-. Tenía miedo del daño que nos podía ha­cer Mark si se aliaba con Ashly, así que le di todo el dinero que tenía en el banco...
-¿Cuánto? -murmuró sentándose en el borde de la cama.
Tras morderse el labio, se rindió.
-Creí que nuestro matrimonio lo valía.
-Es una excusa muy original para ceder ante un chantajista. Te pidió el dinero el mismo día que venías aquí, ¿verdad? -Miley asintió-. ¡Bastardo!
-Lo siento... ¡Siento todo esto! -sollozó Miley hundiendo la cara entre las almohadas.
-Consuélate pensando que, cuando haya aclarado todo esto, va a haber algunos que lo van a sentir más que tú -continuó Nick ha­ciéndole más preguntas sobre Mark. Miley sabía el número de su móvil, pero no tenía su direc­ción ni sabía exactamente dónde estaba la finca donde trabajaba.
-Nunca me acosté con Mark -dijo al oír que se levantaba- Nunca habría podido acostarme con nadie que no fueras tú.
-Eso no parece muy cierto, cara mía. Tal y como me recibiste, con el episodio del vodka y todo eso, lo único que puedo pensar es que te sentías culpable.
-Muy bien... piensa eso si quieres -contestó ella con rencor- Piensa que soy culpable. Sin­ceramente, me parece que ya he pagado bas­tante por algo que no he hecho! – Nick no contestó. Se limitó a quitarse la camisa y a desabrocharse los pantalones  - ¿Qué estás ha­ciendo?
-Desvestirme para meterme en la cama...
  -¡No pienses que vas a dormir conmigo! -ar­guyó Miley, atónita - No te crees lo que te digo de Mark, así que ya te puedes ir buscando otro sitio para dormir - Nick terminó de desves­tirse. Miley recapacitó y recordó que, años atrás, dormir separados los había alejado terrible­mente- Bueno, puedes dormir aquí.
-Grazie.
-Entonces, ¿no has pensado en divorciarte de mí? -le preguntó ya con las luces apagadas.
-No, pero probablemente tu vida va a ser un infierno hasta que logre aclarar todo esto.
-¿Me estás amenazando?
-Te estoy advirtiendo.
Miley lloró en la oscuridad. No la creía. No iba a creer nunca que no lo había traicionado con Mark.
De repente, sintió las manos de Nick en la cintura.
-Te sigo deseando, cara.
-Pero...
-Tú también me deseas. Puede que el amor fuese falso, pero el sexo es real -aquello le do­lió terriblemente, pero se dio cuenta de que él estaba horriblemente herido también por todo lo ocurrido y se culpó por ello. Se sentía tan desdi­chada que no creyó que pudiera responder. Para su sorpresa, su cuerpo reaccionó con una inten­sidad desconocida cuando él la besó-. Eres mi mujer...
La escalada de deseo fue en aumento hasta que, de repente, Nick se apartó, masculló algo en italiano y se fue al baño. Miley se encon­tró sentada en la cama, encendió la luz y oyó la ducha.
Se puso la bata y se sentó en la silla que antes ocupara él. Minutos después, Nick salió del baño con una toalla enrollada en la cintura.
-Lo siento. Creía que iba a poder hacer como si nada, pero no puedo. No puedo hacerte el amor con esta furia que llevo dentro. Podría he­rirte -dijo sin mirarla yendo hacia el vestidor.
Miley lo oyó abrir cajones y hablar por telé­fono en italiano. Aquello era el fin. Eran las once de la noche. Se había ido de la cama y se estaba vistiendo.
Se levantó y fue hacia la puerta del vestidor, pero se paró porque él seguía hablando por telé­fono. Volvió a la habitación. Había dicho toda la verdad y él no la había creído, pero había ocultado magistralmente su dolor. Se dio cuenta, queriéndolo más que nunca, de que lo estaba pasando todavía peor que ella.
-Me voy a Londres... -anunció al salir del vestidor.
-Déjame ir contigo... por favor -le rogó.
-Necesito tiempo. Es mejor que no vengas conmigo. Necesito estar solo.
-Como Greta Garbo... -murmuró sin poder evitarlo.
-¡Accidenti! ¿Te crees que estoy huyendo? -dijo furioso-. Me voy por tu bien. Si me que­dara, seguramente destruiría lo que tenemos y no quiero que eso suceda, así que dame tiempo.
Miley asintió y miró hacia otro lado.
-Te quiero...
-Pues no lo parece -se hizo un terrible silencio-. He comprado otra casa de campo en In­glaterra... era una sorpresa. Puedes irte allí.
-Tú te vas a la casa de la ciudad -asumió ella sintiéndose como si le dieran una patada. Aquello era una separación en toda regla.
-No, me voy a un piso que tiene el banco. - Mucho después de que Nick se hubiera
ido, Miley seguía sentada en la habitación. Se sentía vacía. ¿Sería aquello el final de la etapa de transición de la que le había hablado el con­sejero?
Recapacitó y se dio cuenta de que, si fuera Nick, se mostraría igual de furiosa e incrédula.

El Regreso cap 15 Happy Niley Day

-¡Lo que más me molesta es que me enga­ñes! -gritó Nick-. Has tenido la oportuni­dad de decirme la verdad, pero has preferido mentirme.
-No, nunca te he mentido -murmuró Miley sintiendo que le faltaba la respiración y que co­menzaba a sudar- Fue Ashly la que tuvo el ro­mance con Mark. La de la fotografía no soy yo, es Ashly.
-¡Accidenti! No quiero oír estupideces...
 -Muy bien -contestó ella enfadada - ¿Sepuede saber de dónde has sacado ese recorte?
-Me lo ha enviado alguien, no sé quién, que se preocupa por mí. Me lo trajo esta mañana un mensajero desde Londres.
Miley luchó para mantener la calma, para no perder el control.
-Probablemente haya sido Ashly porque me ve como una amenaza. Prefiere verme fuera de la familia. Si te paras a pensar fríamente en este horrible asunto...
-¿Fríamente?
-Te juro que nunca he tenido nada con Mark. Ni siquiera nos hemos besado jamás. Era una amistad platónica... -Nick la miraba fija­mente, con dureza. Miley estaba atenazada por el pánico, que le impedía poner en orden sus pensamientos para contarle su versión de los hechos- Yo no sabía que Ashly y Mark estaban liados hasta que vi las fotografías en la prensa. Mark solía ir por casa a menudo tras tu desapa­rición. Él y Ashly se llevaban bien, pero yo nunca sospeché nada... nunca me habría dado cuenta, estaba demasiado metida en mi desgracia como para fijarme en el comportamiento de los de­más. Ashly sugirió que fuéramos a pasar los fines de semana a la casa de Oxford. Mark trabajaba todavía allí por aquel entonces...
-Estás perdiendo el tiempo -rugió Nick-. En Sudamérica perdí la libertad, no el cerebro.
Miley siguió hablando. Había empezado e iba a llegar hasta el final.
-Ibamos en mi coche. Ashly me dijo que me vendría bien hacer algo, para distraerme, y tenía razón... entonces, yo era como una muerta vi­viente. Durante aquellos fines de semana, mu­chas veces me dejaba sola, pero nunca pensé que estuviera con Mark. Yo no era una compa­ñía muy divertida, así que no me sorprendía que se fuera a ver a amigos suyos y se llevara mi co­che... ¿Dónde vas? -jadeó cuando vio que Nick giraba sobre los talones y se alejaba.
-Todo eso es mentira. Mark era amigo tuyo, te iba a visitar constantemente. Mark vivía en una de nuestras fincas porque tú insististe para que le diera trabajo. Te gustaba tenerlo siempre cerca. ¿Por qué diablos te casaste conmigo?
-¿Cómo te atreves a preguntarme eso? –dijo Miley saliendo de su estupor y corriendo tras él.
-No quiero seguir hablando de esto... voy a perder la cabeza - contestó él parándose, pero sin darse la vuelta.
-¡Tienes que escucharme! -exclamó Miley incrédula.
-No tengo que hacer nada... -digo él con amargura haciendo que ella se estremeciera- Gracias por unos cuantos buenos revolcones.
-¡Date la vuelta y dímelo a la cara!- lo in­crepó ella.
-¿Sabes lo que realmente no iba bien en nuestro matrimonio antes de que me fuera a Montavia ? -dijo girándose repentinamente.
-No - contestó ella cruzándose de brazos.
-Mark... ¡Cada vez que me daba la vuelta me encontraba con él! Estabas más unida a él que a mí. ¡Cómo no iba a tener celos!
-¿Celos? .­
-Sí, increíble, ¿verdad? Que yo tuviera celos de un estúpido sin escrúpulos que lo único que quería era sacar tajada de todo. ¿Crees que Mark habría sido tan buen amigo si te hubieras casado con un hombre pobre? ¡Te utilizaba como quería y yo me tenía que aguantar!
Miley se dio cuenta de que Nick había sa­bido ver lo que ella no había sido capaz. Unas semanas antes lo habría defendido con uñas y dientes, -pero ya había descubierto como era a raíz del chantaje.
-Supongo que cuando mi familia te dio la es­palda tras mi desaparición, Mark te parecería tu único refugio. Supongo que por eso terminaste en su cama. ¿Te diste cuenta entonces de que estabas enamorada de él? -le espetó Nick.
Miley se quedó estupefacta ante la lógica que había empleado su marido para explicar cómo había sucumbido a aquel romance. Aquello de­jaba patente que nada de lo que le había dicho había hecho mella en él.
-¡Nunca me acosté con Mark! ¡Te juro que nunca lo hice! -exclamó.
Nick la miró con dureza, se dio la vuelta y se fue. Miley se quedó bajo el sol abrasador, quieta, sin saber qué hacer.
Se dio cuenta de que se había metido en un buen lío. ¡Nick siempre había tenido celos de su relación con Mark! Tenía tantos celos que había creído que su amistad con Mark había puesto en peligro su matrimonio. Las circuns­tancias se habían aliado de manera terrible para construir un escenario que a Nick le parecía de lo más creíble. Se había creído que tras su desaparición, su mujer se había refugiado en brazos de Mark buscando algo más que amis­tad.
Con el vestido pegado a la piel del sudor, Miley corrió por el jardín con el corazón en la boca. Todavía tenía que subir dos largas escali­natas de piedra que daban acceso a la terraza trasera de la villa. Entró en la casa, mareada del esfuerzo y temerosa de que Nick se hubiera ido.

El juego mas peligroso cap 5 Happy Niley Day

Luego empezó a firmar los papeles mientras ella se quedaba atontada de nuevo.
¿Nick Jonas la deseaba? Aquello era una tontería. Una broma de Franki, sin duda otro ejemplo de su desagradable sentido del humor.
El calor la estaba sofocando y, con el sudor, la blusa se le pegaba al cuerpo. Se quitó la chaqueta y respiró profundamente. Dos millones de libras... Deseó ponerse a reír como una histérica. Era tan ridículo...
-Ya sabes que casarse es muy caro -murmuró Franki, observándola con ojos fascinados cuando la chaqueta se le escurrió entre los dedos y cayó al suelo-. ¿Por qué no reconsideras mi oferta? Nadie más lo sabrá. No publicaría las fotos. Sería tu secreto... y el mío.
Cuando Miley intentó enfocarlo con la mirada, de repente hubo una conmoción detrás de los focos. Una retahila de palabrotas en italiano le retumbó en los oídos. Un puño golpeó a Franki en el hombro, lo suficientemente fuerte como para hacerlo caer hacia atrás y, de repente, Nick apareció a la luz, insultando y golpeando a su hermano en el hombro hasta obligarle a retroceder. Era como un boxeador jugando con un adversario más débil.
Muy pálido, Franki se escondió detrás de Miley.
-¡Dío... páralo antes de que mate a alguien!

Miley abrió mucho los ojos por la sorpresa y porque no comprendía nada.
-¡Me avergüenzo de ti! -rugió Nick-. ¡Por una apuesta, por una asquerosa apuesta. ¡Ella está que no controla! ¡Ni siquiera sabe qué día es hoy!
-Pero está mucho más a salvo conmigo que contigo -respondió Franki-. Y ¿por qué no se lo iba a pedir?
-¡Sal de mi vista, cerdo! Tienes suerte de que no tenga ganas de ensuciarme las manos.
-Sólo le he hecho una oferta.
-Entonces, ¿por qué se ha quitado la chaqueta?
-¡Se la ha quitado ella sola! ¡Te lo juro! ¡Lleva más ropa encima que Scott en la Antártida! ¿Es qué, no se pueden hacer bromas aquí? Lo siento, Miley -dijo Franki nerviosamente-. No sabía lo de tu ruptura, pero ahora ya no hay moros en la costa y yo podría pagarte esos dos millones, ni un penique menos.
Luego Franki se alejó de allí y desapareció tras las luces.
-¿Qué demonios te crees que haces viniendo aquí a ponerte en esta situación? -le preguntó entonces Nick, furioso.
Miley se dio cuenta de que ahora era su turno.
-¿No te dije que te fueras a echar un rato? ¡Podías haberte caído bajo un autobús o algo así! Cuando supe que habías vuelto a salir, no me lo pude creer.
-Había que... firmar unos papeles... 
-Entonces, ¿por qué te has quitado la chaqueta?
-Tenía calor.
Nick se inclinó y recogió la prenda.
-Dío... Debería habérmelo imaginado. Una mujer que lleva las faldas por debajo de la rodilla y que va tapada por completo en mitad del verano, es de lo más difícil que se desnude delante de una cámara. Eres demasiado púdica.
Miley se quedó rígida de repente y la ira se apoderó de ella.
-¡Yo no soy púdica!
Nick se quedó muy quieto.
-Así que tienes todo un temperamento... -dijo como si acabara de hacer un gran descubrimiento.
-No me subestimes.
-Estaba preocupado por ti. Ya ves, mi desagradable hermano menor se hizo una apuesta conmigo hace seis meses...
-¿Una apuesta? -le preguntó Miley con el ceño fruncido.
-Se apostó conmigo cincuenta mil libras a que conseguía que posaras desnuda para él.
Miley se estremeció.
-Nunca pensé que habría la menor posibilidad de que aceptaras. No eres de esa clase. Era una especie de broma, Miley. A Franki le encantan las bromas, pero a veces, como hoy, las lleva demasiado lejos.
-He hecho la tonta -dijo ella amargamente y sin levantar la vista del suelo.
-No. Has tenido un día muy duro, eso es todo. Me parece que realmente amabas a ese cerdo-dijo Nick cuando la vio estremecerse.
Luego ella metió los brazos en las mangas de la chaqueta que él la ofrecía.
-¿Qué era eso de los dos millones? -le preguntó ella mientras se sacaba el cabello del cuello de la chaqueta.
-Tienes un cabello precioso. Siempre quise vértelo suelto. No te atrevas a cortártelo nunca.
-Franki dijo... dijo que pagarías dos millones de libras por una noche conmigo.
Las facciones de Nick se endurecieron.
-Estás más bebida de lo que pensaba. Voy a darle de puñetazos a Franki.
-Sólo estaba bromeando.
-No, no lo estaba -dijo él mientras salían de allí.
-¿De... de verdad?
-¿Te crees que estaría aquí si no fuera cierto?
-Estabas tan amable esta tarde...
-Y ¿no lo habría estado si no hubiera tenido un propósito oculto?
-No.
Salieron del edificio, donde los estaba esperando el chófer de él con el coche. Una vez dentro, ella le preguntó:
-¿Por qué no...? Bueno, nunca me lo demostraste...
-Miley, yo no soy un adolescente enamoradizo. Te encuentro físicamente muy atractiva. Eso es química.
-Sexo.
-Bueno, pues sexo.
-Tú piensas que soy muy inocente -murmuró ella tratando de controlar el torbellino interior que la volvía a atacar.
-No... y no creo que este sea el momento para esta conversación.
-Yo ya no creo en el amor.
-¿No te gustaría emborracharte del todo y tener una buena y larga noche de sueño?
-Mucho, mucho -susurró ella dolorosamente.
-Realmente no sabía que tus sentimientos fueran tan profundos -dijo él riéndose con cierta amargura.
Ella no mostró sus sentimientos. Eso lo había aprendido de pequeña. Pero ese día la habían sacado brutalmente de su caparazón.
-¿Cómo lo sabes?
-Yo creía que, de lo que estabas enamorada realmente, era de todo lo que rodeaba al papel de la novia... Para no mencionar la elección del papel de la casa, la ropa de la cama, las cortinas y las invitaciones de boda -dijo Nick sardónicamente.
-Quería un hogar que fuera realmente mío. Es fácil reírse de ello cuando has tenido uno siempre, Nick -le dijo ella mirándolo enfadada-. Por cierto, ni siquiera te he preguntado a dónde vamos.
-Estás a salvo conmigo. Esta noche no tienes que pensar por ti misma.
Ella cerró los ojos. El único hombre en el mundo en que nunca habría confiado y, de repente, supo instintivamente que podía hacerlo. Nick Jonas, el protector. Podría haberse reído ante esa idea, pero, en vez de eso, se quedó dormida. 

El juego mas peligroso cap 4 Happy Niley Day

A Miley se le escapó una risa nerviosa. ¿Una fiesta? ¿Se creía él que estaba de humor como para fiestas? ¿Estaba loco o solamente era incapaz de comprender la inmensidad de lo que le había pasado ese día a ella?
-Estaré bien.
-La llamaré más tarde. Haré que la recoja un coche a las siete -le dijo él como si no hubiera hablado.
Miley trató de encontrar una excusa.
-No tengo nada...
-Le compraré un vestido. No hay problema, cara. Ni se le ocurra pensar en algo tan trivial.
-Pero yo...
Unas manos fuertes y morenas le tomaron las suyas, haciéndola levantarse gentilmente. Luego la dirigió hacia la puerta como si fuera una muñeca.
-Suba al apartamento y échese un rato. Trate de pensar de forma optimista; en cosas alegres. Sonría...
Mientras le decía eso, le rozó el labio inferior con un dedo. Ese leve contacto le pareció a ella extrañamente relajante.
Como en un sueño, Sara lo miró a los ojos.
-Señor Jonas...
-¡Nick... por favor! -exclamó él soltándola. Miley casi se cayó entonces y lo vio dirigirse al teléfono, que ni había oído sonar. Él descolgó y, mirándola, repitió:
-Sube al apartamento y túmbate.
Miley retrocedió lentamente y volvió a su despacho para recoger el bolso. Le dolía la cabeza. Entonces se quitó las horquillas que le sujetaban el cabello y se lo soltó. El teléfono de su mesa empezó a sonar. Dudó por un momento, pero descolgó.
-¿Miley? -le preguntó Pete impacientemente-. ¿Dónde has estado?
-Estaba...
-Mira, necesito que me hagas un favor. Nick me dijo que le llevara ayer unos papeles a Franki para que los firmara, pero se me olvidó hacerlo. Están en el cajón de arriba y a la derecha de mi escritorio. Toma un taxi y llévaselos a su estudio antes de que Nick pregunte por ellos. ¿De acuerdo?
Miley respiró profundamente y luego suspiró.
-De acuerdo.
-Eres un ángel. Espero que tu sustituto sea, por lo menos, la mitad de servicial.
El recuerdo de que ya estaba terminando su contrato la sacudió fuertemente cuando se subió al taxi. Dentro de poco tiempo iba a tener un buen problema. Su sucesor ya había sido elegido y tomaría su puesto muy pronto. Liam no había querido que su esposa trabajara. Y no tenía ningún ahorro. Se había gastado todo su salario en renovar y amueblar la casa estilo victoriano que Liam había comprado. Además de todo el tiempo que le había dedicado.
Entonces empezó a enfadarse. Hacía tres años que había visto a Liam perseguir a su prima sin éxito. Su prima tomaba las cosas sólo por el placer de hacerlo. Durante todos los años que había vivido en casa de los Dalton, había recibido esa lección una y otra vez. Cualquier cosa que hubiera sido lo suficientemente tonta como para valorar, inevitablemente se la había terminado por quitar su prima. Pero esta vez no había sido un juguete o un recuerdo sentimental; había sido el hombre al que amaba.
Había estado varias veces antes en el estudio fotográfico de Franki Jonas. La zona de recepción estaba increíblemente llena de gente y se abrió paso entre todos hasta el estudio en sí.
Franki estaba tumbado en un sillón dentro de un cegador círculo de luces en el estudio vacío. Parecía medio dormido, pero sonrió inmediatamente cuando Miley se le acercó.
-Vaya, ¿a qué debo este honor? No me digas que, por fin, te has decidido a aceptar mi oferta. Miss Diciembre, con botas rojas y un ramo de bayas rojas en la mano. ¿Qué opinas?
Miley apretó los dientes cuando notó como le ardían las mejillas. No estaba de humor para soportar las bromas de Franki. Así que apartó la mirada y le ofreció los papeles.
-Tienes que firmar estos documentos.
Fraki se rió de repente.
-¿Qué te parece tan divertido?
-Es un chiste privado.
-¡Si es sobre mí no es privado!
Franki la miró y parecía de lo más divertido.
-Hay un precio.
-¿Un precio?
Franki volvió a reírse.
-Dime algo antes, ¿no has caído nunca en los brazos de mi hermano?
-¿Perdón?
-Nick es un tipo muy atractivo, tanto que afecta a todas las mujeres. Si no fuera de la familia, lo odiaría. Vamos, me lo puedes contar... Si no fuera por amor verdadero, le habrías dado un revolcón, ¿no? Ya conoces esa película, Una Proposición Indecente. En ella Robert Redford paga un millón de dólares por pasar una noche con Demi Moore. Tú también puedes haber hecho tu fortuna...
-No entiendo.
Eso era mentira, lo que pasaba era que no podía creerse lo que estaba diciendo Franki.
-¿Me estás diciendo que ni siquiera te has dado cuenta? ¿O que Nick nunca ha intentado tenerte en sus brazos?
-Si estás tratando de indicar que tu hermano se siente atraído por mí, te equivocas.
-¿No pagaría un millón de libras? Mira, podría hacerlo sin notarIo. No, la suma que he oído eran dos millones. Creo que Nick pensaría que uno es poco.
La cabeza le estaba empezando a dar vueltas de nuevo a Miley. Hacía tanto calor bajo los focos que no se podía concentrar.
-Esta conversación es de muy mal gusto, Franki.
-Así que Nick quiere tener una aventura contigo... ¿es eso un crimen? La lujuria hace que el mundo gire.
¿Nicholas Jonas quería meterse en la cama con ella? No se lo podía creer.
Franki agitó la cabeza lentamente.
-Realmente no lo sabías, ¿verdad? El amor es realmente ciego. Y más bien idiota. Pero, no dejes que se te ablande el corazón con él. Recuérdate que no te gusta y mantenlo muy claro. Cásate con tu vendedor de seguros y vive felizmente para siempre.