Seis meses después
La cabeza de Miley golpeaba. La música de la banda tan fuerte que apenas podía oír lo que pensaba. Algunos de sus compañeros de clase de criminología la habían convencido para salir por aperitivos y bebidas, después del examen de mitad de periodo que fue particularmente agotador. Habían llegado al bar el Camello Sediento hacia tres horas y parecía que se iban a quedar toda la noche.
Ella miro a las chicas con las que había llegado y se rió entre dientes a pesar de su dolor de cabeza. Emily estaba bailando en la barra una canción de Carrie Underwood sobre golpear el choche de su novio infiel. Era evidente, que ella estaba relacionada con los problemas que la Sra. Underwood cantaba, porque estaba cantando a una botella vacía de alguien. Sus otras dos compañeras de clase estaban en la pista de baile, ya fuera que decidieron ser pareja hace mucho o que serían pareja de una noche, las cosas allí se veían muy calientes.
Miley tomo un sorbo de cerveza tibia y suspiro, estaba demasiado vieja para esto. ¿Qué demonios estaba haciendo ahí bebiendo cerveza caliente y barata en un jarro común? Ella era una mujer adulta.
El encargado del bar camino hacia Miley y ella empujo la cerveza y ordeno un Cosmopolitan frío y con limón. Él se lo entrego y ella tomo un sorbo. Dio en el clavo. Frío, agrio y fantástico. Ahora bien si pudiera poner distancia entre ella y la escandalosa banda, la vida sería mejor.
Ella patio ligeramente a Emily en el pie y le hizo un gesto hacia las mesas de billar para que Emily supiera donde iba estar. Tuvo que maniobrar un poco pero llego y notando aliviada que era más tranquilo lejos de los altavoces a todo volumen.
Había crecido jugando billar con su padre en el sótano, pero no tenía la necesaria confianza de jugar en público con frecuencia. Recordándose a sí misma que ella era la nueva Miley, se acercó y metió sus monedas en el borde de la mesa para que supieran los tipos que ella seguía. Podía sentir las miradas de los hombres cuando fue a sentarse y esperó su turno.
Ella vio el partido y dio un sorbo a su bebida, señalo que, de los dos hombres que jugaban, el de pelo más claro era bastante bueno. Aunque no tenía el control de la bola blanca, era buen tirador de puntos. El otro era malo y no tenía delicadeza. Parecía que pensaba que entre más fuerte le diera a la bola era más probable que terminara en el hoyo. Esperaba que el rubio ganara para que tuviera un reto. Un momento después estaba decepcionada ya que rayo la bola ocho y perdió el juego.
Miley dejo su trago y se acercó a depositar sus monedas en la ranura, podía oír el murmullo de los hombres. Ella empezó a escoger su palo cuando el de pelo oscuro se le acerco.
— Bueno hola. Mi nombre es Chase, con mi amigo Wade estábamos jugando individuales solo hasta que nuestros compañeros regresen con las bebidas. Po lo tanto estábamos jugando de parejas. ¿Tienes pareja?
Era obvio que ella no tenia, pero respondió cortésmente.
—Yo soy Miley, y si te da igual me gustaría jugar individuales. Solo quiero jugar un juego y entonces ustedes tendrán la mesa de regreso.
— Bueno, es nuestra mesa hasta que alguien no las gane, son nuestras reglas. Y estamos jugando dobles. Pero al ver que estás sola, podemos ser pareja. ¿Qué dices hermosa? — preguntó él, deslizándose cerca de ella y poniéndole una mano sobre el hombro.
Miley retrocedió unos pasos, pero él se adelantó, cercándola con la esquina de la mesa.
— Retrocede idiota. — le dijo firmemente, recordándose que no tenía por qué tener miedo. Estaba en un lugar público y probablemente él sería de los bajos fondos cuya mami no lo quiso suficiente o algo así.
— Ah, eso no es amable, cariño. Yo he sido amable contigo, ofreciéndome a ser tu pareja. Yo te podría mostrar como sostener el palo. — dijo con mirada lasciva. — ¿O tal vez no te guste la gente amable? ¿Es eso? Oye voy a ser tu pareja aquí en el juego y luego podemos ir a mi casa y me podrás decir cómo te gusta. Agradable y dulce o malo y sucio.
Justo cuando estaba a punto de retroceder y levantar la rodilla en las bolas de él con todas sus fuerzas, otro hombre habló.
— Yo soy la pareja de la dama.
Ella se quedó inmóvil con la voz que había oído cientos de veces en sus sueños en los últimos meses. Nick Jonas.
Le tomo a Nick hasta la última gota de su auto-control para no golpear al tipo en la mandíbula y arrastrar a Miley de ahí. Claramente el tipo estaba ocupando el espacio personal de Miley y ella no quería sus avances. Nick trató de controlar su furia con el hecho de que los chicos que utilizan la fuerza física para intimidar a una mujer eran más bajos que la basura. Pero eso no explicaba el aumento de la intensidad de los celos, de la posesión que pasó por él.
Cuando la vio a través de la sala, primero pensó que tal vez era su novio, pero rápidamente se dio cuenta de que no era el caso. Por suerte para él. El señor amoroso echó un vistazo a Nick y retrocedió.
— Hey, hombre, ella dijo que quería jugar individuales, pero estamos jugando dobles. Yo solo trataba de ayudarla.
— Bueno pues yo estoy aquí para que podamos jugar dobles, si ella quiere. ¿O podemos irnos?. — miró a Miley preguntándole. Si ella quería jugar y probar su punto al imbécil, entonces él entraría. Pero si ella quería dejarlo por el desagradable comportamiento y quería irse, Jake estaba dispuesto a llevarla a casa.
— Vamos a jugar.
Nick trato de no babear cuando ella camino hacia él con los brazos abiertos. Ella llevaba puesto una camiseta blanca y una falda de mezclilla que le llegaba solo encima de las rodillas. A pesar de su largo relativamente modesto, en su caso aún quedaba mucha pierna desnuda para que él mirara. Sus graciosos pies con la uñas pintadas de rojo sexy calzaban unas sandalias marrón. Ella le quito el aliento.
— ¿Cómo te fue en el trabajo, querido? — le pregunto con una sonrisa en su voz, ella lo atrajo hacia sí para un ligero abrazo.
— Muy bien, muy bien. — ella se sentía tan bien en sus brazos, que era difícil dejarla ir cuando empezó a retroceder.
— ¿Qué, no hay un beso a tu amor? — le preguntó en tono afectado.
Ella le lanzó una sonrisa traviesa y levantó una ceja. Colocó ambas manos en sus hombros, se puso de puntitas y tiró de él hacia abajo para encontrar su boca. Los labios de ella eran llenos, cálidos y suaves y eróticos como el infierno. Su lengua se lanzó ligera contra su boca, el abrió los labios y profundizó el beso. Y tan pronto como había comenzado, se acabó.
Él la abrazó por un momento, tratando de controlar tanto su respiración como su polla, mientras ella le susurraba al oído. — Vamos a aplastar a este hijo de perra, ¿Nick, está bien?
Sí. Ellos los aplastarían. Y a continuación Nick averiguaría dónde demonios se había metido ella los últimos seis meses. De la forma en que él lo veía ellos tenían asuntos pendientes.
Miley retrocedió al estante de las bolas, maldiciendo por sus inestables manos.
Jake.
¿Cuántas veces había pensado en él en los últimos meses? ¿Cuántas veces estuvo a punto de llamar al 411 para marcar a todos los N. o Nick Jonas en West Chester, hasta encontrarlo? ¿Cuantas veces había imaginado encontrárselo en alguna parte? Tal vez en la tienda de comestibles y sus ojos se encontrarían en el contenedor de las coles. O tal vez en la oficina de correos ella iría con la cabeza baja mientras veía su correo y chocarían y sus cartas se revolverían.
Uf, que imaginación. Esto no era Hollywood. ¿Quién iba a la oficina de correos ahora? Ella se había dado cuenta rápidamente que a pesar de que vivían en la misma ciudad, las posibilidades de que sus caminos se cruzaran eran escasas.
Sin embargo, aquí estaban.
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