Pero también se daba cuenta de que no podía hundirse. Estaba embarazada. No tenía dinero. No tenía trabajo. Por orgullo, le hubiera gustado desaparecer de la vida de Nick con una sonrisa, pero, dadas las circunstancias, no tenía más que una opción. Decirle a Nick lo del bebé.
Miley siguió al chófer hasta la limusina con el corazón oprimido. No esperaba tener que enfrentarse a Nick hasta la noche, así que cuando la puerta del coche se abrió y Nick se bajó con su gracia natural, se quedó petrificada, incapaz de hace otra cosa que mirarlo.
¿Por qué tenía que estar siempre tan guapo y elegante? Ella ni se había maquillado, llevaba el pelo con sus rizos naturales y se había puesto lo primero que encontró en el armario.
-Te hubiera recibido en el avión, pero a Spike no le gusta quedarse solo en el coche.
Un gemido agónico surgió del coche y Nick se inclinó para sacar a Spike, que sacudía las cortas patitas en el aire y la miraba con adoración, loco de contento.
Lo única reacción que Miley tuvo fue abalanzarse a agarrarlo y meterse en la limusina para pasar los siguientes minutos tratando de calmar con mimos la excitada bienvenida. Cuando consiguió tranquilizarlo, la limusina se hallaba lejos del aeropuerto.
-No puedo creer que se haya venido contigo -dijo por fin, mirando como el animalito se instalaba entre los dos, como queriendo tocarlos a la vez. Se alegró de haber tenido esa distracción esos primeros momentos-. ¡Es increíble! ¡No te tiene nada de miedo!
Como si la entendiese, Spike le dio un lametazo en la mano y se estiró apoyándose en Nick para mirarlo con ojos de adoración.
-Es muy cariñoso -dijo Nick, acariciándole las hirsutas orejas. El perrillo se entregó a la caricia con feliz abandono.
-Nunca pensé... quiero decir que los hombres lo aterrorizaban. Obviamente, tienes algo especial -dijo Miley, mordiéndose el labio con ansiedad-. Lo que pasa es que ahora... se pondrá muy triste si te pierde.
-Sí, creo que sería un trauma terrible -reflexionó Nick-. Tendrás que separarlo de mí poco a poco.
-Por supuesto.
-Me parece que será mejor que no te vayas de casa pronto -suspiró Nick.
Miley miró al animal con los ojos llenos de perplejidad.
-Supongo que no...
Nick se echó para atrás en el asiento. Una leve sonrisa le suavizó la tensa línea de la boca.
-Tengo que confesar que lo he malcriado.
-Lo necesitaba.
Reinó el silencio. Miley siguió mirando al perrito como si su vida dependiera de ello. Había sido fantástico para romper el hielo, pensó, emocionada porque Nick fuese tan cariñoso con el animalito. Pero Spike no iba a servir de mucho una vez que ella dijera lo que tenía que decir.
-Cuando lleguemos a casa -dijo, pensando que Nick se merecía estar preparado para lo que se avecinaba-, tengo que confesarte algo que no te va a hacer muy feliz... En realidad, creo que te vas a enfadar mucho, y quiero decirte ahora que lo comprendo...
-Liam voló a España y tú te escapaste y dormiste con él -interrumpió Nick con brusquedad.
Miley lo miró con incredulidad. No se le ocurría qué decir a tal increíble insinuación.
-¡Madre di Dio! ¡Si es eso, mejor no me lo digas, porque lo mato! -juró Nick entredientes.
-¿Qué te pasa? ¿Has estado bebiendo? -preguntó Miley tensa.
-No, pero necesito una copa -confesó Nick agitado y abrió la puerta del bar de un tirón.
-Liam no ha estado en España. Y no se me ocurre porqué iba a hacerlo, ni porqué me iba a acostar con él. Puede que creas que me comporté de una forma muy impulsiva contigo, pero créeme, he aprendido la lección.
Nick cerró la puerta del bar de golpe e inspiró profundamente para tranquilizarse.
-Tenía nervios de acero hasta que te conocí -confesó.
-Intentaba prepararte para lo que te tenía que decir -murmuró Miley arrepentida.
-Tranquila. Estoy frío como el hielo, listo para enfrentarme a lo que me eches -dijo Nick, con los ojos interrogantes, quitándole el aliento.
La limusina se detuvo frente a la casa y Fisher la recibió con una cálida sonrisa.
-Bienvenida a casa, señora Jonas.
-¡Oh, no! ¿Quién le ha dicho que estábamos casados? -exclamó Miley consternada, mirando a Nick con preocupación-. ¡Era un secreto!
-Todo el mundo en el banco lo sabe también -le dijo Nick, con aire de disculpa.
-¿Bruce se fue de la boca? -preguntó Miley, abriendo los ojos como platos- ¡Qué terrible para ti, Nick!
-Lo llevo sorprendentemente bien, considerando los problemas que ha creado... -confesó Nick, apoyándole una firme mano en la espalda para conducirla hasta el estudio, con Spike a sus talones.
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