sábado, 4 de febrero de 2012

El Regreso cap 3





Rodney Russell siguió con la explicación. -Su marido quiso saber por qué usted no ha­bía sido informada, él no sabe que su propia fa­milia no nos ha facilitado la menor información.
-¿De verdad? –preguntó Miley perpleja.
-Nick dejó muy claro que se moría por ver a su mujer -dijo el superintendente con una sonrisa.
-¿Nick se muere por verme? -repitió con la certeza de que había oído mal.
-Va a aterrizar en Heathrow esta noche y, luego, un helicóptero lo traerá hasta aquí. Usted estará esperándolo. Obviamente, el objetivo es que no estén los medios de comunicación.
-¿ Quiere verme? -dijo Miley con una risa casi histérica. Sacudió la cabeza y sintió las lá­grimas que le quemaban los ojos.
Le hubiera gustado estar sola, pero tenía ante sí a unos extraños que la miraban. Seguro que. Aquellos extraños sabían la farsa en la que se había convertido su matrimonio cuando Nick desapareció. Debía tener presente que esa era la realidad. Nada era lo suficientemente sagrado como para no estar en algún informe. El comportamiento de la familia de Nick hablaba a gritos.
Tras la desaparición de Nick, tanto las autoridades británicas como las italianas habían realizado investigaciones. Los expertos finan­cieros estuvieron mirando en el banco Jonas
En busca, de pruebas de fraude, chantaje o cuen­tas secretas. Incluso habían investigado por si había vínculos entre Nick y el crimen orga­nizado. Por último, se habían centrado en la fa­milia para ver si alguno de sus miembros había podido contratar a alguien para deshacerse de Nick.
No habían dejado piedra sin remover. Tomaron testimonio a todo el mundo. No habían dudado en preguntar todo, hasta lo más personal y doloroso. Nick era demasiado rico y poderoso como para desaparecer sin que la sospecha se cerniera sobre todos los que lo conocían. Nadie lo pasó tan mal como Miley, la esposa a la que sus parientes odiaban, a la que habían hecho centro de sus iras. Joe y Demi se habían cebado en ella como ratas hambrientas. Incluso la acusaron de que Nick hubiera ido a Montavia.
-En este tipo de situaciones, solemos propor­cionar ayuda psicológica y un tiempo de aisla­miento para víctima, pero su marido se ha ne­gado en redondo -retornó Rodney Russell.
-Creo que Nick dijo que prefería la cár­cel al psicólogo -apuntó el superintendente con una sonrisa amarga.
Alguien dejó una taza de té ante ella.
-Está usted conmocionada -dijo la agente amablemente - pero se va a reunir con su ma­rido hoy mismo.
Al recordarlo, Miley se levantó de un brinco y se fue a su habitación. Cerró los ojos intentando mantener la compostura. . Nick estaba vivo; Nick volvía a casa. ¿Con ella? Se recriminó por volver a pensar en algo que no podía ser. No debía engañarse. Si Nick quería volver con .ella, ella estaría de acuerdo. Naturalmente, ob­viamente De hecho, si Nick había pedido verla nada iba a apartarla de su lado!
¿ Tal vez Joe no le había dicho nada del supuesto romance que había tenido Miley? ¿Qué excusa le habría puesto para no haberla llevado a Brasil? ¿Qué le diría Nick cuando se vie­ran? ¿Cómo le iba a explicar por qué se había ido de casa de los Jonas? ¿Cómo le iba a ex­plicar que se había cambiado el apellido? ¿Cómo le iba a decir que tenía otra vida lejos de lo que tan brevemente, había sido suyo?
Luchando para que el miedo no pudiera con ella, Miley miró la foto que tenía sobre la mesi­lla. Nick sonriendo. Con todo su carisma italiano, guapo. Se la había hecho du­rante su viaje de novios, en Sicilia. Solo habían pasado juntos, en total siete meses. Tiempo su­ficiente, sin embargo, para que se diera cuenta de que él se alejaba de ella, para que dejara de intentar que la puerta que comunicaba sus habi­taciones se abriera de nuevo, para que él co­menzara a pasar cada vez más tiempo en el ex­tranjero por negocios, suficiente para romperle el corazón. Un amor así no se olvidaba, un amor así dolía.
Llamaron a la puerta del dormitorio.
-¿Está usted bien?
Controlando todas aquellas preocupaciones que la estaban llevando al pánico, Miley giró la cabeza.
-¿Qué pasa ahora? -le dijo pálida y con la cara llena de lágrimas a la agente.
-Nos vamos al aeropuerto en media hora. Yo, en su lugar, cerraría la tienda, y me preocuparía solo por lo que me iba a poner.
Miley se rió. Nick... Nick. ¿Qué le habrían hecho? Secuestrado, en peligro, grave­mente herido, encarcelado en alguna prisión in­humana. Nick, cuya vida no lo había prepa­rado en absoluto para una odisea semejante. Nick, nacido para ser rico, para mandar y para vivir bien. Recordó que una vez, la había pedido que se vistiera de verde. Se le ocurrió de repente. El verde era su color favorito.
Miley se apresuró a buscar frenéticamente algo verde entre sus ropas. Tal vez solo quisiera verla para decirle «Hola, he vuelto, pero...». Y Annabel, su primer amor, su amor de verdad. ¿Cómo se había olvidado de ella? Annabel Sta­vely, la ex novia de Nick. En los años que habían transcurrido, había tenido un hijo soltera y se negaba a decir quién era el padre. Miley se tapó la cara con las manos. Le temblaban y le sudaban. Se encontraba como una olla a pre­sión. Solo quería gritar y llorar. Todo a la vez...
El teléfono sonó un minuto antes de que
Miley y su escolta salieran del piso.
-¿Miley? -era Joe, el hermano pequeño de Nick. .
Emocionada por que su cuñado la llamara después de todos aquellos años, Miley se quedó, literalmente, sin respiración. Temió que llamara en nombre de su hermano para decirle que, al fina Nick se había arrepentido y no iba a ir a verla.
-¿Sí?  Dijo en un hilo de voz.
-No le he dicho nada a Nick. ¿Cómo iba a darle la bienvenida a casa con semejantes no­ticias? -la recriminó-.
 Me he visto obligado a mentirle, a decirle que habíamos perdido el contacto contigo porque te habías mudado. i Será mejor que le digas la verdad porque no aguantaré mucho tiempo callado viendo como mi hermano hace el ridículo!
¿La verdad? Al colgar el teléfono con manos temblorosas, la rabia invadió a Miley, que es­tuvo a punto de volver a descolgar y de llamar a Joe, pero no lo hizo. De todas formas, nunca la creería. Ni él ni nadie la creería ni ha­ría el esfuerzo por descubrir la verdad: que sus dos mejores amigas la habían traicionado y la habían dejado sola.

-Debe usted entender que el hombre al que va a ver no es el hombre que usted recuerda le advirtió Rodney Russell mientras se dirigían al aeropuerto en un coche de policía camuflaje hado. Sería muy beneficioso para ambos si retornaran su relación.
-Sí... claro -contestó ella deseando que de­jara de alarmarla con semejantes comentarios. Lo escuchó mientras le hablaba del síndrome de estrés postraumático.
-Nick regresa a un mundo que perdió hace cinco años. Acostumbrarse a él será todo un reto. Tendrá cambios de humor, se sentirá frustrado y verá con amargura los años que le han robado. A veces, querrá estar solo, pero, otras, buscará con desesperación la compañía de otras personas. Se mostrará silencioso, pen­sativo o, de repente, será el hombre más fuerte del mundo, pero no durará.
-¿Ah, no?
-Las reacciones de su marido no son una prueba de fiar de cómo será cuando todo esto pase. Este período será de transición.
-De acuerdo.-dijo sintiendo que se le caía el alma a los pies. No era tonta. Le estaba diciendo que Nick quería verla, pero que, tal vez en unas semanas, se iría. ¿No se habría creído aquel "hombre que ella se había hecho ilusiones de que un milagro salvara su matrimonio? No era tan estúpida. No esperaba nada de Nick ni le iba a pedir nada. Solo quería estar allí por­que él lo quería así. Aun así, estaba orgullosa de que la necesitara porque Nick Jonas nunca había admitido que necesitara nada ni a nadie.
Ella le había dicho que lo quería, pero él nunca se lo había dicho a ella. Seguro que a An­nabel, sí, ¿verdad? Por lo menos, se lo había he­cho grabar en un bonito collar. «Con todo mi amor. Nick».
-Creo que el aire fresco le vendrá bien, Miley dijo el superintendente interrumpiendo sus pensamientos. Se dio cuenta de que habían lle­gado al aeropuerto.
-Sí... sí --contestó bajando del coche y to­mando aire con fuerza ¿Cuánto queda?
-Unos diez minutos...
Diez minutos después de cinco años. Estaba tan nerviosa... Se paseó por la Terminal sin mi­rar a la puerta por la que salían los viajeros. Se limpió las manos en el vestido de lana verde. Hacía mucho calor aquel día de verano, pero era lo único que tenía de ese color.
-Russell solo está haciendo su trabajo –la tranquilizó el superintendente Según lo que me han dicho, su marido está estupendamente, tanto física como psicológicamente.
Miley asintió y notó que se calmaba un poco. Oyó un ruido, miró al cielo y vio el helicóptero que aterrizaba. Seguía sin poderse creer que Nick llegara en él, que Nick estuviera a punto de bajarse y de ir hacia ella.
A pesar de todo lo que le habían dicho, temió que aquel hombre no fuera él. Tal vez fuera un impostor. ¿Por qué no? ¿No merecería la pena intentarlo, incluso someterse a una cirugía plás­tica, para hacerse pasar por un hombre inmen­samente rico? Joe, que siempre había be­sado por donde había pisado su hermano mayor, y que no había parado de llorar desde su desa­parición, habría sido muy fácil de engañar.
Rígida, se quedó mirando el aparato, que es­taba a unos treinta metros. Se abrió una puerta. Miley se puso a temblar de miedo. Vio a alguien muy alto y muy fuerte que salía. Llevaba unos vaqueros negros, camiseta blanca y cazadora de cuero. Llevaba el pelo largo, mucho más largo que nunca, estaba muy moreno. Se quedó sin aliento, no podía respirar. Sintió una inmensa alegría en su interior. No se dio cuenta de que había comenzado a ir hacia él, lentamente, al principio, y a la carrera, después.

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Chicas despues le subo maraton de 10 caps mentira no tantos pero si unos 3 o 5 kien sabe. Les esta gustando la nove?

2 comentarios:

  1. ME ENCANTA ESTA NOVE! CADA VEZ SE PONE MAS BUENA JAJA SEGUILA PORFISSS!!!! , BESOTESS

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  2. Me Encanto !!!! Sube Pronto Porfasss !!! Bye c:

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