jueves, 10 de noviembre de 2011

Una deuda de Amor cap- 25

-Dio, adoro tu cuerpo, cara mía -confesó Nick con apasionada intensidad mientras le levantaba con las manos las maduras curvas y se inclinaba para deslizarle la punta de la lengua entre los pechos y lamerle con la lengua la sedosa piel.
-Nunca pensé que podría llegar a sentirme así... -dijo Miley sin aliento, mientras el vientre se le contraía de excitación.
La tomó de las caderas con seguras manos para levantarla y besarla con deseo, y ella sintió que todos sus sentidos respondían. Le recorrió el delgado muslo con la lengua hasta llegar a su centro y gruñó de placer al descubrir la cálida humedad que la braguita no podía esconder. Luego le besó el pulso en el cuello.
-Jasper tenía razón al vigilarme tanto esas noches interminables. ¡Nunca he tomado tantas duchas frías en mi vida!
-¡Te deseo tanto! -gimió ella. Él le arrancó la barrera de encaje y seda que aún los separaba y recorrió con leves besos el trémulo cuerpo, encontrando lugares eróticos que ella ni sabía que tenía, deslizando las puntas de los dedos suavemente por el húmedo vello que protegía su caliente feminidad.
Y luego le recorrió la sedosa carne que pedía a gritos sus caricias, y su respiración se convirtió en un jadeo de asombro sensual mientras echaba la cabeza hacia atrás y su columna se convertía en un tenso arco recorrido por oleadas de placer. Lo anhelaba y necesitaba con cada fibra de su cuerpo entregado.
Nick se colocó encima y ella se abrazó a él con todo el cuerpo, gozando de su calor, su dureza y su peso. Y cuando él la penetró con fuerza, la salvaje excitación ardiente de su posesión la hizo perder el sentido. Con cada impulso la hizo volar más y más alto, hasta que ella llegó a la cima y no pudo reprimir más el creciente deseo dentro de sí. Entonces gritó en éxtasis con él, su cuerpo convulso bajo el de él antes de hundirse en la dulzura de la saciedad.
Rodeada por sus brazos, se sentía tan segura, totalmente feliz.
-Siempre me sorprendes, cara -dijo Nick suavemente, aunque algo en su voz la hizo ponerse tensa-. Lo raro es que siempre desconfié de tus principios. Para una mujer que era virgen hace unos días, aprendes muy rápido -su tono rozaba el sarcasmo.
-No te comprendo... -dijo ella rodando hacia un extremo de la cama y cubriéndose defensivamente con la sábana.
-¿No será que tu repentino cambio de opinión tiene algo que ver con la consumación del matrimonio? Ahora no podremos pedir la anulación, cara. ¡Tendrá que ser divorcio, y puedes sacarme una buena pensión!
El color desapareció de su cara ante tal insinuación.
Los azules ojos se le llenaron de dolor y escondió la cara en la almohada dándole la espalda.
-¿Ningún comentario? -preguntó Nick con frialdad.
¡Conque ahora era una interesada que se había metido en la cama con él para sacarle dinero! Miley se sintió realmente triste y enfadada. ¡Qué estúpido podía ser cuando trataba lo realmente importante! No podía tomar nada tal como venía. ¿Es que no la conocía en absoluto? ¿Cómo era capaz de poseer su cuerpo tanta ternura mientras su cerebro maquinaba cosas tan terribles?
-¿Todo el mundo trata de aprovecharse de ti? -susurró.
-Pocas veces corro ese riesgo.
Miley levantó la cabeza, y su mirada azul se clavó en la helada de los ojos negros, que parecían pertenecer a un extraño. Le dolió aún más, pero levantó la barbilla y le clavó la estocada de su dolor hasta la cruz.
-Deja de preocuparte. Tu cuenta bancaria está segura. Lo he hecho nada más que por el sexo. Puede que resulte un poco fuerte, pero es todo lo que tengo que decir sobre el tema.
-No puede ser -lanzó Nick una aturdida carcajada-. Estamos casados. ¡Eres mi esposa!
-¡A una esposa no la acusarías de acostarse contigo por tu dinero! Bueno, serías capaz...-concedió Miley, porque en ese momento su concepto de él se hallaba por los suelos-. En realidad, lo acabas de hacer.
Nick le intentó abrazar el cuerpo rígido que se resistía.
-Cambiaste de opinión repentinamente. Tengo una mente lógica. Necesito saber tus motivos.
-Te los acabo de explicar, así que suéltame, por favor.
-No -dijo Nick, besándole la nuca.
-Sabes que no estamos casados en serio, lo sabes perfectamente -murmuró ella lentamente-. No me gusta que digas que lo estamos.
-Vale -dijo, e instantáneamente la soltó.
-Y me debes una disculpa - murmuró Miley con tristeza.
El silencio se extendió interminable.
-Bueno -gimió Nick con un esfuerzo-. Tendría que haberme tragado el comentario sobre la pensión hasta que realmente sucediese. Ya que fui yo quien te pidió que te casaras conmigo y yo quien quiso compartir esta cama contigo, mis sospechas eran injustificadas e injustas.
El silencio se cargó de expectación, pero como respuesta a la admisión de su culpa, Miley se quedó dormida, agotada después del día cargado de emociones.
Se despertó al amanecer y lo miró dormir, totalmente relajado. Tumbado boca abajo en la cama, sin cubrir por la sábana, parecía más joven, menos amenazador, increíblemente sexy. Durante la noche se encontraron otra vez y se abrazaron e hicieron el amor con tal intensidad que Miley se ruborizó de sólo pensarlo. Era increíble que Nick la deseara tanto, aunque era evidente que el sexo era muy importante para él.
Pero eso no quería decir nada, ¿no? Una forma de liberar tensiones, pasión pasajera, lo consideraba él. Pero no iba a pensar en eso, se regañó. Viviría para el presente.

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