jueves, 10 de noviembre de 2011

Una deuda de Amor cap- 21

A Miley ni se le ocurrió preguntarle a Nick dónde pasarían la luna de miel. De una forma melodramática que desconocía en ella misma, su único interés era alejar a Nick de Demi lo más rápido posible. No podría haber soportado los nervios de verlos juntos, de observar cómo su hermanastra flirteaba y Nick entornaba los párpados para que no se notase su deseo de responder a sus coqueteos.
Nunca imaginó que podría sentirse tan enferma de celos o que la pudiesen invadir emociones tan desagradables. ¡Llegó hasta odiar a Demi y desear que desapareciese en una nube de humo como la bruja mala!
Pero cuando llevaban una hora de viaje, su enfado se volvió contra sí misma. Estaba perdidamente enamorada de Nick, pero hasta ese momento no había querido reconocerlo. Ahora sentía el dolor que había tratado de evitar, porque Nick nunca le demostraba su cariño.
Su amor era un accidente listo para ocurrir. Primero había sido su atractivo masculino, pero luego comenzó a pensar en él, preocuparse por él y quererlo. El sentido común la había abandonado y había acabado en la cama con él, no sólo arriesgándose como una tonta a quedarse embarazada sino también a un mayor desengaño.
Si no se hubiese ido a la cama con Nick, sería menos vulnerable, pero ahora... reflexionó Miley avergonzada, no podía mirar ese cuerpo delgado y poderoso exquisitamente vestido sin sentirse enferma de deseo y anhelo.
El helicóptero los llevó al aeropuerto, donde se subieron al jet. Miley se hizo la dormida durante el viaje. Cuando subió a un segundo helicóptero en Atenas, agradeció que fuese imposible hablar, pero se sorprendió de que Nick eligiese un lugar tan remoto. No era necesario irse tan lejos para satisfacer a Jasper.
Cuando aterrizaron por última vez, Nick la ayudó a bajar del helicóptero. Junto a ellos se extendía una playa de arena blanca y rutilante mar. El piloto cargó las maletas en un todoterreno aparcado al lado del puerto.
-Es una isla privada -informó Nick con considerable satisfacción-. Y la tenemos para nosotros solos.
Por supuesto, pensó Miley sin sorprenderse. No iba a querer gente alrededor que lo obligase a simular que estaba de luna de miel, besuqueándose todo el tiempo en un delirio de felicidad. Y no se le ocurrió mejor cosa que abrir la boca y decirlo.
-Tienes razón -asintió Nick, mirando su tenso perfil y el gesto triste de su boca-. Un delirio de felicidad no es un objetivo lógico en este momento. Has estado muy callada todo el viaje.
Miley trató de recordar cuándo había sido la última vez que se había dirigido a él.
-Demi sería mucha mejor compañía -le había dicho al dejar la casa-. Me podrías dejar en la costa y llevártela a ella. Total, Jasper no tiene por qué enterarse.
Se había quedado tan sorprendida como él de haber explotado de esa manera. Se tapó la boca con la mano y lo miró horrorizada sobre los dedos.
-¡Sólo estaba bromeando! -añadió abruptamente.
Frunció los ojos, que le relucieron como si de repente hubiese encontrado oro.
-¿De dónde sacaste la idea de que me interesa tu hermanastra?
-A la mayoría de los hombres les sucede -dijo Miley envarándose y escondiendo el dolor de sus ojos bajo las largas pestañas.
-Yo no soy como la mayoría de los hombres.
Pero ella sabía que las rubias altas y delgadas eran su tipo. Y mientras se despedían lo había estado estudiando. Había ignorado a Demi olímpicamente, lo que indicaba claramente que en realidad se sentía muy atraído por ella pero estaba decidido a ocultarlo.
Se hizo un silencio tenso en el que Nick apretó los labios y aceleró el todoterreno hasta una casa increíble que se hallaba tras la última curva, escondida por densa vegetación. Al llegar, bajó todo el equipaje y se dirigió a la puerta irradiando enfado por cada poro del cuerpo. 

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