La visita inesperada surgió detrás de Bruce. Era una atractiva morena vestida con una falda con estampado de leopardo y una camiseta haciendo juego que dejaba expuesto un ombligo con una exótica joya. Exhaló el aire sorprendida cuando vio a los novios. Por un momento su cara resultó la pintura de la incredulidad.
-¿Demi? -exclamó Miley encantada-. ¡Nick, ésta es mi hermana, Demi!
Entrecerrando los brillantes ojos, Nick se detuvo y miró a la morena que ahora sonreía.
-Hola Demi. ¡Qué pena que te hayas perdido la ceremonia por tan poco!
-Demi... éste es Nick... Nick Jonas -anunció Miley con orgullo de poder presentarle a su famosa hermana alguien digno de conocer.
-Todo el mundo sabe quién es Nick Jonas -dijo Demi con una mirada paternalista que intentó compartir con Nick, pero él simplemente la miró fijamente, sin mover un músculo de la cara.
-¿Cómo supiste dónde estaba? -preguntó Miley, aún en brazos de Nick y momentáneamente cegada por el flash del fotógrafo que se acercó a tomar una foto de su entrada.
-Dejaste tu dirección, querida, y cuando fui a casa de Nick me encontré con Bruce y lo convencí de que me trajera.
Bruce esbozó una débil sonrisa de disculpa en dirección a su jefe, que le respondió con una mirada que lo hizo envararse.
-Enhorabuena, Nick -logró decir-. Y, Miley, mis mejores deseos. Tengo que confesar... que ni me imaginé que esto sucedería.
-Me has quitado la palabra de la boca -dijo Demi, con voz un poco chillona-. ¿Pero no te encantan las bodas? ¡A mí sí!
Nick dejó al Miley en el suelo suavemente.
-Discúlpame, cara, tengo que hacer una llamada urgente -le susurró en un discreto aparte.
Demi cruzó el vestíbulo y le pasó un brazo por los hombros.
-Realmente te he echado de menos -confesó, mientras Jasper miraba con cariñosa aprobación el afecto fraternal.
Sorprendida por la inusual demostración por parte de su hermana, Miley rebosaba de alegría.
-Yo te he extrañado también. ¿Qué tal California?
Mientras Jasper se alejaba, Demi abandonó su sonrisa y se encogió de hombros con petulancia.
-No funcionó. Me volví a Londres, esperando que tú me recibieras en tu casa, pero...
-¡Oh, no! -exclamó Miley consternada.
-¡Y luego, cuando me enteré de que estabas en España con el querido Jasper, crucé los dedos y recé para que hubiera un hueco para mí! -Demi le estudió la expresión de consternación y culpabilidad de Miley con fríos ojos verdes-. Estoy sin blanca. No tenía otra opción.
-No, por supuesto que no -afirmó Miley fervientemente, con la esperanza de que a Nick y Jasper no les importara que Demi se quedase. Tenía ilusión de ponerse al día con las noticias de su hermana.
Nick volvió a su lado, y Miley notó que ahora era Bruce quien estaba al teléfono al otro extremo de la habitación.
Aunque Miley hubiese querido hablar con su hermana en privado unos minutos, se daba cuenta de que todos estaban esperando para desayunar. A la mesa, tenía a Nick de un lado y Jasper del otro. Demi acabó al lado del padre Navarro y, al no tener nada de qué hablar con él, se quedó silenciosa, bostezando ocasionalmente.
-Estoy tan contenta de que Demi esté aquí -le dijo a Nick tímidamente mientras cortaban la tarta-. Se ve que está cansada del viaje, pero ¿no es preciosa?
-Si ése es el color que te gusta, no creo que te quedase bien. Y todos esos tatuajes y agujeros deben de doler un montón. Tu hermana debe ser muy valiente.
-Sí que lo es. Las cosas no le salieron bien en California, pero lo está llevando bien.
Después de la comida Miley se fue al cuarto de baño a arreglarse el pelo. Cuando salió, se encontró a Demi paseándose fuera con expresión enfadada.
-¡Casi me duermo durante el desayuno! ¡Pensé que el castigo no terminaría nunca! -protestó tomando a Miley del brazo y encerrándose con ella en la primera habitación vacía que encontró-. ¡Tú, casada con Nick Jonas! ¡Me he quedado de una pieza! Y, obviamente, cambia mis planes. No me puedo quedar aquí si te acabas de casar.
-¿Por qué no? -preguntó Miley sorprendida.
-Usa la cabeza, Miley -dijo Demi irritada-. Ésta es la casa de Jasper. Y te irás de luna de miel a algún lugar exótico. ¡No me puedo instalar aquí con el anciano hasta que vuelvas!
-No te preocupes, como Jasper no está muy bien de salud, no iremos a ningún lado.
-Ya sabes que se me da muy mal cuidar enfermos, pero se ve que esta vez a ti te ha salido bien el tema -dijo Demi, con repentino rencor en los ojos-. Mira, ¿por qué no me haces un favor y me prestas un poco de dinero para que pueda salir de este sitio perdido y te deje disfrutar de tu maravilloso matrimonio?
La sorpresa de Miley crecía por momentos. ¿Qué le pasaba a Demi, que siempre era el alma de todas las fiestas?
-¿Un...un...préstamo?
-Te acabas de casar con un hombre rico -dijo Demi con una mueca de ironía.
Un incómodo color tiñó las mejillas de Miley.
-Demi, no puedo pedirle a Nick que te dé dinero...
-¿Por qué? ¿Acaso el banquero es agarrado con sus millones?
-Nick pagó las cuentas que dejaste pendientes cuando te fuiste a California -respondió incómoda, molesta por tener que mencionar las deudas de su hermana.
Demi se envaró.
-¿Conque Nick lo sabe?
-Sí.
-¡No fue culpa mía que me metiera en ese lío! -enrojeció Demi enfadada.
-No. Ya lo sé -Demi tenía una actitud demasiado generosa con el dinero ajeno, y eso sí que preocupaba a Miley.
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