domingo, 25 de marzo de 2012

El Regreso cap 10


QUIERO saber todo lo que te pasó en Montavia -murmuró Miley en tono so­lemne.
Nick la observó, sentada en el borde de la piscina. Salió del agua, completamente des­nudo y húmedo. Ella intentó concen­trarse, pero no podía.
Era media tarde del día siguiente y, tras haber comido en la habitación, habían decidido salir de ella. A Miley le dolía el cuerpo entero por la pasión con la que hacían el amor, pero había algo más importante, estar juntos; aunque no hablaran de nada en especial. Sabía que Nick sentía lo mismo porque ninguno de los dos quería dormirse a pesar de que estaban ex­haustos. .
-Lo del secuestro queda muy atrás, cara -dijo él secándose.
-Necesito saberlo... -insistió Miley.
Solo se oía a los grillos.
-Muy bien. Lo primero que hicieron fue ma­tar a mi conductor delante de mis narices -co­menzó Nick de repente. Se le tensaron los músculos y los ojos se le ensombrecieron-. A mí me metieron en la parte de atrás de una fur­goneta y me dieron una paliza. Rutina.
Miley sintió que se le iba el color de la cara y que le entraban ganas de vomitar.
-Pero, ¿por qué te buscaban esos soldados? ¿ Qué quería esa gente de ti?
-Algún idiota creyó que secuestrándome iban a conseguir que les condonaran las deudas del anterior gobierno por arte de magia -con­testó en tono de burla- Después, alguien un poco más listo se dio cuenta de que secuestrar a un banquero no iba a dar muy buena imagen en el mundo del nuevo régimen, por no hablar de las inversiones extranjeras –Miley asintió inten­tando no pensar en que lo habían golpeado. Las lágrimas le abrasaban los ojos- De repente, era un estorbo. Conseguí que no me mataran con­venciendo al jefe de que tenía tanto dinero que podía pedir un rescate a mi familia y hacerse rico -continuó.
-Y, entonces, resultaste herido otra vez...
-Cuando las fuerzas rebeldes atacaron, tira­ron una granada en la celda en la que yo estaba. Cuando recobré la consciencia, estaba en una camilla en mitad de la selva. Tenía las dos pier­nas rotas, no me podía valer por mí mismo, y estaba temporalmente cegado por la explosión -recordó con tristeza- Además, tenía un fuerte golpe en la cabeza. Me hice el tonto hasta que me inventé una identidad creíble para que mis rescatadores creyeran que estaba de su parte. Cuando había recuperado la movilidad sufi­ciente como para huir por la frontera más pró­xima, el hospital fue arrasado por las tropas gu­bernamentales.
-y no te atreviste a decir quién eras -añadió ella sintiendo la frustración que debía de haber sentido él.        .
-Los meses siguientes fueron los peores -ad­mitió Nick-. Pasé mucho tiempo aislado en celdas de castigo porque siempre estaba metido en peleas.
-¿Tú?
-Dos de los tipos que llegaron conmigo fue­ron asesinados por otros presos -contestó él con impaciencia- A mí también me habrían matado si no hubiera aprendido a defenderme. En aquel momento, estaba convencido de que me iba a pasar toda la vida encerrado, así que, durante un tiempo, no me importó demasiado lo que me sucediera, pero, cuando al cabo de unos meses, nos sentenciaron por nuestros supuestos críme­nes contra el Estado, me dijeron que me solta­rían en un par de años.
Miley juntó las manos con fuerza, dándose cuenta de la ingenuidad con la que había pen­sado en cómo lo habría pasado.
-Debió de ser muy duro -murmuró. Al ins­tante, deseó haber dicho algo menos tonto.
-Montavia me enseñó a valorar lo que tengo -contestó él agarrándola de la mano- ¡No quiero vivir en el pasado al que he tenido la suerte de sobrevivir! Perdí mi libertad, pero no perdí nada que realmente me importara. ¡Ahora que he vuelto, estoy decidido a deshacerme de todo lo que no quiero!
Miley bajó la mirada ante aquello. ¿Qué haría cuando le contara lo de Mark y Ashly? ¿A quién creería? Siempre había confiado más en su fa­milia que en ella, ¿verdad? Se imaginó a Nick deshaciéndose de ella tal y como acababa de decir. Seguramente, no perdería el tiempo averiguando si era o no culpable.
No podía quitarse de la cabeza lo que le había dicho el hombre del Ministerio de Asuntos Exte­riores. ¿Y si su amor por ella solo era una cosa temporal, una fase de transición? Nunca le había dicho que la quisiera. Sabía que se preocupaba por ella y que la deseaba físicamente, pero no era suficiente. ¿Cómo se lo tomaría si él decidiera de­jarla al cabo de unas semanas? ¿No sería lo más normal cuando se enterara del supuesto romance?
  -¿Qué te pasa? -preguntó él asustado por su cambio de humor.
-¡Nada! -contestó ella quitando la cara- Es­taba pensando cómo conseguiste llegar antes que yo ayer.
-Me fui de la reunión del banco antes de lo previsto -ella asintió confusa- En cinco años, el banco ha tenido tres directores, así que los constantes cambios en la política que se debía seguir y la mala gestión han hecho que los be­neficios bajen. Quieren que vuelva, a pesar de todo. De hecho, quieren que vuelva el Nick de antes.
  -Entonces... eh, ¿por qué te fuiste tan pronto ,de la reunión?
  -Porque no quiero presiones ahora que acabo de volver. El Banco Jonas tendrá que espe­rar.
Miley tragó saliva con fuerza al oír aquello que no creía que nunca oiría. Antes de desapa­recer, Nick había vivido por y para el banco, los mercados de valores y los negocios. Era un adicto al trabajo que trabajaba de doce a dieciocho horas diarias. A su pareja la veía entre citas, viajes al extranjero, reuniones de nego­cios y cenas, lo que ocupaba buena parte de la semana.
-Dentro de aproximadamente tres semanas, tengo otra reunión en Roma. Seguramente, mis colegas italianos comprenderán mejor lo que un hombre quiere después de no ver a su mujer du­rante tanto tiempo... comentó él sonriendo di­vertidamente perverso.
-¿Ah, sí? -dijo Miley con el pulso acelerado. . Aquella mirada suya tan sensual la hacía mare­arse como si fuera una adolescente.     .
-Sobre todo, cuando el tipo del que habla­mos sabe que antes su mujer era una de las es­posas más desatendidas de Londres...
-Pero solías atenderme en la cama...
-Sí, pero no conseguía llegar muy lejos, ¿ verdad? Me tenías a pan y agua...
-Ya no -contestó ella viendo claramente los errores que había cometido durante los prime­ros meses de su unión.- Aquel hombre tan guapo con el que su mujer no quería acostarse, cuando él tenía todo el derecho del mundo... Otros no lo hubieran aguantado.            ,
-Aquello hizo que te deseara cada día más... -rió Nick abrazándola-. De hecho, no me importa confesar que tú y tu actitud me propor­cionasteis momentos de excitación estupendos. Eso sin hablar de la noche que me di cuenta de que estabas mordiendo la almohada para no emitir ni un ruido. Supongo que no querías que creyera que te podía estar gustando...
-No... ¡Era porque tu hermana estaba en la habitación de al lado - contestó Miley roja como un tomate.
  -Per amor di Dio... ¿Estabas pendiente de eso? -preguntó Nick mientras la metía en el agua color turquesa de la piscina- Yo nunca pensé en ello. Eras una cría... y querías elegir los momentos oportunos, ¿verdad? Justo ahora que te iba a persuadir para que te quitaras el bi­quini e hiciéramos el amor al aire libre... -a Nick se le quitó la expresión seductora de la cara en el preciso instante en el que oyó el batir de las aspas de un helicóptero sobre sus cabe­zas-. ¿Qué demonios es eso? -preguntó indig­nado.
-y tú como tu madre te trajo al mundo. ¿Y si son periodistas? -murmuró nerviosa- Sé que te encanta el riesgo, pero si Joe creía que las acciones de bolsa podían bajar por que te vieran en vaqueros, ¿qué pasaría si te descubrieran completamente desnudo? -los dos se quedaron boquiabiertos al ver que el aparato sobrevolaba sus cabezas y se dirigía a un lateral de la villa - ¿Tenemos visita?
-Pequeña brujita -gimió él agarrándola de la barbilla y besándola con una fruición que hizo que ella se olvidara de helicópteros, visitas e in­cluso del hecho de que estaban en el agua.
Nick la agarró del trasero y la empujó contra él para que sintiera su salvaje erección, tras lo cual dijo algo en italiano con impacien­cia-. ¿Quién aparte de la familia sabía que esta­mos aquí?
Pasaría algún tiempo antes de que Miley su­piera la contestación a esa pregunta. Nick se vistió rápidamente en el vestuario situado junto a la piscina y ella agarró una toalla y subió a cambiarse a su habitación.
Al bajar, entró en el salón principal, una es­tancia grandiosa decorada como un palacio, con tapices y muebles maravillosos. Incluso Nick había quedado impresionado en aquella sala cuando había estado dando una vuelta por la casa el día anterior. Miley reconoció rápida­mente a la pelirroja que estaba sentada sola en un sofá.
-¿Darcy? ¿Qué haces aquí sola? -se apresuró a decirle.
-Bueno, tu marido y el mío, ante la emoción del reencuentro, se han olvidado de mí. ¡Los he visto salir a la terraza con una copa! -contestó la aludida poniéndose en pie, elegantemente vestido con un vestido turquesa.
-Oh, querida... -contestó Miley mirando por la ventana a ver si los veía. No estaban.
-Me alegro tanto por vosotros -dijo Darcy agarrándola de la mano con cariño No podía parar de llorar cuando me enteré y Luca se mo­ría por verte -continuó con un brillo de disculpa en los ojos.
  -Lo entiendo -contestó Miley pensando en Luca Raffacani, el banquero italiano que era el mejor amigo de su marido-. ¿Habéis traído a los niños?
-¡No, por Dios! Ya es suficiente con nosotros dos. ¡ Cinco habría sido demasiado!
-¿Cinco? -Miley se dio cuenta de cuánto ha­cía que no se veían- ¿Has tenido otro? Por Dios, cuánto tiempo sin vernos. Zia debe de te­ner ocho años y estuvimos en el bautizo de Pie­tro poco antes de la desaparición de Nick - recordó.
-Tuve una niña hace dos años...Miley, eso ahora no importa -dijo Darcy preocupada- ¿Te acuerdas de la última vez que Luca te llamó es­tando en Londres?
-Sí, claro que me acuerdo -contestó Miley. Tras la desaparición, siempre que Luca iba a Londres por negocios se pasaba a verla. Joe y Selena se empeñaron en estar delante cuando Luca iba y Miley nunca tuvo oportunidad de es­tar con él a solas.
-Bueno, Luca estaba muy disgustado por cómo te estaban tratando los hermanos de Nick. Me dijo que el ambiente estaba envene­nado -le dijo Darcy con complicidad Te íba­mos a pedir que te vinieras a vivir con nosotros, pero no nos dio tiempo porque...
-Me fui de Londres y desaparecí yo también- apostilló Miley. ¿Hasta dónde había descu­bierto L,uca? ¿Estaba Darcy intentando decirle que Luca le estaría contando lo mismo a Nick?
-Luca intentó localizarte por todos los me­dios.
-Os lo agradezco mucho, pero me las apañé bien sola. Creo que debía asumir yo sola la de­saparición de Nickk. No habría servido de nada que hubiera descargado mi tristeza sobre otras personas -contestó Miley descolgando el teléfono para pedir unos refrescos. Le tembla­ban las manos.
-Me parece que te estoy dando una impre­sión que no es -se apresuró a tranquilizada Darcy-. Luca y yo hubiéramos querido hacer algo para que la situación no se hubiera ido de las manos.



Ya vieron los juegos del hambre me la recomiendan (? tngo curiosidad por verla ya lei los libros me gusto mas el 2 y el 3ero "Huye y Sinsajo", Soy team Gale y no tiene nada que ver el Liam xq me es indiferente aunq me gusta Katnnis con Peeta hay ya no se, son lindo los 3 personajes.

2 comentarios:

  1. awww me encantooo seguilaaa!!!!!!!!!
    o subi un maraton!!!

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  2. ME ENCANTO EL CAPI!!!!!! SEGUILA PORFA!! MUERO POR LEER EL PROXIMO CAP !! SEGUILA PRONTO JAJA , BESOTESS

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