sábado, 11 de junio de 2011

FELIZ DIA NILEY y mini-maraton SUMISA cap-10

1.- feliz dia a todas en este dia tan maravilloso hoy hace 5years inicio una historia de amor que siempre vivira en nuestros corazones y que no tiene final.
Encerio estoy feliz y me entere que miley regreso precisamente hoy a twitter coincidencia? mmmm happy happy, escriban como se cienten en este dia.
11-6-06 FOREVER.
por un infinito 11 de junio a todas
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10mo CAPÍTULO.
 NO ME HAGAS ESPERAR
.-
Una brisa susurró a través de las hojas y las flores de alrededor de ellas, mientras todo el mundo esperó impacientemente que Miley obedeciera. Ella tragó saliva después del torrente de timidez al pensar en hacerle a ella lamer a las mujeres. Una cosa era tener sus manos y sus bocas en ella, otra era ser la única succionando y lamiendo.
Liam la empujó fuera de su regazo, obligándola a levantarse. Su po*lla se deslizó a través de su piel desnuda y ella no podía evitar imaginar lo que sería estar con Nicholas y el Liam al mismo tiempo.
-Limpie a las chicas,- repitió él, con un tono más duro en su voz, y ella supo que él estaba disgustado porque ella no había contestado aún. Ella ciertamente no quería ese látigo en su trasero otra vez.
-Sí, Liam-. Ella se tambaleó en sus tacones a través de la sala hacía las gemelas, el calor llenándola cuando pensó acerca de lo que ella estaba a punto de hacer.
Nicholas está observando a las gemelas que estaban sentadas sobre el banco, y Miley se arrodilló entre los muslos de Selena. El suelo estaba duro contra sus rodillas, pero los muslos de Selena eran suaves alrededor de su cintura.
Con vacilación, Miley se inclinó hacia adelante y le dio un golpecito con su lengua a lo largo de una corriente de semen que bajaba rodando por el pecho de Selena. La Esclava sexual suspiro y cogió el pelo de Miley en sus manos.
Miley quiso que esto terminara lo más pronto posible. Ella lamió más rápido, con más propósito, y se asombró al comprobar que cuando degustó el sabor del semen de Nicholas, este sabía diferente con la sal de la piel de Selena. El nerviosismo subió vertiginosamente por la barriga de Miley cuando ella lamió un camino de semen hasta el pezón de la mujer. Puramente por curiosidad, ella chupó fuerza un pezón, dibujándolo en su boca y ligeramente yendo a toda prisa al otro. Selena gimió y empujó su pecho más adentro en la boca de Miley. Selena olía a semen y a los jugos de entre sus muslos, y una fragancia cítrica ligera que agradaron a los sentidos de Miley.
Ella encontró la percepción del pezón inusual en su boca. Suave, pero duro, y el círculo de alrededor del pezón estaba arrugado y lleno de baches para su lengua. Apenas consciente de cualquier otra cosa a su alrededor, Miley movió su boca al otro pezón de Selena y la succionó a pesar de que allí no había más semen. Después de ir a toda prisa en los pezones Selena, Miley terminó de lamer el resto del semen de Nicholas del cuerpo de la mujer. Él aun se había corrido en la cara de Selena, y Miley la lamió, también. Cuando ella le dio un golpecito a una gota de la esquina de la boca de Selena, la mujer dejó escapar un suspiro suave y revolvió sus labios para Miley. Se besaron un beso largo y dulce que hizo que el corazón de Miley corriera a velocidad.
-Demi está a la espera,- vino la voz de Nicholas, brusco e intenso como si fuera estuviera enfadado más allá de lo normal.
Miley quebrantó el beso, apenas refrenando una sonrisa. Ella esperaba que la po*lla de Nicholas estuviese tan dura que pudiera atravesar sus pantalones.
Ella estaba ciertamente muy caliente por sus palabras y por estar lamiendo y besando a las mujeres, frotándose en otro hombre delante de su “Amo”, y siendo besada y acariciada por mujeres y hombres extraños, era increíblemente erótico.
Ella dejó a Selena para arrodillarse entre las piernas de Demi. La bella mujer abrió sus muslos, y Miley olió sus jugos. Antes de que ella tuviese posibilidad de recobrar el aliento, Demi la besó fuerte y con hambre. Miley suspiró en la percepción del beso, y luego apartó su boca, le lamió el semen de la mejilla de Demi. La Esclava sexual empezó a pellizcar y a tocar los pezones de Miley mientras ella le daba un golpecito con su lengua a lo largo de las huellas de semen, pasando sobre el cuello de Demi, hasta sus senos.
-No hay vuelta de hoja, cariño-. La voz de Nicholas estaba más ronca. Límpiela bien.
Demi se emociono y se excito más, sus manos agarraron el pelo de Miley. Miley disfrutó de prestar atención a los pezones de la mujer en la misma forma en que había succionado los de Selena.
Cuando terminó, se sentó de en el suelo, su manos en su regazo, y contempló a Nicholas. -¿Qué quiere que haga ahora, Cariño?- Preguntó ella, esperando que él le permitiese correrse.
Él acarició un mechón de cabello que había caído en su cara y se lo colocó detrás de la oreja. -Yo creo que es hora de almorzar-.
Miley estaba avergonzada. Ella se sentó a la mesa del almuerzo, sola con Nicholas, su cuerpo entero ardiendo de vergüenza cuando él la obligó a almorzar con su sostén todavía bajo los pechos. Sus pezones la traicionaron, arrugándose y convirtiéndose en picos duros, tensos, y su coño chorreado con más humedad.
¿Maldita sea, cómo le podía él hacerle esto? Aún en cierta forma ella se animó, y ese pensamiento le hizo pasar aun más vergüenza.
Su única consolación era que tanto las mujeres como los hombres que había sentados en otras mesas estaban tan desnudos como ella, si no más. Alrededor de ellos había otras parejas, tríos, y grupos más numerosos. Los despliegues manifiestos de sexualidad eran obviamente la norma, como lo eran la desnudez y la semidesnudez. Caramba, una vez que la mortificación de Miley disminuyó, ella se permitió echar un vistazo alrededor y vio esclavos de todas las formas y los tamaños, y de ambos géneros, quienes estaban completamente desnudos. Muchos llevaban también correas.
Pero ella todavía encontró sus manos aflojando hasta sus pechos, queriendo ahuecarlos, esconderlos.
-Alto-. Nicholas colocó su mano encima de la de ella y chocó con sus ojos. La electricidad silbó a través de ella por su roce. -Tú debería enorgullecerse de exhibir tan bellos pechos-. Sus ojos se estrecharon con lo que pareció ser lujuria. -Ahora mismo quiero llevarte a nuestro cuarto, zurrar tu culo, y follar hasta que tú no puedas caminar.
Miley tragó saliva. Sus palabras, la ronquera en su voz, la forma que él la miró, todo la puso tan caliente que ella apenas lo podía aguantar. Desde que hoy ella no había tenido permiso para tener un orgasmo, ella estaba tan excitada y caliente que estaba segura que podría correrse con una simple rozadura de la correa de su tanga contra su clítoris.
No. Ella no sucumbiría. Ella no le daría a Nicholas la satisfacción de permitirle castigarla otra vez.
Estaban sentados en una mesa en un bello patio rodeado por vegetación exuberante y una colección variada de flores de colores. El brillo de sol de la tarde calentaba toda la piel dejada al descubierto, y el aire olía bien, a rollos asados a la parrilla y pollos recientemente asados al horno, y a las carnes asadas. El perfume adicional de flores y el aire fresco la relajaron un poco.
El camarero trajo a Nicholas la comida que había pedido para ellos, y Miley se encontró evitando sus ojos, todavía avergonzada por llevar sus pechos desnudos. Cuando ella trató de alcanzar su vaso de Chardonnay, sintió el peso del tirón de la tira de cuero del tanga contra su clítoris acariciándola, y el collar suave de cuero pareció un poco más apretado de lo que lo tenía antes. Quizá era el hecho de que tenía una excitación fuerte desde hacía tiempo debajo de su vergüenza y su lujuria hacia Nicholas.
Sobre el borde de su copa ella le estudió, admirando su perfil cuando él dijo algo al camarero. Las facciones de Nicholas eran fuertes y masculinas y a ella le gustaba la forma que él enfocaba la atención en lo que fuera la tarea estaba ante él, ya sea que estuviera en la sala de juntas, o aquí en el centro vacacional, dominándola.
Su mano tembló cuando ella cuidadosamente coloco la copa sobre la mesa. Simplemente el pensamiento de lo que él podría tener en mente para ella le produjo un escalofrió de excitación.Tranquila, se dijo a sí misma, tú es una Vicepresidente de una corporación importante recuérdatelo, por el bien de Cristo.


Ella era confiada, segura de sí misma, en el control de sí misma y de su ambiente.
¿Por qué se sentía de esa manera con respecto a Nicholas? ¿Le gustaba que la cuidase, y hacer cualquier cosa que él le ordenara que hiciera?
Cuando el camarero salió, Nicholas le dijo, -Cómete su almuerzo antes de que te devore delante de todo el mundo-. Esos ojos azules increíbles ardieron al encontrarse con lo de ella, y diciéndole que él quería decir exactamente lo que había dicho.
-Sí, Cariño,- logró decir ella antes de enfocar la atención en el plato que tenía delante. Ella lentamente se comió su salmón, bañado en alcaparrones y mantequilla de limón. El brócoli, las zanahorias, y un arroz amarillo, las verduras estaban crujientes, como a ella le gustaban, y el arroz silvestre estaba cocinado a la perfección.
-Esa es mi chica,- dijo Nicholas, y ella estaba segura que oía humor en su voz. Sin duda por la forma en que ella devoraba su comida. Después de todo ese sexo, bien, casi sexo de su parte, ella estaba hambrienta y era voraz.
Cuando se hubo comido su último mordisco de salmón, ella miró hacia arriba para ver a Nicholas observándola. Su plato vacío fue empujado lejos de él, sus brazos doblados encima de la mesa, y él la contempló fijamente. Miley nadó en sus ojos azules como el mar, y no podía saber si era el vino o la admiración por Nicholas lo que la afectaba.
-Acércate más a mí-. Él cogió su vaso de Chardonnay, y lo inclinó lo suficientemente cerca para que sus labios y su aliento ofuscado rozaran el vaso.
La barriga de Miley revoloteó cuando se apoyo más cerca de él, sintiendo su calor contra ella.
Nicholas tomo un sorbo de vino, y luego colocó el vaso en la mesa. Él puso los dedos en su pelo y la beso en los labios.
Miley los abrió para él, esperando el empuje de su lengua. En lugar de eso él le lleno con el vino de su boca la de ella. Su mundo dio vueltas. El vino era mucho más intoxicante llegando de él, el calor del fluido pasó por alto su boca y bajo por su garganta. Ella se derritió tan completamente contra de él que perdió el rastro de sí misma y de todo lo de alrededor de ellos. Él colocó su mano contra la espalda de ella, aplastándola más fuerte contra él, embistiendo sus senos contra su camisa suave de cuero.
Lo último del vino pasó de su boca para la de ella y luego su lengua lo reemplazó, ahondando en su calor como para hacer un reconocimiento de lo que fuera posible de ella. Ella agarró con fuerza sus puños en su camisa, su lengua encontrando la de él. Él sabía a vino y a varón puro, y tenía olor a perfume limpio de jabón y a loción para después de afeitarse, todo mezclado.
Ella se aferró más fuerte a él, lo suficiente para no quebrantar el beso, no queriendo perder el contacto precioso entre ellos.
Nicholas respiraba fuerte, dejando que su respiración jadeante, y su aliento entrara fuerte y en boqueadas hambrientas en su boca. Su cuerpo tembló de necesidad por él, para lo que él le diera, y su mente apenas podría concentrarse alrededor del deseo increíble que ella sentía por el hombre.
Sus ojos la atraparon, la sujetaron. -Toma esto,- le dijo él en una voz ronca que le dijo a ella que él estaba tan excitado como ella. Por un momento ella no supo lo que él quiso decir, pero cuando él recorrió con la mirada a su Chardonnay ella alcanzó la copa con una mano temblorosa. Sus dedos apenas se agarraron del vaso cuando ella se lo llevo hacía sus labios, y se lamió una pequeña gota de vino que le había caído encima de su barbilla mientras tomaba un sorbo de vino y aguantándolo en su boca para él, no tragándoselo.
Cuando ella colocó el vaso en la mesa, Nicholas se acerco otra vez a su boca. En lugar de besarla otra vez, él le dio un golpecito con su lengua, aceptando con entusiasmo las caídas de vino en su barbilla.
Él lentamente movió sus labios en los de ella y abrió su boca. Ella le alimentó con el vino, dejándole gotear de sus labios encima de su lengua.
Nicholas se expresaba con gemidos y se hicieron pedazos los labios conjuntamente, él agarró con fuerza su pelo tan fuerte que el dolor la sobresaltó, pero rápidamente se mezcló con el placer, uniéndose al beso increíble.
Cuando saco su lengua de su boca y levantado su cabeza para mirarla directamente a los ojos, y deslizó una mano por su pelo hasta acariciar el lado de su cara. Miley se apoyó en su palma, el sentimiento casi tan excitante que sus músculos y sus extremidades ya no la mantendrían.
Él tocó el puente de su nariz con un dedo y le regalo a ella una sonrisa sensual. -¿Sabías que he querido besarte desde el primer momento en que te vi?
El corazón de Miley golpeó un poco contra su pecho. -pensé que usted apenas sabía que existía, Cariño.
-¿ Cómo podría yo no verte? Tú caminas a grandes pasos en la oficina con tal confianza y tal gracia que tú acaparas mi aliento.- Él sonrió mientras acariciaba con un dedo su nariz. -y ahora tú eres mía.
Su superior brevemente nadó con sus palabras, pero ella se recordó a sí misma cómo fácilmente él la había entregado a otro hombre. -Para este fin de semana sí, Cariño-.
Él sonrió. -Ven conmigo. Te mostraré el sitio-.
Miley tomó aliento temblorosamente e inclinó la cabeza. Ella no supo le había ocurrido, pero lo que fuese que ocurría le dio un susto mortal a ella. Aún más que toda la esclavitud y los castigos que él se había sacado de entre las manos hasta ahora.
Nicholas y Miley pasearon por los alrededores cogidos de la mano. Él sujetó la correa, también, pero necesitaba el calor de su mano pequeña en la de él.
Él no podría hartarse de ella. Él sabía que nunca lo haría. Él disfrutaba de todo acerca de ella. La forma que ella no se echaba atrás en la sala de juntas cuando fuertemente discutía de un asunto. La forma que ella estaba dispuesta a cumplir un compromiso. La forma que ella trataba a sus empleados con justicia, pero con la firmeza de un buen gerente.
De observarla completamente, él sabía ella era una buena y leal amiga para sus amigos, y que se desviviría por ellos. Ella era honesta y cariñosa.
Y un bledo, pero ella era bella. Sus pechos primorosos, su pelo bastante negro, sus curvas suaves, y sus largas piernas. Dios, él quería follarla. Se refreno, echando mano de su control para evitar tumbarla ahora mismo encima de la hierba y meterle la po*lla* en su coño caliente ahora mismo y delante de todo mundo en el maldito centro vacacional.
No. Él esperaría hasta que estuviesen solos como había planificado, y luego la tendría.
Él en el pasado siempre había disfrutado observando a sus mujeres mientras otros hombres y mujeres les daban placer. Hoy, sin embargo, había sido difícil. Por más que le había animado, él se había encontrado queriendo apartar a Miley y obligarla cumplir solo con él.
Pero él estaba pensando en esta noche, en la mazmorra. Él no podría esperar a verle a ella afrontar el placer que le iba a dar, como nunca antes lo habría sentido.
Pero primero quería que ella le diera placer a él.
Sus pasos eran más rápidos mientras se acercaban a las cabañas, y él tuvo que obligarse a bajar la velocidad. Miley se tambaleó en sus tacones mientras caminaba por el césped disparejo y a él le pareció que ella perdía ligeramente el equilibrio y su cuerpo casi desnudo rozó contra el suyo.
Cuando alcanzaron la tienda de campaña elegante, Nicholas empujó el alerón de la puerta y observó la cara de Miley cuando ella entro.
Era absolutamente decadente, pensó Miley cuando contempló alrededor del cuarto enorme. Parecía la tienda de campaña del harén que un sultán podría tener, cada pulgada del suelo estaba llena de almohadones con brocado bordado, y con tapices exquisitos colgados a lo largo de las paredes. Tenía olor a las especias exóticas y a incienso ligero de sándalo. Un palo de oro alto en el centro de la tienda de campaña soportaba el cielo raso que se levantaba muy por encima de sus cabezas.
Contra una pared de la tienda de campaña, ella también vio dos camerinos. Al lado de ellos había una colección de látigos, bufandas, y floggers de tamaños y colores diferentes, colgando de la pared del cuarto de vestir. Miley se mordió el labio inferior, preguntándose qué tendría en mente Nicholas. Él estaba todo el tiempo asombrándola.
Ella miro hacía los ojos de él y chocó con sus ojos azules, y vio un brillo taimado mezclado con lujuria.
-Entra aquí dentro- dijo él. Él tiró de su mano y ella se tropezó con una almohada, apenas manteniendo el equilibrio mientras él la conducía al vestidor. Él tiró a un lado la cortina y ella vio un traje de oro tan brillante como lo que una chica del harén podría llevar puesto. Él saco las prendas de vestir de la percha y le dio un sujetador y un pantalón. -Pónte esto.
Ella se puso la penda sobre el pecho, el material sedoso sensibilizando sus pezones tensos. -Sí, Cariño.
-Déjate puesta tu correa, y tus tacones, también.
Nicholas agarró su barbilla y arrastró su pulgar sobre sus labios. -Y no me hagas esperar.
Miley tembló por su roce. -Sí, Cariño,- dijo ella cuando él salía, dejando la cortina que la cayese cerrando detrás de él.
Ella cambió de dirección y percibió un movimiento por el rabillo del ojo, viendo su imagen en el espejo colocado en un lado del vestidor. Por un largo momento ella clavó los ojos en sí misma, sus ojos abiertos con vergüenza.


Su pelo bastante oscuro colgando sobre sus hombros, viéndose desgreñado y azotado por el viento, y sus senos desnudos levantados con el sostén colocado debajo de ellos. Sus pezones estaban tensos y su piel estaba ruborizada. Ella vio a una mujer que actuaba de forma caprichosa, y que desesperadamente necesitaba ser follada.
Al principio ella no recordó la orden de Nicholas de no hacerlo esperar. Ella iba vestida con su correa, su sostén, y sus tacones, y rápidamente se coloco la seda transparente por sus brazos. La parte superior no sujetaba, y con cada movimiento que ella hacía se revelaban sus pechos. La parte superior de los pantalones era de seda, pero las piernas eran transparentes, y podía ver el triángulo de rizos entre sus muslos.
Una emoción se movió errática y ligeramente a través de la barriga de Miley, y ella esperaba que esto quisiese decir que Nicholas finalmente la follaría.
-Miley-vino la voz de Nicholas desde el exterior del vestidor con una nota de advertencia en su tono. Ella rápidamente tiró a un lado de la cortina y dio un paso pisando las almohadas aterciopeladas del suelo de la tienda de campaña.
En los ojos de Nicholas ardía una llamarada y su mandíbula estaba apretada, como si se refrenara a sí mismo. Él se veía absolutamente masculino y hermoso. Los músculos en sus bíceps se flexionaron cuando él doblo sus brazos sobre su pecho bien formado. Su cintura estrecha que recortaban las caderas y los pantalones del sultán de seda de oro que cubrían sus largas piernas. Su erección era una protuberancia enorme contra la seda.
Ella tomó aliento profundamente y coloco las manos detrás de la espalda, se irguió, y bajo su mirada, esperando que él no la castigase por la falta de protocolo.
-Muy bien- dijo él y ella tembló por su tono ronco. -Ven a mí-.
Miley obedeció, conservando sus ojos bajos. Las almohadas de terciopelo y de brocado eran suaves y gruesas bajo sus pies desnudos, y tuvo que observar donde pisaba evitar tropezar.
-De rodillas, cariño,- dijo él con una voz ronca y con deseo cuándo ella le alcanzó.
Miley obedeció, sintiendo la blandura de las almohadas bajo sus rodillas cuando se arrodilló. Ella observó como él se frotaba su erección a través de sus pantalones de seda, y luego liberado su po*lla a través de una abertura que ella no había visto antes.
Él puso su mano en su pelo y la guió hacía delante a fin de que sus labios fueran hacia la cabeza de su po*lla*. Una gota de semen refulgió en la ranura, y ella se relamió los labios.
-Succióname, mi chica de harén,- dijo él agarrándole con fuerza su pelo, -Te recompensaré bien si tú haces bien su papel, para mi ficción.
Su barriga se retorcía con excitación y ella comenzó a alcanzar su po*lla con una mano cuando él la detuvo. -Usa sólo tu boca,- dijo él.
-Sí, Cariño-. Ella cruzó sus manos en su espalda, esperando que le pudiera complacer usando sólo su boca.
Con su mano todavía agarrada con fuerza en su pelo, él hizo que su po*lla* entrara en su boca cuando empujó hacia delante sus caderas. Miley le tomó, llegándole la po*lla* hasta su garganta. Ella lamió y chupó y gimió cuando él folló su boca.
-No hay vuelta de hoja, cariño-. Él gimió empujando más adentro aún, y la seda de los pantalones de sultán acarició su cara cuando él movió sus caderas contra ella. -Ahora mírame.
La mirada de Miley encontró la de él que observaba su po*lla* llegar a una nueva casa y dentro de su boca. Sus senos los hizo rebotar bajo su sostén de seda de oro mientras llegaba al final, y la seda se restregó sus pezones hasta que ella pensó que gritaría de la sensación. Su coño dolió y sus jugos humedecieron el material de sus pantalones de harén. Ella quería meterse los dedos en sus pliegues para apaciguar la necesidad; Para traer su ego para lo que ella sabía que sería un orgasmo destructivo.
Nicholas gimió y ella cubrió con la lengua su po*lla* cerro herméticamente su boca. Tal como ella pensaba él se iba a correr, él movió hacia atrás la cabeza de ella y saco su erección de entre sus labios.
Ella observó como él cerro sus ojos por un momento e inclino su cabeza hacia ella. Ella sabía que él peleaba por tomar el control y ella consideró que tras la oleada de placer él tenía que batallar duro para abstenerse de correrse.
Su voz fue un trueno bajo cuando él soltó su pelo y gesticulo hacia el mástil de la tienda. -Túmbate sobre tu espalda, y coloca tus brazos por encima de tu cabeza y agarrando el palo.
-Sí, Cariño-. Los escalofríos la recorrieron de arriba abajo por la columna vertebral cuando ella se recostó contra las almohadas y levanto sus brazos hacia arriba. La parte superior del sostén se abrió involuntariamente y ella casi sonrió abiertamente cuando Nicholas dio un gemido bajo, su mirada clavada en sus pechos desnudos.
-No te muevas,- él hizo el pedido mientras se cambiaba de dirección y moviéndose hacia la pared de objetos que ella había visto cuando entro. Cuando él regresó llevaba una bufanda de seda de oro en una mano y en la otra cerrada con fuerza alrededor de algo que ella no podía ver.
Él se movió detrás del palo donde estaba fuera de su vista, luego cogió sus muñecas con sus manos. Rápidamente él la amarró al palo, las ataduras cómodas contra sus muñecas.
Cuando él le regresó a ella, se arrodilló entre sus muslos, aproximándose a ellos de manera que ella tenía una buena vista de él. Ella sintió la brisa de aire frío en contra de sus pliegues mojados a través de la entrepierna de los pantalones.
Nicholas abrió su mano y ella vio dos tenazas con abalorios de oro colgando de ellas. Ella recobró su aliento cuando él llevo una hacia pezón y comenzó sujetarlo con eso.
En el mismo momento en que el dolor la recorrió hizo que se quedara sin aliento, pero entonces ella empezó a arquear su espalda por el placer, su cuerpo mendigando más. Él sonrió y le sujetó el otro pezón desnudo y ella se mordió los labios para abstenerse de gemir. Las tenazas apretaban mientras Nicholas mordía sus pezones, y los abalorios colgantes ligeramente acariciaron el abultamiento de sus pechos. El placer y el dolor fueron increíblemente eróticos y ella estaba aún más excitada de lo que había estado antes, lo cual definitivamente decía algo.
-Tú eres tan bella, bebe-. Él cogió sus pechos y les dio un masaje, y ella sintió como la sangre se iba directamente en carrera a su cabeza. -No puedo esperar para follarte.-
-Sí, Cariño-. Miley levantó sus caderas en una súplica para que él la tomase.
Nicholas se expresaba con gemidos y cogió su po*lla* en la mano. Él le trajo la cabeza hacia los pliegues, y la frotó en contra de su carne resbaladiza. Ella tiró hacia arriba sus caderas lo suficiente para tratar de alcanzarle, al mismo tiempo ella se retorció con la necesidad de tenerle profundamente dentro de ella.
Él acarició su clítoris con la cabeza de su po*lla* mientras mantenía su mirada enfocada en la de ella. -¿Estarás lista?
Miley casi gritó. -Sí, Cariño. Por favor folleme. Folleme tan duro como pueda-.
Nicholas  dio una apariencia de satisfacción el momento antes de que él introdujese su po*lla* dentro de ella.
Esta vez ella gritó. Vino de la nada, conmocionándola en la misma forma que su organismo se escandalizó en cuanto la llenó y la acostó en posición horizontal. Ella bombeó sus caderas con el ritmo de él. Ella tiró fuertemente de sus caderas sedosas, suficiente para salirse de control bajo él. Queriendo pasarle las uñas a lo largo de su espalda, hasta su trasero apretado donde ella le agarro con sus piernas cuando fuerza cuando él entró dentro de ella.
Él la folló tan rápido que su cabeza se dio contra el palo y sus caderas magullaron el interior de sus muslos. La tienda de campaña pareció formar remolinos alrededor de ella, los colores brillantes haciendo juego con las sensaciones increíbles que ella experimentaba. Las tenazas tirantes en sus pezones, la seda del pantalón de él y la gasa del sostén rozando contra su piel. Notando cada embestida de Nicholas empujaba dentro de su coño.
Ella estaba así cerca de correrse, así que es el final. ¿Vagamente ella se acordó de que se había corrido sin permiso antes y apenas se abstuvo de irse por el borde antes de que le preguntase, -Por favor puedo correrme, Cariño?
-Todavía no-. El sudor bajó rodando por su mandíbula fuerte y su pelo oscuro estaba húmedo alrededor de su cara. Sus brazos fueron reforzados para tampoco estar de acuerdo con su cabeza y sus bíceps se hincharon.
Miley gimió, así cerca de correrse sabía que no podría aguantar mucho más. ¡Y luego él gritó, -Corete para mí, bebe!- Y su mundo se salió fuera de control cuando ella grito. Su clímax le pegó tan poderosamente que su cuerpo tomó posición con un temblor secundario después de otro.
Nicholas gritó y ella se notó su po*lla* bombeando dentro de su coño, su calor la llenaba. Él se corría dentro de ella.
Él cayó encima de ella, simplemente sus brazos tensos para no aplastarla ya no lo aguantaban. -Dios mío, Miley-. Su respiración vino fuerte y en un suspiro. -¿Qué me has hecho?
Ella respiraba con tanta dificultad que no podía pronunciar ni una palabra, ni haciendo un intento. Los espasmos continuados para mecer su cuerpo, su coño agarrando con fuerza alrededor de la po*lla* de Nicholas, que todavía estaba enterrado dentro de ella.
Él soltó un gemido bajo y rozo sus labios sobre los de ella. -Tú eres mía, bebe. Toda mía-.

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